Granada

Antón Martín y San Juan de Dios

  • Según se relata en las biografías del siglo XVI de la vida del santo, parece ser que Martín tenía conocimientos de Medicina y acabó siendo el mejor colaborador de la obra hospitalaria

En el céntrico barrio madrileño de Embajadores se halla la Plaza de Antón Martín. Raro es el viajero que no ha utilizado alguna vez el metro de la línea 1 desde la Estación de Antón Martín en la calle Atocha, cerca de la Puerta del Sol. Pero muy pocos saben que fue en Granada y por su amistad con San Juan de Dios por la que consiguió la inmortalidad el protagonista de nuestra historia.

Así fue. Dicen sus biógrafos que el tal Antón había nacido en el pueblo conquense de Mira en 1500. La vida le llevó de soldado a Valencia y luego a Cartagena donde se enteró del asesinato de su hermano Pedro, porque éste no se quiso casar en el pueblecito granadino de Guadahortuna con su prometida, causando la ira de la familia. El bueno de Pedro Martín trabajaba en las tierras de su suegro, pero al final despreció a su novia y encima se casó con otra. El despechado hermano de la novia, llamado Pedro Velasco, lo acabó asesinando. Y toda su familia tuvo que huir de Guadahortuna.

Airado y dolido Antón Martín viene a Granada en busca de los Velasco con el único fin de vengar la muerte de su hermano. Tomarse la justicia por su mano era práctica común en el siglo XVI y me parece que aún no ha desaparecido.

Entre las numerosas idas y venidas del santo Juan por las calles de Granada, se tropezó con Antón Martín precisamente en la calle de la Colcha y supo de sus intentos de venganza. Trató de convencerlo, de quitarle su peligrosa idea de la cabeza y acabó asociándolo a su benefactora obra en favor de los pobres y desprotegidos de Granada. Algunos hablan de la milagrosa conversión de Antón Martín, pues aseguran que era algo pendenciero.

Parece que Antón Martín tenía conocimientos de medicina y acabó siendo el mejor colaborador de la obra hospitalaria de San Juan de Dios y el sucesor del santo cuando éste murió en 1550.

Así relata el hecho el Maestro Francisco de Castro (1585) en su biografía de San Juan de Dios: "antes de que pasase de esta vida Juan de Dios, quedó encomendado el hospital a su compañero Antón Martín para que lo rigiese y mirase por él".

Siguiendo los pasos del santo Juan, Antón Martín viajó a la Corte de Madrid a solicitar ayuda para los pobres de Granada; allí se entrevistó con la nobleza y allí le aconsejaron que levantase otro hospital semejante al nuestro prometiéndole la ayuda necesaria. Así nació el Hospital de Antón Martín, que pasaría a llamarse luego Hospital del Nuestra Señora del Amor de Dios, germen del actual Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid.

Era un enorme edificio que llegó a tener a principios del siglo XVII más de 240 camas y 10 salas, seis para hombres y cuatro para mujeres; y dedicado sobre todo a enfermedades venéreas y de la piel, además de otras infecciosas, tiña y sarna. Tengamos en cuenta que el hospital fue ubicado precisamente en la zona madrileña de mayor actividad de las llamadas entonces "mujeres públicas".

Antón Martín acabó abandonando Granada para hacerse cargo del hospital madrileño; allí murió en 1553 y sus restos reposan hoy en el Hospital Infantil de San Rafael, después de que fueran milagrosamente rescatados intactos tras el incendio de la Iglesia del Hospital en 1936.

Es curiosa la vida de este soldado bravucón que viene envalentonado a vengar a su hermano espada en mano y acaba cuidando pobres en la cuesta de Gomérez y levantando un hospital en pleno centro de Madrid. Y en medio de esta aventura, la milagrosa, según dicen, actuación de San Juan de Dios.

Hoy te recordamos, Antón, a unas horas de la celebración de tu onomástica. Y ojalá que mañana en todas las casas cuezan habas y con la olla haya para todos, como te enseñó tu amigo Juan de Dios.

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