Agustín recupera la sonrisa... y los dos saxos que le habían robado
La Policía, apoyada por un cívico tendero, devuelve al músico sus instrumentos
Agustín Sánchez toca en la Granada Blues Band y da clases en el conservatorio. El martes vivió uno de los peores tragos por los que puede pasar un apasionado de la música: le robaron sus instrumentos. Dos saxos, en concreto, uno de ellos bastante valioso -un tenor Selmer Mark VI del año 1968, "algo gastado", según reconoce", pero aun así valorado en unos 5.000 euros- y un alto Buffet Crampon de los años ochenta y que costará unos 2.000.
Fue en la calle Luis Molina. Acababa de salir del conservatorio y había metido los instrumentos en su coche para, después de cenar, ir a ensayar con su grupo. Ese intervalo, de poco más de media hora, fue suficiente como para que algún amigo de lo ajeno entrara en acción.
¿Iba a tiro hecho? Posiblemente sí. "La verdad es que yo estaba con otros dos compañeros y sólo abrieron mi coche", responde el músico, que después de asimilar el lógico disgusto, presentó esa misma noche una denuncia en la comisaría de la Policía Nacional.
No es que Agustín Sánchez no confiara en la acción policial. De hecho, está muy agradecido porque han intervenido con rapidez y acierto. Pero por si acaso, también se preocupó de montar una suerte de cadena de mensajes por correo electrónico con la idea de que la comunidad de músicos y aficionados pudiera echarle una mano, o por lo menos que estuviera movilizada para que, en cuanto alguien viera en algún sitio los objetos robados, diera el aviso.
A todo el que pudo le envió la misiva, que detallaba las marcas y los detalles básicos de sus herramientas de trabajo. La cadena hizo que se multiplicaran los destinatarios y las respuestas de ánimo y solidaridad no se hicieron esperar. "Fueron numerosísimas, era algo que no esperaba. Me han llegado mensajes de apoyo desde Valencia, Barcelona, Galicia...", confiesa ahora, obviamente agradecido.
Lo está por partida doble, de hecho. Por constatar que el suyo puede ser un gremio en crisis, pero no por eso ha olvidado que hay que estar con los compañeros cuando les vienen malas, sino por algo mucho más importante: desde ayer por la tarde vuelve a tener en su poder los dos saxofones.
En eso ha influido la suerte, pero también la colaboración de un comerciante con sentido cívico, al que Agustín, naturalmente, también le estará eternamente agradecido. Su nombre se omite, pero no por no darle publicidad, que desde luego se la merece, sino por evitarle algún problema eventual.
Sucedió que el individuo que presuntamente robó los dos saxos acudió a esa tienda de instrumentos para vender uno de ellos. El dueño tuvo la sangre fría de quedárselo y avisar de inmediato a la Policía.
Pero ésta no actuó de inmediato. Esperó a que se desarrollaran los acontecimientos, y tuvo la suerte de su lado. Confiado, el supuesto ladrón volvió a la tienda al día siguiente a colocar el otro saxo. Fue entonces cuando los agentes procedieron a su detención.
La historia tiene un final feliz. El jueves por la tarde, Agustín Sánchez recibió una llamada en la que se le invitaba a pasarse por la comisaría de la Plaza de los Campos a recoger un saxo, el menos valioso de los dos. Y ayer le volvieron a llamar para decirle que también tenían en su poder el Selmer Mark VI, del que el músico está especialmente encariñado "porque es casi imposible de encontrar". Ya puede volver a ensayar con todas las de la ley.
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