Antonio Moral, director del Festival de Música y Danza

Antonio Moral: "El nuevo director tiene que insistir en que el Festival de Música y Danza se convierta en una fundación"

Antonio Moral, en el Corral del Carbón, sede del Festival de Música y Danza.

Antonio Moral, en el Corral del Carbón, sede del Festival de Música y Danza. / Jesús Jiménez Hita (Granada)

Antonio Moral (Puebla de Almenara, Cuenca, 1956) será el director del Festival de Música y Danza de Granada hasta 31 de julio. A partir de ahí, y por decisión propia, no seguirá en el cargo al que llegó hace cinco años. Así se hizo público el 15 de febrero durante la presentación del cartel de la 73 edición de la cita, aunque las administraciones que forman parte del Consorcio que elegirá a su sucesor hacía un tiempo que tenían la información. "Me voy y punto. No hay más lecturas. Pedí a las instituciones que este traspaso se haga lo más rápido posible, porque lo más importante del Festival es el Festival. Sin personalismos", comentaba en el anuncio, en el que ya indicó que la celeridad es una cuestión importante porque "hay que programar la edición de 2025" y en el mundo de la música clásica se contrata con años de antelación. Ahora habla con Granada Hoy sobre la decisión, la programación de despedida y los retos que conlleva el testigo. 

-¿Ha meditado mucho su renuncia a la dirección del Festival de Música y Danza?

-Hombre claro, lo pensé hace mucho tiempo. 

-¿Desde cuando?

-Un año. 

-¿Y qué le ha llevado a tomar esa decisión?

-La suma de varias cosas. Las divides por dos y te da el resultado exacto. 

-Llegó con muchas ganas. ¿No es un puesto atractivo?  

-Es un puesto atractivo pero complicado. He estado cinco años, que en realidad son siete, porque los dos de pandemia valen dobles. Creo que cinco años está bien. Eso es lo que estuve en el Teatro Real, igual que en la Semana de Música Religiosa de Cuenca. Ocho en el Centro Nacional de Difusión Musical porque era un proyecto que a los cinco años me parecía que no estaba maduro como para dejarlo, por eso hice una renovación del contrato de tres años más. Pero aquí tenía que hacer una renovación del contrato de cinco años más y, en este momento de mi vida, eso me parece que es mucho tiempo porque me planto en los 72. Quiero hacer otras cosas que no solo sea trabajar de esta manera. 

-¿Por qué de esta manera?

-Porque vivo en dos ciudades, en Granada y en Madrid, que es donde tengo mi familia. Y luego es un Festival complicado, no es el primero que se va. 

-Su antecesor, Pablo Heras-Casado, estuvo dos años. ¿El más longevo de las últimas décadas fue Enrique Gámez? 

-Sí, María del Carmen Palma estuvo dos años y se marchó. Juan de Udaeta estuvo dos años y se fue. Antonio Martín Moreno estuvo tres y se fue. Fíjate todos los que se han ido y analiza la causa de la marcha de tanta gente. Diego Martínez estuvo cinco años, lo que ocurrió es que no le renovaron el contrato. En mi caso he sido yo el que no he querido renovar el contrato aunque ha sido para mí un tiempo muy intenso y esta experiencia ha resultado enriquecedora desde cualquier punto de vista. Este es el Festival que tiene el potencial más grande. Lo he dicho muchas veces: es único porque se desarrolla en lugar maravilloso que es la Alhambra. Y eso que normalmente los Festivales se ubican en ciudades patrimoniales que son muy bonitas, pero los conciertos o los espectáculos se suelen hacer en teatros modernos. Aquí se celebran en la Alhambra y en su entorno. Tampoco hay muchos que puedan desarrollarse en un 90% al aire libre y con acústicas tan extraordinarias como la del Palacio de Carlos V o el Patio de los Arrayanes. Y la ciudad es maravillosa, Granada no es sólo la Alhambra. 

-¿Qué ocurre con la acústica de los otros espacios?

