Victoria Camps: "El estado de bienestar no se ha desarrollado de acuerdo con las nuevas necesidades"
CATEDRÁTICA EMÉRITA DE FILOSOFÍA MORAL Y POLÍTICA
Camps, catedrática emérita de Filosofía moral y política de la Universidad Autónoma de Barcelona, publica 'La sociedad de la desconfianza', ensayo en el que apunta las causas de un país fracturado socialmente y en el que predomina el escepticismo y el egoísmo
¿Cuáles son los principales desafíos que afronta nuestro presente? ¿Cuál es la causa de esta sociedad fracturada –individualista, egoísta- que nos ha tocado vivir? Victoria Camps, catedrática emérita de Filosofía moral y política de la Universidad Autónoma de Barcelona, responde a estas dos preguntas en el ensayo La sociedad de la desconfianza (Arpa editores). Un libro que nos habla de la importancia de la educación para el desarrollo social, de la distorsión del liberalismo, del cuidado a nuestros mayores, de cómo contribuir a una España más cohesionada. Por tanto más próspera.
Pregunta.Dicen que vivimos en el mejor de los mundos posibles, pero leemos dos párrafos de su libro y nos pensamos esta certeza dos veces.
Respuesta.No vivimos en el mejor de los mundos posibles, pero sí hemos experimentado el mejor de los mundos que hasta ahora han existido. Por ejemplo, las mujeres ahora estamos mucho mejor que hace doscientos, cien o incluso cincuenta años. Lo que hoy tenemos es una desconfianza general, como sociedad, hacia multitud de cuestiones: a la política, a las instituciones, al sistema sanitario, al sistema educativo, a las nuevas innovaciones, a la inteligencia artificial.
P.¿Es nuestra sociedad, a causa de esa desconfianza, una sociedad rota?
R.Es una sociedad fragmentada, más que rota. La nuestra es una sociedad donde hay mucha confrontación. Una confrontación política exagerada que se transmite a otras áreas de la sociedad.
P.La palabra confianza proviene de fe, pero en nuestras sociedades no predomina esa virtud religiosa. ¿Cree usted que la secularización ha favorecido esa erosión de la confianza hacia los demás? Perdemos fe, dejamos de confiar en el otro y, así, tan sólo nos ocupamos del yo. Nos volvemos por tanto más individualistas.
R.Así es. En el libro digo que la primera causa de la desconfianza es que tenemos un concepto de libertad excesivamente egoísta. Entendemos que la libertad es la facultad de hacer lo que a mí me apetezca, lo que quiera, lo que desee, sin pensar en nada más, sin plantearme qué es lo que debo hacer. Es decir: siempre estamos pensando qué es lo mejor para mí, sin tener en cuenta al conjunto de la sociedad.
P.Hablando de libertad, asunto troncal del ensayo, ¿el concepto de liberalismo se ha distorsionado en las últimas décadas?
R.Sí. El liberalismo puso al individuo en el centro. Había que respetarle como persona libre. La ideología liberal defendía la libre expresión o las libertades civiles que luego los derechos fundamentales entendieron como primordiales. Pero esa idea de libertad coincidió con el auge de la economía capitalista y con el desarrollo de la sociedad de consumo, donde la satisfacción de los deseos acaba siendo el interés fundamental de todos los individuos. Hoy día se ha impuesto el liberalismo de la mentalidad capitalista, y por tanto se ha distorsionado esa libertad primitiva de Locke o de Kant.
Tenemos un concepto de libertad excesivamente egoísta"
P.¿Cómo define usted la libertad?
R.La libertad no es sólo aquello que me permiten hacer, también es preguntarse qué puedo hacer yo para realizarme como persona. Qué puedo hacer para llegar a tener una vida mínimamente satisfactoria, que me satisfaga a mí misma y que satisfaga también al conjunto de la sociedad.
P.¿La socialdemocracia resolvería muchos de los problemas de la España de hoy? Así lo deduzco al leer su ensayo.
R.No digo que la socialdemocracia resuelva los problemas que hoy tiene España. Digo que la socialdemocracia nos ha traído uno de los grandes logros del siglo XX: el estado del bienestar. Hasta ahora hemos confiado en ese estado, y bien orgullosos de él. Lo que pasa es que en los últimos decenios está estancado. No ha reaccionado a los retos nuevos o nuevas necesidades: los cuidados, los problemas derivados del envejecimiento de la población. El estado de bienestar no se ha desarrollado de acuerdo con las nuevas necesidades. Y por eso desconfiamos de ese modelo.
P.¿Sabemos cuidar a nuestros mayores?
R.Hemos sabido siempre. Pero a su vez esa obligación ha recaído siempre en las mujeres de la familia. Lo que hoy pretendemos es repartir esa obligación. Que el cuidado de los mayores no sólo recaiga en las mujeres o en la familia. Si hemos podido crear un sistema nacional de salud deberíamos crear un sistema nacional de cuidados que ayude a hacer frente a esa necesidad.
La izquierda en los últimos años se ha centrado más en una igualdad identitaria"
P.¿Esa falta de respuesta por parte de la socialdemocracia ha sido la causa del auge de los populismos?
R.No sé si es la única causa. Aunque es probable que, si hubiésemos seguido confiando en su modelo, no hubiese triunfado el populismo. Si hubiese habido una redistribución más equitativa de los bienes básicos, quizá estaríamos en otro escenario. La izquierda también ha dejado de tener en cuenta ese modelo socialdemócrata. Ha dejado de confiar en la socialdemocracia, y ha optado por aproximarse a aquello que ofrecen los populismos.
P.Hay voces que aseguran que el discurso de la izquierda ha sustituido lo material o social por lo identitario.
R.La izquierda en los últimos años se ha centrado más en una igualdad identitaria. Que por otra parte busca la cohesión social, pero eso no debería dejar en un segundo término la igualdad económica, social y cultural.
P.Dice usted que el 80% de los niños que acaban de nacer vivirán más de cien años.
R.Bueno, eso es lo que dicen las estadísticas. Hoy llegar a los cien años no es ninguna noticia, y por tanto el futuro va por ahí.
P.En este ensayo trata la información. Señala que en este ámbito también hemos dejado de confiar.
R.Tenemos más información que nunca, pero eso supone tener mucha información poco fiable. Cuesta por tanto creer en la información que nos llega. La abundancia de información requiere criterios más consolidados por parte de las personas que la reciben. Es decir: esa capacidad de discernir, de analizar. Esto también lo estamos perdiendo.
P.Tras este panorama que se nos plantea en la conversación: ¿hay esperanza?
R.En este libro lo digo: no quiero ser pesimista. La esperanza no se debe perder. No se debe perder si queremos mantener una mirada ética, pues la ética nos habla de lo que debe ser y no ocurre. La esperanza no se puede perder. Si se pierde, viene el conformismo.
También te puede interesar
Lo último