Coordinación y autocrítica para no caer en la complacencia. Esta definición es la que mejor puede retratar el momento por el que pasa el turismo granadino después de escuchar a ocho voces implicadas en este campo y cuyos testimonios directos ayudan a conformar el puzzle del sector en la provincia.

Los datos son muy positivos y así lo atestiguaron ayer cada uno de los intervinientes en el desayuno de redacción organizado por este periódico. Pero, por encima de este momento dulce, lo que se dedujo de sus conversaciones es la necesidad de elevar el autoestima de Granada como provincia repleta de posibilidades –más de las que cabría esperar– y que podría subir más escalones con una mayor y mejor organización entre todos los agentes públicos y privados que forman parte de la industria.

En resumen, el objetivo de Granada como destino es no caer en la complacencia. Un aviso que puso sobre la mesa el secretario de la Federación de Hostelería y Turismo, Antonio García, al desgranar una serie de debilidades de la provincia en este ámbito y apuntar la idea de que Granada necesita un proyecto como ciudad y como provincia con un horizonte de 25 años. Una idea ratificada por el resto de participantes en el debate.

El representante de los hosteleros reclamó un plan compartido donde la Universidad sea el “motor” que arranque al resto de instituciones. El secretario de la patronal pidió, entre otras cosas, que Granada tenga una Concejalía de Turismo más fortalecida económicamente de cara a realizar actividades promocionales y acabar con ciertos estigmas como el turismo de baja calidad, además de señalar el olvido de la Costa Tropical.

En su relato, no le faltó mencionar también la falta de infraestructuras como la Alta Velocidad que están provocando que el destino pierda posibilidades respecto a competidores directos, además de reclamar la importancia de ponerse las pilas para crear entes con anticipación como una Mesa para el AVE que canalice el turismo.

Esta exigencia de que Granada –de Norte a Sur y sin siglas– comparta un proyecto de 25 años fue uno de los puntos que acabó teniendo el quórum de la mesa. “No hay que caer en la complacencia ni en la relajación”, comenzó señalando el delegado de Turismo. Guillermo Quero, para el que ser “optimistas” con los que reflejan los datos y las sensaciones no implica “ser complacientes”.

En este sentido, el presidente de la Ciudad Accesible, Antonio Tejada, aludió a la necesidad de que el turismo cumpla con su cometido de derecho universal, lo que a su vez supone que sea social e inclusivo. “Es cierto que el patrimonio empieza a apostar por la accesibilidad pero debe tener una vocación de generosidad para universalizar la visita”.

La concejal de Turismo de Granada, Raquel Ruz, recordó que estos buenos resultados no deben obviar el que Granada “pueda aspirar a la calidad sin menospreciar a otros tipos de turismo” y que las sinergías acaben repercutiendo en la cuenta de resultados de las empresas”.

Por su parte, el director del Aeropuerto de Granada, Julián Torres, analizó el asunto de la futura competencia con el AVE y mandó el mensaje optimista de que todo transporte que llegue a Granada vendrá a sumar. “No va a restar tráfico, va a multiplicarlo”, manifestó el director de la terminal.

Y es que mientras haya Alhambra, habrá visitantes, pero sin obviar el elemento de la conservación. “Estamos en el punto de mira de otras ciudades y otros países como referentes de calidad que observan las técnicas que estamos empleando”, señaló el director del Patronato de la Alhambra, Reynaldo Fernández.

La absoluta pasión por la Alhambra no coincide en casos como el Parque de las Ciencias, que pese a ser el primer museo de este campo en España tiene que seguir insistiendo en la “universalidad”. La jefa de comunicación Cristina González se refirió a esa oferta “completa” y “transversal” que abarque todos los públicos como el principal reto que debe perseguir este museo, que aspira a “conectarse” en cuerpo y alma con el resto de la oferta granadina.

Un claro ejemplo son los baños del Hammam Al Ándalus, una experiencia única que promueve la idea de “recuperar la tradición” aprovechando el magnetismo de la historia de Granada, una ciudad y una provincia que como se dejó entrever a veces ayer en el debate a veces no se cree de lo que es capaz. A esperar 25 años.