-En el Teatro del Generalife no hace falta acústica porque se amplifica la orquesta. Además no hay foso porque el que existía lo estropearon. No puedes llevar una orquesta al foso y si la llevas tienes que amplificarla también, con lo cual es una tontería porque para eso pones una grabación. 

-¿Qué solución se ha planteado a ese problema?

-No lo sé, ahí se hizo una intervención que fue un desastre porque arruinaron el foso que había. Hicieron una obra que no sirve ahora mismo y además pusieron unas fuentes delante. Eso es un teatro y ya tenemos muchas fuentes en la Alhambra, no hacía falta poner más. Además, las hicieron con una iluminación que no vale absolutamente para nada porque mientras hay un espectáculo no se pone una fuente en marcha. Nunca lo entendí. A parte, la persona que está dirigiendo si tiene que ver el escenario y los pies de los bailarines los músicos no lo ven. Y si lo bajan, él no ve el escenario. Eso es un desastre total. No entendí nunca cómo les dejaron hacer eso. Yo se lo he planteado tanto a la anterior directora de la Alhambra como al actual porque es un tema que se tiene que arreglar. 

-¿Qué otros retos se le presentan al nuevo director?

-El nuevo director lo primero tiene que ser un profesional que tenga experiencia en la gestión artística de festivales, teatros o temporadas de orquesta o artes escénicas y el reto que le indicaría a mi sucesor es seguir insistiendo en que el Festival de Música y Danza se convierta en una Fundación. También tiene que trabajar en el camino que ya hemos emprendido para colocarlo en el lugar internacional que se merece. Nosotros empezamos a hacerlo el año pasado. Antes no fue posible por el tema de la pandemia durante los dos primeros años y el tercero tampoco teníamos perspectivas claras. No había un plan como ya si hecho el año pasado y vamos a hacer este. 

-¿Cuál es ese plan?

-Hemos llevado la presentación del Festival a varias ciudades europeas y también hemos hecho las gestiones para que los críticos y turoperadores vengan a Granada. Es un plan de comunicación para que el Festival se conozca más en España y fuera de ella: este año he presentado ya en Granada, Madrid, Barcelona,  Valladolid, Bilbao, Oviedo. El día 9 se presentará el Festival en Londres y el día 11 en París. Más tarde lo haremos en Sevilla, en Málaga, Jaén y Almería, donde esta edición vamos a ir con un concierto del FEX. Todavía no tenemos fecha para Milán, Múnich y Ginebra. 

-Además de la experiencia en dirección de artes escénicas, ¿qué otras cosas debe valorar la comisión que lo tiene que elegir?

-Que se un profesional con un currículum potente. Por supuesto, que hable idiomas y que tenga una experiencia mínima de cinco años en un proyecto de gestión. Creo que un director del Festival de Granada tiene que ser una persona tanto de formación como de experiencia muy alta. 

-Se ha hablado de la elección de su sustituto a través de un concurso público. ¿Cree adecuada la fórmula?

-No, creo que es un error porque a los concursos generalmente no se apuntan los profesionales más importantes o interesantes porque en muchas ocasiones, por desgracia, están manipulados. Además, aunque se dice que no se van a hacer públicos los nombres de los candidatos, luego todo el mundo termina sabiéndolos y no es la primera vez ni será la última que escogen no al que es mejor, sino al que más les interesa. Ya ha pasado, y en el Festival también.

-¿Cree entonces que un concurso puede ahuyentar a los nombres más prestigiosos?

-He preguntado a varios colegas que creo que pueden ser interesantes para dirigir el Festival si podía dar sus nombres a las instituciones y, de tres, dos de ellos me han dicho que si hay concurso no se presentan. Así que saca las conclusiones. Y tampoco es más democrático porque al final en un concurso abierto se presentan 40 o 50 candidaturas de las que no más de cuatro o cinco sirven. Si además tenemos en cuanta que los que son buenos no se presentan, creo que no es el camino. El director del Festival de Salzburgo no se elige por concurso. Al director del Teatro Real no lo eligieron por concurso, ni al del Liceo de Barcelona. A mí no me eligieron por concurso, ni a Pablo Heras Casado. 

