Festival de Música y Danza de Granada: atractiva apuesta por el sinfonismo y el universo vocal
Festival de Granada
Seis grandes orquestas para Mahler y otros autores, la versión de concierto de ‘Turandot’, solistas, mucha danza y flamenco en un programa que prologará el gran Bob Dylan
Se repetirá el éxito que obtuvo la versión de El Retablo de Maese Pedro, en su centenario
Granada/La 72 edición del Festival de Música y Danza de Granada –calificada como Universo vocal, por la proliferación de obras en las que la voz es protagonista– se caracteriza, sin embargo, por una oferta basada en lo mejor de su tradición, buscando programas importantes que este año se cimenta en el básico capítulo sinfónico, uno de los tres pilares del certamen –junto con los de danza y solistas de primera categoría– centrado en la interpretación de tres obras fundamentales de Mahler, las sinfonías Quinta, Sexta y Séptima, junto a otras de Beethoven –La Tercera, Heróica–, Chaikovski, Prokofiev, con conjuntos tan solventes como La Filarmónica della Scala de Milán, dirigida por Ricardo Chailly, la Orchestre des Champs-Elisées, dirigida por Philippe Herreweghe, la Filamónica de Luxemburgo, bajo la batuta de Gustavo Gimeno, con la pianista Yuja Wang, en el primer concierto, y con un estreno mahleriano de Tomás Marco, y sexta, Trágica de Mahler; la Orquesta Nacional de España, conducida por David Afkham y la Joven Orquesta Nacional de España y la Joven de Andalucía que abren y cierran el ciclo.
A este maridaje sinfónico y coral se suma la póstuma ópera de Puccini Turandot, en versión de concierto, con la Orquesta y Coro titulares del Teatro Real, en una novedosa recuperación lírica, aunque sea concertante –en la que se han asomado muchas óperas en el Festival–, con solistas de categoría como la soprano Anna Pirozzi, en el personaje de la princesa Turandot; el tenor Vicenç Esteve (el emperador Altoum), el bajo Adam Palka (Timur), junto al tenor Jorfe de León (Calaf), la soprano Naine Sierra (Liu), el barítono Germán Olvera (Ping), el barítono Gerardo Bullón, etc. Un plantel de lujo, sobre todo en las voces protagonistas, bajo la dirección de Nicola Lauisotti. Dos enlazamientos que por sí solos enaltecerían una edición. Lástima que las sinfonías mahlerianas se hayan quedado en la Séptima. En la memoria de los seguidores de estos encuentros y del crítico está el estreno que hizo en España, en la edición de 1970, de la Octava (de 'los mil'), con la Orquesta Nacional y tres coros y un plantel destacado de solistas, esfuerzo que repitió en 1999. Incluso esta colosal sinfonía la programó el actual director del Festival en 2020, el fatídico año de la pandemia del Covid, por cuyo motivo tuvo que ser suspendida su tercera interpretación en el Festival.
He comentado en muchas ocasiones que no le basta al Festival, para enriquecerlo, ampliar fechas, si no está justificada la excepcionalidad de cada una de las convocatorias. Porque una cosa es la calidad, que debe ser consustancial a una oferta internacional, y otra distinta la excepcionalidad. Nos congratulamos los seguidores durante décadas de este certamen, llave de la oferta cultural de Granada, que esa calidad se siga respetando e, incluso, se continúe apostando por capítulos esenciales, con las necesarias innovaciones. No desentona, sino todo lo contrario, que símbolos de la música del rock o el pop se unan a estos capítulos, como ocurre en el concierto extraordinario de Bob Dylan que pondrá prólogo popular y multitudinario a las ofertas diversas de un extenso calendario de 31 días.
Mirada a Falla
Era obligatorio que en el centenario del estreno de El Retablo de Maese Pedro, de Manuel de Falla, aquel teatro de títeres para preparó el compositor para estrenarlo en el Palacio de la Duquesa de Polignac, que se concluyó en Granada y en la que papel importante tuvo Hermenegildo Lanz, se restituyese la esplendorosa versión que la Orquesta Ciudad de Granada, dirigida por Aarón Zapico, y los guiñoles gigantes del nieto de Lanz, Enrique, con su compañía de Títeres Etcétera ofrecieron en el Festival de 2012, que el crítico subrayó y recordó como una de los más destacadas ofertas de aquel certamen, por su emotividad, fuerza dramática y por la singularidad de engavillar, bajo el prisma de Granada, aquél histórico trabajo del músico del carmen de la Antequeruela y de sus amigos creadores granadinos, en aquella simbiosis que tantas veces he recordado cuando luchaba por recuperar el carmencito de la Antequeruela y para crear el Centro que lleva su nombre, actitudes que en la Granada de los silencios son fáciles de olvidar.
Solistas, Cámara y Bach
En ese mes musical se podrá gozar –esperemos que en ningún caso padecer– de talentos en los diversos campos, entre ellos los de pianistas singulares como los rusos Daniel Trifonov y Igor Levit,y el islandés Olafsson, como de la música de cámara de todos los tiempos –Ligeti, Brahms, Bartok, Tomas Marco, músico residente–, o el estreno de Cuatro danzas para cuarteto de cuerda, del compositor granadino, afincado en Los Ángeles, Pedro Osuna.
Conjuntos solventes y conocidos alimentan estos apartados, donde hay que incluir seis conciertos del capítulo dedicado a Bach, entre ellos La pasión según San Juan, interpretada por Amsterdam Baroque Solist y su Coro y Ton Koopman, que abordarán también La ofrenda musical; las integrales Suites para Orquesta, (por la Orquesta Barroca de Sevilla, dirigida por Giovann Antonini); los Conciertos para dos, tres o cuatro claves, por La Ritirata y las célebres Variaciones Goldberg, por Benjamin Alard.
Más voces y danza
Recitales líricos de divas de la ópera, el lied, la canción, con el barítono malahueño Carlos Alvarez y la soprano granadina María José Moreno. La soprano polaca Magdalea Kozená interpretará la Alcina, de Haendel con el conjunto La Cetra de Basilea, dirigido por Andrea Marcon. La soprano alemana Anna Lucia Richter estará acompañada por el pianista Bushakevitz, mientras la canción española tendrá a Mariola Cantarero una intérprete ideal. Sin olvidar, naturalmente, el capítulo fundamental en el Festival del flamenco, con nombres destacados en la especialidad.
Y en la danza, con dos conjuntos extranjeros, pero bien conocidos en Granada, el del Ballet de Hamburgo, que reaparece cincuenta años después de su presentación en el Generalife, y del Ballet de Lausanne, de tan grato recuerdo en la historia del Festival, con la aportación de Maurice Béjart. Además de la Compañía Nacional de Danza y el conjunto de Antonio Najarro, en la esencia de la escuela bolera.
Conciertos y danza para todos los gustos, pero donde se ofrece con solidez los pilares básicos tantas veces referidos por el veterano crítico. Ofertas para públicos infantiles, conciertos de órgano de enjundia, miradas para la música antigua, tanto en prismas profanos como religiosos y las ofertas del FEX. En resumen: una edición variada y con enganches importantes de interés que no pasarán inadvertidos, como ha ocurrido en otras ocasiones, con una convocatoria anual del más importante acontecimiento internacional de Granada.
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