Concierto inaugural del Festival de Música y Danza de Granada

El Réquiem que despidió la pesadilla

  • La Catedral de Granada acogió la noche de este jueves el concierto benéfico en memoria de las víctimas con el que se inaugura la 69 edición de la gran cita cultural granadina

Imagen del Réquiem en la Catedral

Imagen del Réquiem en la Catedral / Antonio L. Juárez / PhotographersSports

El Réquiem de Mozart no sólo era el acto inaugural de la 69 edición del Festival Internacional de Música y Danza de Granada, el concierto de la noche de este jueves en la Catedral de Granada significaba mucho más: una especie regreso a la vida pública. La vuelta a la "nueva realidad", más que la nueva normalidad, como refería una asistente en la cola para comprar las entradas. Y es que es cierto que la normalidad como tal no ha vuelto, es una realidad diferente. La obra cargada de simbolismo y una interpretación llena de emotividad fueron la constatación de la necesidad seguir adelante pero sin superar aún las limitaciones y condiciones que la pandemia de Covid-19 deja impuestas.

El Réquiem en re menor era en primer lugar un homenaje a los muchos miles de víctimas que la crisis sanitaria ha dejado en el camino cuando ni siquiera su número es cierto y aún sigue creciendo, aunque sea a un ritmo menos acelerado.

Pero la obra inconclusa de Mozart, interpretada por Orquesta Ciudad de Granada bajo la batuta de Andrea Marcon, junto al Coro y el Joven Coro de la OCG bajo la dirección de Héctor Eliel Márquez, servía en segundo lugar de concierto benéfico para las víctimas afectadas por la segunda de las crisis de la pandemia: la económica. Por eso, los 622 espectadores repartidos por la planta de la magnánima iglesia había pagado religiosamente su entrada. A diferencia de otros conciertos inaugurales de temporadas pasadas, en el caso del acto organizado en colaboración con Fundación la Caixa y la Catedral de Granada no había invitaciones: todos los asistentes habían contribuido con un donativo que oscilaba entre los 30 a los 100 euros para una recaudación que se destinarán a Cáritas y al Banco de Alimentos de Granada.

El concierto suponía la vuelta a una "nueva realidad" más que una nueva normalidad

El concierto benéfico era, en tercer lugar, una prueba de la prudencia, la fortaleza y el saber hacer de Antonio Moral como nuevo director del Festival de Música y Danza de Granada ya que ha conseguido hacer realidad una edición que lo tuvo todo en contra. Y no sólo contará con el programa más largo de la historia reciente, también abrirá con un acto para recaudar fondos para los damnificados por la parálisis económica, como él ya anunció en las páginas de este mismo medio el 18 marzo, sólo 4 días después del anuncio del estado de alarma.

Porque este acto inaugural era, en cuarto lugar, la vuelta a la nueva realidad física no sólo del mundo cultural granadino sino prácticamente el nacional. Por eso el concierto que anoche retransmitieron en directo Canal Sur Televisión, Radio Clásica de RNE o vía streaming a través de la página web del propio Festival no quisieron perdérselo los principales representantes institucionales del mundo de la cultura.

Aunque estaba previsto la asistencia del ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, la convocatoria de un acto a primera hora del viernes en Madrid impidió contar con su presencia en Granada, como sí fue posible para la presentación del programa inicial en el Carmen de los Mártires el pasado 5 de marzo.

Sí asistió la directora del Instituto Nacional de las Artes Escénicas, Amaya de Miguel, que el propio Antonio Moral reconocía esta semana que siempre se había mostrado partidaria de la celebración de esta edición si las circunstancias así lo permitían. Estuvo acompañada por el subdirector general de Música y Danza del INAEM, Antonio Garde.

En representación del Gobierno autonómico acudió la consejera de Cultura y Patromonio Histórico, Patricia del Pozo; así como la consejera de Fomento, Infraestrucutras y Ordenación del Territorio, la granadina Marifrán Carazo.

Acudieron la directora del INAEM, la consejera de Cultura o la pintora Soledad Sevilla

También acudieron a la cita representantes granadinos del resto de instituciones del Consejo Rector del Festival, como el alcalde de Granada, Luis Salvador; la directora del Patronato de la Alhambra y el Generalife, Rocío Díaz, el presidente de la Diputación de Granada, José Entrena; o la rectora de la Universidad de Granada, Pilar Aranda.

Pero también asistieron numerosas personalidades de otras instituciones granadinas, como Lorenzo del Río, presidente del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Ceuta y Melilla; la presidenta de CajaGranada Fundación, María Elena Martín Vivaldi; el director Territorial de la Caixa, Juan Ignacio Zafra; o la autora del cartel de este año, Soledad Sevilla.  

A pesar de la masiva asistencia de personalidades y público que agotaron las entradas tan sólo una hora después de salir a la venta, el concierto de este jueves noche era, en quinto lugar, la prueba palpable de que la normalidad como tal no ha vuelto todavía. Los asistentes tenían que estar en las inmediaciones de la Catedral una hora antes de la cita y con su preceptiva mascarilla. La entradas se habían dividido en sectores para permitir que el público se distribuyese en las distintas puertas de acceso a la iglesia. Además, la disposición en los bancos dentro del templo se había realizado para mantener las distancias de seguridad mínimas.

La intendencia del concierto no fue fácil y no sólo para el acceso de los espectadores, también para la organización de la cita en el ámbito musical, con un coro obligado a usar mascarillas. Incluso entre los solistas que acompañaban a la OCG para interpretar un Réquiem organizado contrarreloj a partir de mayo hubo que introducir cambios de última hora. Junto a Carlos Mena (alto), Xabier Anduaga (tenor) y Carlos Álvarez (bajo-barítono), actuó la soprano Katharina Konradi después de que Nadine Sierra cancelara su actuación a última hora por motivos personales (su padre fue ingresado por coronavirus).

La soprano Katharina Konradi sustituyó a Nadine Sierra cuyo padre enfermó

Motivos personales que seguro compartían en mayor o menor medida muchos de los asistentes y que eran,  en sexto y último lugar, otro de los motivos principales de este concierto. "Se trata de una liturgia musical por todos las personas que han perdido a familiares. Es un concierto consolatorio para nosotros. Para las personas que se han marchado y para los que han sufrido la perdida de sus familiares", manifestaba en la jornada previa al concierto Andrea Marcon, que ha perdido a su madre recientemente en una residencia italiana. Porque el Réquiem era sobre todo una forma de ayudar económicamente pero también a cerrar heridas con una obra con la que Mozart se despidió a sí mismo pero con la que también se puede empezar a despedir la pesadilla.

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