-El Ministerio de Cultura parece interesado en aplicar esa vía.

-La Ley de Buenas Prácticas famosa se ha aplicado en el caso de las Unidades de Producción del INAEM, cuyos directores sí se elegido por esa vía, pero fuera de ellas no. En el Teatro Real no se ha hecho concurso y depende del Ministerio de Cultura. Cuando me fui nombraron a Mortier y luego a Mataboch. Y ahora en los Teatros del Canal han elegido a los nuevos directores sin concurso, en el que está la granadina Blanca Li. Me parece más lógico pedir cinco currículos a cinco personas que se considere que reúnen las condiciones por su experiencia y luego les haga una entrevista para que presenten un proyecto de futuro de Festival. Creo que es mucho más acertado, pero no soy yo el que tiene que decidir. Tampoco me he presentado en mi vida a un concurso. 

-Su contrato termina el 31 de julio. A partir de ahí, ¿qué tiene previsto?

-A partir de ahí, vacaciones. Nunca me he ido de un sitio en el que he estado porque tenía otra cosa. Siempre pueden surgir algo, aunque desde luego cada vez soy más selectivo. Tengo una edad en la que quiero ir empezando a soltar lastre y hacer otro tipo de actividades que me gustan mucho. Una historia de estas características es mucho lío. Si hay una propuesta que tiene interés la haré y si no está la posibilidad de la jubilación, que en algún momento de mi vida tendré que jubilarme. Ya podía haberlo hecho hace tres años. El futuro está completamente abierto. He tenido ya alguna propuesta y he dicho que hasta septiembre no valoraré absolutamente nada. 

-Seguirá vinculado a Granada.

-Siempre he estado muy vinculado. Desde la primera vez en vine en 1980 al Festival, de las 44 ediciones que se han hecho desde entonces habré estado en 35 o 36. Además he venido a esquiar toda la vida a Granada y en vacaciones de varano a la Costa de Granada. 

-Se despide con una edición que posee una programación que, en cuanto se presentó, fue aplaudida por toda la crítica. ¿Qué se ha tenido que dar para poder reunir todo esto?

-En primera lugar es consecuencia del trabajo de tres años. En segundo lugar, tener los contactos suficientes para traer a todas estas orquestas y todos estos intérpretes. Y en tercer lugar, suerte para reunir todo esto en un mismo año. Aunque también es verdad que la suerte hay que buscarla: si no juegas a la lotería no te toca. Todo esto ha hecho que este Festival, a priori, sea muy potente. Yo mismo tendría mucha dificultad para volver a reunir una programación como esta. 

-¿Puede destacar algunas grandes estrellas de esta alineación extraordinaria de astros?

-Vamos a tener nombres como Charles Dutoit, Kirill Petrenko o Klaus Mäkelä, que se dio a conocer en el Festival hace tres ediciones y hoy está considerado, a sus 28 años, como uno de los mejores del mundo. Tendremos orquestas como la Filarmónica de Viena, la Suisse Romande de Ginebra, que es una de las formaciones con más solera de Europa y que estrenó en Londres El sombrero de tres picos, que vamos a hacer este año. También la Orquesta de Paris y la Capitole de Toulous. Habrá otros directores como como Christoph Eschenbach, Lorenzo Viotti o Tarmo Peltokoski, que tiene 23 años y va a dirigir la OCG, como ya hizo Mäkelä. Porque mi compromiso cuando vine era que la Orquesta Ciudad de Granada tenía jugar en la misma liga que el resto de las formaciones. 

-¿Cree que pasará a la historia del Festival como el director que más protagonismo le ha dado a la OCG?

-Sí, creo que he sido el más ha contado con ella para que pueda tener al frente a grandes directores y contar con el acompañamiento de grandes solistas. Mi consejo para mi sustituto es que tenga la OCG entre las prioridades de su gestión artística porque tenemos una orquesta muy buena y es absurdo que sea una cenicienta en el Festival como en parte -solo en parte- era antes. 

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