Abriendo el paladar a nuevas experiencias
Un placer por descubrir. Prueben, experimenten: nuevos aromas, nuevos sabores, sensaciones extraordinarias. Hay un mensaje en cada botella: a usted le toca descifrarlo
DE LA VID. La situación del vino en España es complicada. Basta ver un dato: en los últimos ocho años se ha pasado de un consumo de 71 litros de vino por persona al año a solo 17. Además, alarma ver cómo los jóvenes se incorporan al consumo de otras bebidas alcohólicas pero no al vino, que incluso está reconocido como alimento y parte importante de la dieta mediterránea. Si a eso unimos que algunas comunidades autónomas experimentan un aumento destacado de su producción en la campaña 2013/2014, entre ellas Andalucía, con una subida del 58%, la única vía es abrir nuevos mercados, ya sea dentro o fuera del país. Tomando como fuente AEAT (Aduanas), las exportaciones españolas de vino cerraron el año 2013 con un buen crecimiento en términos de valor, aumentando un 6,5% , lo que supone 882 millones de euros más que en 2009 cuando, tras la fuerte crisis mundial iniciada ese año, empezó la masiva y más reciente internacionalización del vino español. Pero el mercado nacional nunca hay que dejarlo de lado y, así hoy en día, podemos disfrutar en casi cualquier ciudad de España de vinos de otros puntos de nuestra geografía. He aquí una selección de vinos que han llegado ya a bares y restaurantes granadinos y que, estoy segura, les enamorarán.
CACHITO MÍO , un vino con nombre de bolero, de Bodegas Maguila (D.O. Toro), con una atrevida presentación exterior, es de cepas de más de 50 años, con poco paso por madera. La potencia de la Tinta de Toro en un vino con aromas de frutas del bosque y pétalos de violeta sobre un fondo balsámico.
JASPI BLANC es uno de los vinos de la gama de Bodegas Coca i Fitó, este bajo el paraguas de la D.O. Terra Alta; es una Garnacha Blanca, variedad con la que ahora se están haciendo grandes cosas en esta zona y la del Montsant. Este vino en concreto lleva un 20% de Macabeu, lo que añade fruta al carácter floral de la Garnacha. Es elegante, mineral, fresco y sofisticado.
Dos vinos de Bodegas Castro Brey (D.O. Rías Baixas), NICE TO MEET YOU, un albariño con un toque de Treixadura y Godello, con una presentación rompedora en una botella de color amarillo canario; y SIN PALABRAS, un albariño 100%, nos traen la brisa de las rías, los aromas tropicales y la madurez de unos vinos que, si son grandes, mejoran al segundo o tercer año.
SILVANO GARCÍA DULCE MONASTRELL (D.O. Jumilla) es un vino naturalmente dulce, con maduración en cepa, de tradición centenaria. Encontramos aromas de pan de higo, regaliz, tostados y cacao. En boca entra bien, el dulzor está bien equilibrado con la acidez y con la nota amarga de final de boca.
Y también de la vid nacen los Vinagres y Agridulces Gardeni, excelentes productos para la nueva gastronomía. El Vinagre Balsámico de Moscatel conserva aún aromas varietales debido a que añaden mosto de vino al vinagre al final; sorprendente el vinagre de Vermut, ideal sobre unos berberechos o mejillones de aperitivo. Y versátiles y finísimos los Agridulces de Merlot y de Riesling.
DEL OLIVO Sin duda, el vino ha tirado en España del carro del aceite: el sector aceitero se ha fijado en el vinícola para mejorar sus presentaciones, su packaging, su comunicación, sus redes de distribución y venta y hasta el oleoturismo es hermano casi gemelo del enoturismo ya tan familiar. La verdad es que hace años daba pena y miedo lo que ocurría en el sector, sobre todo con Italia: en las etiquetas de sus aceites estaba escrito 'Made in Italiy' y 'Aceite extra virgen de oliva'. Pero en realidad la mayor parte del aceite que se vendía y se exportaba en Italia era el resultado de mezclas de aceites que procedían de Túnez, Marruecos, Grecia y , sobre todo, de España. Se trata de un mercado de grandes beneficios, organizado por lo que ya se conoce en Italia como «agromafia», en cuyos bolsillos se meten cada año 5.000 millones de euros. Y que aún existe, a pesar de que hay una investigación abierta sobre el tema. Los nuevos 'señores' del aceite ni siquiera exprimen ya las aceitunas en las almazaras: sencillamente lo manipulan, le dan olor y sabor. Y sobre todo, importan. Compran a manos llenas en el extranjero, en la cuenca del Mediterráneo. Se trata de un fraude, algo completamente ilegal, porque los aceites vírgenes y extra vírgenes de oliva embotellados deben respetar, desde enero de 2008, las normas obligatorias sobre etiquetas, en las que debe figurar el Estado de la Unión Europea o país extracomunitario en el que son cultivadas las aceitunas y dónde se ha producido la transformación. Afortunadamente, los productores españoles han hecho los deberes y hoy podemos encontrar verdaderas joyas de zumo de aceituna, 'Made in Spain'. He aquí algunas recomendaciones que ya se encuentran en establecimientos granadinos:
ACEITE SPIRITU SANTO (Úbeda), un aceite de producción familiar de Picual de verdeo, dentro de Jaén Selección. La presentación es espectacular. Y el aceite, con un ligerísimo picor en entrada en boca y aromas de hierba recién cortada y tomatera.
Aceite AUTÉNTICO del Pago del Juncal, de pequeños productores de la Sierra de Cazorla que han apostado por un aceite ecológico extra virgen con las variedades Picual y Cornezuelo de Jaén, esta última, una variedad de aceituna de mesa. Aromas de alloza, de alcachofa y de monte mediterráneo.
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