Miguel Ituarte, pianista

“Siempre hace falta perspectiva ante una obra muy agudizada”

  • En la tercera entrega del ciclo Beethoven por Liszt, el vasco Miguel Ituarte ofrece esta noche un concierto con las sinfonías Primera y Tercera en el Corral del Carbón

“Siempre hace falta perspectiva ante una obra muy agudizada”

“Siempre hace falta perspectiva ante una obra muy agudizada”

–El programa de esa noche abarca de la Primera sinfonía de Beethoven a la Tercera o Heroica. ¿Puede apreciarse la evolución del Clasicismo al Romanticismo en el autor?

–Cuando conocemos su legado vemos que el camino no es del todo rectilíneo, tiene muchos vericuetos. Lo cierto es que entre la Primera y Tercera sinfonía hay una evolución muy considerable aunque son pocos los años de diferencia entre ellas. La Primera es una obra de muchísimo encanto pero en la que podemos encontrar huellas muy claras de sus maestros y de Haydn. En la Tercera hay un incremento muy grande del discurso, tanto en elementos musicales como disonancias, muy rotundas. También en el manejo mucho más diverso de instrumentos de la orquesta. Ahí sí que hay un Beethoven adulto sumamente audaz que no le tiene miedo a nada.

–¿Qué supone ese salto en la evolución musical de Beethoven?

–Si en el dominio sinfónico Beethoven se hubiese quedado ahí, ya habría pasado a la historia como un compositor decisivo. Ciertamente es una obra poderosa y Beethoven, aunque tuvo unos comienzos muy difíciles, ya con treinta y pocos años hace una obra de máxima audacia.

–¿Y qué supone para un intérprete aproximarse a estas sinfonías desde la visión de Liszt?

–Estoy seguro que al igual que mis colegas que hayan preparado estas transcripciones de Liszt, todos hemos tenido también en el atril del piano las partituras de las sinfonías. Y hemos podido cotejar como la va trasladando Liszt al piano: su sensibilidad, qué criba o a qué cosas ha renunciado para que sea más efectiva. Ahí hay toda una cirugía que puede ser muy final. Con todo lo esmeradas que son y además muy notables para su época además de fieles a los originales de Beethoven –salvo cuando el medio le impone desenvolverse de otra manera– casi con seguridad hay una ventanita abierta a que el propio intérprete retoque y repase muchos detalles. Yo, por ejemplo, en estas interpretaciones de la sinfonías he revisado mucho lo relativo al timbal.

–¿Existe algún otro punto revisable?

–En ocasiones su criterio de hacer unas transcripciones que las pudiera tocar más gente (no solamente él, que era casi extraterrestre) pueden ser un poco cuestionables. Cuando buenamente las manos pueden cubrir tal sonido bonito de la orquesta, muchos nos atrevemos a retocar y a meter un poco mano. –¿Hay constancia por escrito de si Beethoven dedicó su Heroica efectivamente a Bonaparte? –Si no me equivoco debe existir la hojita inicial en la que había escrito ese título en su manuscrito, pero luego se arrepintió cuando empezó a saber la realidad de este señor. Es una anécdota que nos ha dejado una música gloriosa. En Beethoven tenemos muchas anécdotas que dan pie a una obra pero, conociendo el contexto, encontramos que él hubiese hecho estas obras sin ningún apunte que le diera pie. Eso es así, salvo en el caso de alguna obra muy de circunstancias, como pudo ser La batalla de Vitoria, que en su día tuvo un éxito arrollador, muy por encima de la Heroica.

–Sin embargo esta última fue muy denostada en su momento. ¿Qué papel juega la crítica, porque parece una constante en la historia del arte que en el momento rechace piezas que luego han sido ensalzadas?

–Sí, es una constante que sólo nos permite extraer que siempre hace falta perspectiva ante una obra que sea muy agudizada en algún sentido, sea el instrumental o formal. Salvo contadísimas excepciones de críticos con mucho poso, con mucha generosidad de miras, siempre falta perspectiva. Y no digamos d de un arte que es fugaz.

–Usted también es profesor de piano en el Centro Superior de Música del País Vasco. Con la crisis sanitaria y el confinamiento atravesado, ¿los alumnos han seguido motivados?

–El sentimiento que tenemos todos mis colegas, desde profesores a pedagogos pero también músicos, es de sincero agradecimiento a todos los profesionales que nos rodean porque sabemos de sobra el esfuerzo que han hecho –y también al público que sigue asistiendo–. Todos trabajan en circunstancias que son las más cómodas. Los alumnos han reaccionado también estupendamente manteniéndose bastante concentrados y haciendo muchas veces un trabajo muy digno en espacios físicos que no son los más propicios. Creo que la actitud de todos ha contribuido a que sea un periodo al menos aceptable.

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