Una década después de Alexander McQueen
Cuando se cumplen diez años de su muerte, su legado sigue vivo con embajadoras como Catalina Middleton.
El 11 de febrero de 2010, el mundo de la moda se paralizaba por el fallecimiento de uno de los grandes genios de la industria, Alexander McQueen. El diseñador británico, de tan solo 39 años de edad, había logrado situar su nombre entre uno de los más aclamados del sector. Su visión propia, el talento nato con el que contaba a la hora de crear y sus deslumbrantes presentaciones, donde el arte y la moda lograban una fusión nunca antes vista, hicieron de él una verdadero icono.
Graduado en diseño por la escuela St. Martins de Londres, comenzó a ser aclamado por el público tras crear su firma homónima en 2001. Celebrities, modelos e it girls aclamadas de la época cayeron rendidas a sus diseños y complementos, a veces imposibles, como sus zapatos con forma de cangrejo o sus 'bumsters', pantalones de talle bajo que dejaban ver las nalgas.
Su éxito fue tal que recibió innumerables galardones: el Premio a Diseñador Británico del Año hasta en cuatro ocasiones (en 1996, 1997, 2001 y 2003), Diseñador Internacional del Año que otorga el CFDA (Consejo de Diseñadores de Moda Americanos) en 2003, y fue nombrado Caballero de la Orden del Imperio Británico. Lee, que era su verdadero nombre, aprendió las bases de su trabajo de la mano del exclusivo sastre británico Anderson & Sheppard (contratado por el mismísimo príncipe Carlos). Tras su enseñanza en Savile Row y bajo el tutelaje de Koji Tatsuno y Romeo Gigli, fue en la prestigiosa Central Saint Martins de Londres donde acabó su formación.
La carrera de Alexander McQueen dio el salto definitivo en 1996, cuando se convirtió en el director creativo de Givenchy, sucediendo a John Galliano, fichado por Dior.
Extravagante, atrevido y fuerte, sus colecciones causaban sensación por sus diferentes influencias. McQueen daba el salto de un estilo rockero a romántico, pasando por el tribal o el barroco, reinventando los códigos preestablecidos.
Su ascenso fulgurante tuvo, sin embargo, un dramático final. El creador se suicidó en 2010 (en la víspera del primer aniversario de la muerte de su madre), dejando un legado de ensueño que, a día de hoy cuando se cumple una década de su adiós, permanece intacto y ya forma parte de la historia de la moda.
La duquesa de Cambridge es una de sus embajadoras más célebres en la actualidad. Alexander McQueen, en manos de Sarah Burton, firmó de hecho su vestido de novia.
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