El Lago de los Cisnes según Preljocaj
El coreógrafo francés celebra los cuarenta años al frente de su compañía con un alegato en defensa del medio ambiente

Granada/El Teatro del Generalife de la Alhambra acogió una vez más el célebre ballet El Lago De Los Cisnes de Piotr Ilich Chaikovski, en el marco del Festival Internacional de Música y Danza de Granada. Sin embargo, en esta ocasión la danza contemporánea se impuso al ballet blanco romántico en una revisión musical y argumental del coreógrafo francés Angelin Preljocaj, que ha centrado el interés en la denuncia de los abusos medioambientales y ha convertido a sus protagonistas en activistas y empresarios enfrentados en un contexto capitalista y crematístico.
Para lograr su objetivo narrativo ha desmembrado la partitura original y la ha ensamblado en un continuo audiovisual sin pausas, incluyendo pasajes de otras obras del compositor ruso y fragmentos de música electrónica generados por 79D. El resultado es, cuando menos, sorprendente, y no deja indiferente.
Angelin Preljocaj no rehúye los mitos: los enfrenta, los sacude y los transforma hasta convertirlos en espejos de nuestro tiempo. Su versión de El Lago De Los Cisnes es una relectura audaz y radicalmente contemporánea del clásico de Chaikovski. Una coreografía que, sin renunciar a la emoción lírica del original, se construye sobre la premisa de la conciencia ecológica, el conflicto intergeneracional y la alienación industrial. La gestualidad angular, los movimientos automatizados, la repetición serial en las coreografías grupales, el uso del suelo y la amalgama de bailarines son algunos de los aciertos en esta visión contemporánea del clásico de Marius Petipa que, si bien agradó por lo novedoso de la propuesta, tuvo algunas sombras en la concepción argumental y la estructura en sí.

Desde su fundación hace ya cuarenta años, la compañía del coreógrafo franco-albanés ha sabido definir un lenguaje propio que bebe tanto del neoclasicismo como del teatro físico. Esta producción, estrenada en 2020, ratifica esa línea con rotundidad. Aquí, el hechizo no emana de un brujo fantástico, sino de las garras del capitalismo depredador: Rothbart es un empresario corrupto que ve en el lago un yacimiento de combustible; Odette es una activista medioambiental convertida en cisne para silenciar su resistencia.
Sobre el escenario, la propuesta visual es un cruce de mundos: el diseño de vestuario de Igor Chapurin combina sutilmente reminiscencias románticas con siluetas modernas, mientras que la escenografía audiovisual de Boris Labbé introduce proyecciones distópicas que evocan los rascacielos de Metrópolis, creando una tensión visual que refuerza el dramatismo coreográfico. La iluminación de Éric Soyer, cálida en los interiores y acerada en los exteriores, delimita con precisión los distintos espacios narrativos.
En el centro de esta propuesta sobresale el trabajo de Mirea Delogu en el doble papel de Odette/Odile. Su interpretación ofrece una lección de versatilidad expresiva: desde la fragilidad del cisne blanco a la calculada frialdad de su contraparte negra. Delogu explora con intensidad la fisicidad quebrada de Odette, en permanente lucha entre la animalidad impuesta y su humanidad resiliente. Como Odile, sus gestos afilados y mirada enigmática hipnotizan tanto a Siegfried como al público.

Leonardo Cremaschi, como el joven heredero dividido entre la lealtad familiar y sus ideales, dota a Siegfried de un aura trágica. Su movimiento, poderoso y emotivo, narra con elocuencia una transformación interior que culmina en el momento de mayor dolor: el reconocimiento de su error al confundir a Odile con Odette. Esta escena, resuelta con un inteligente juego de espejos y sombras, es uno de los clímax visuales más conseguidos del espectáculo, si bien su contextualización semántica dentro de la estructura global no estuvo todo lo clara que hubiera merecido.
No menos destacable es la caracterización de Lucile Boulay y Erwan Jean-Pouvreau como los padres de Siegfried, figuras que encarnan el inmovilismo y la lógica empresarial. Su presencia escénica aporta un contrapunto sobrio, casi escultórico, al dinamismo de los jóvenes protagonistas. Y en el papel de Rothbart, Elliot Bussinet se entrega con convicción a la crueldad del personaje, sin caer en caricaturas, proyectando una amenaza constante.
En lo musical, el montaje respeta en un alto porcentaje la partitura de Chaikovski, e incorpora pasajes adicionales del mismo compositor y segmentos electrónicos del dúo 79D. Esta fusión sonora, lejos de quebrar la unidad del ballet, subraya su voluntad de actualización. La música de 79D actúa como un subtexto dramático que enlaza con la modernidad de la trama y amplifica la angustia o la frialdad del mundo industrial sin eclipsar la belleza melódica del original. En general, resulta audaz y oportuna en casi todas las ocasiones, si bien resultó forzada en las escenas de conjunto de los cisnes, de reminiscencias más románticas.

El resultado es una obra híbrida, pero cohesionada, donde lo clásico y lo contemporáneo dialogan sin estridencias. Una propuesta comprometida, profundamente actual, que tiene como principal valor la sutileza de su lenguaje coreográfico y visual. Preljocaj no solo reinterpreta a Petipa; lo homenajea desde una perspectiva crítica, sugiriendo que la danza no solo puede conmover, sino también despertar conciencias.
El Festival de Granada acoge de este modo el 40º aniversario de una de las compañías más prestigiosas del panorama europeo, que bajo la dirección de Angelin Preljocaj ha apostado por una mirada innovadora, valiente y tal vez necesaria en el contexto artístico actual.
Festival de Granada: Ballet Preljocaj
Programa: Piotr Ilich Chaikovski, El Lago De Los Cisnes (versión ampliada por 79D).
Coreografías: Angelin Preljocaj
Video: Boris Labbé
Vestuario: Igor Chapurin
Iluminación: Éric Soyer
Elenco: Mireia Delogu (Odette-Odile), Leonardo Cremaschi (Siegfried), Lucile Boulay (madre de Sigfried), Erwan Jean-Pouvreao (padre d Sigfried), Elliot Bussinet (Rothbart)
Cuerpo de baile: Teresa Abreu, Isabel García López, Celian Bruni, Araceli Caro Regalón, Alice Comelli, Lucia Deville, Antoine Dubois, Chloé Fagot, Afonso Gouveia, Eva Gregoire, Laurent Le Gall, Théa Martin, Zoë McNeil, Ygraine Miller-Zahnke, Agathe Peluso, Ayla Pidoux, Mireia Reyes Valenciano, Redi Shtylla, Owen Steutelings, Micol Taiana.
Lugar y fecha: Teatro del Generalife, 4 de julio de 2025
Clasificación: 4 estrellas
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