El Fex se despide hoy domingo con el espectáculo Rojo. Su única protagonista, Mireia Miracle, ofrecerá una actuación sin palabras donde será su cuerpo y su historia la que transmita todas las emociones. Miracle (Madrid, 1985) es la directora y creadora de la compañía Mireia Miracle Company. La artista crea, produce y dirige sus propios espectáculos y además realiza direcciones, asesora a otros artistas e imparte talleres. Su último proyecto, Rojo, es un homenaje al payaso contemporáneo que recuerda al cine mudo y a la mezcla de comedia y humanidad de Charles Chaplin. Podrá verse en la Plaza de la Libertad a las 21:30 horas. Entrada libre hasta completar afoto.

Miracle, acompañada solamente de un técnico durante sus giras y alguna ayuda del público, explica la historia de una tierna y empática payasa  que emprende un viaje cargada de maletas y otros trastos. En su camino se encuentra con una frontera. La artista afirma que “el espectáculo es el diálogo con esa frontera y los sentimientos que provoca enfrentarse a un obstáculo: el enfado, el querer bombardear el lugar, construirse una casa dentro y bailar…”. 

La actuación es prácticamente muda, aunque “hay sonidos, música, y palabras en varios idiomas”, pero nada que esté sujeto bajo guion. La mayoría de estas onomatopeyas y palabras son improvisadas, acorde con lo que el público, la situación y el contexto ofrezcan. 

Rojo se estrenó en 2017 para ser un espectáculo de calle, y poco después se adaptó para salas y teatros. Antes de la pandemia, los vídeos de las actuaciones están llenos de abrazos y acercamientos con el público. ¿Cómo se adapta un show de este tipo a una pandemia? “Sigue existiendo esa interacción con el público, pero es una interacción más verbal y de situación. No abrazo, no toco, ni invado su espacio”, afirma Mireia Miracle. 

Aún así, algunas de las escenas de Rojo no tienen sentido sin la presencia de terceras personas, por lo que la artista tuvo que adaptar también esas partes: “Ahora hago una convocatoria previa a la actuación donde cuatro voluntarios vienen tres horas antes y les enseñamos algunas instrucciones para meterse en escena. Normalmente son escenas donde tienen que sujetar algún objeto o hacer un papel mínimo. Van con mascarilla y firman un protocolo de declaración responsable de coronavirus. Además, van vestidos de rojo, lo que permite que el público los identifique y que sepan que no sacamos a cualquier persona”.

 Los sentimientos que genera Rojo entre aquellos que lo observan son variados. “El público se emociona, ríe y llora”. El espectáculo pretende “que el público se vaya a casa reconfortado y con una sensación de esperanza en el ser humano. También quiero que piensen en la belleza, en la lucha contra los obstáculos desde un lugar positivo. Que el público se vaya emocionado y con la sensación de haber visto algo bello que te recargue las pilas y te de esperanza”. Rojo ha sido interpretado en calles y teatros, y la sensación que se consigue siempre es diferente. En salas, por ejemplo, “hay un diseño y juego de luces que hace que el espectáculo sea más estético”.

En la calle, por su parte, “es más dinámico. Siempre me da mucho juego porque suenan las campanas de la iglesia, llora un niño o ladra un perro y me da lugar para improvisar. El público se siente en su plaza, en su pueblo, y la gente se siente distinta porque estás en su casa”. Sin duda, un espectáculo de lenguaje universal que promete dejar un mensaje de esperanza en el ser humano mientras nos demuestra la parte positiva de enfrentarse a un obstáculo.