Granada

Aprendiendo a convivir

Los granadinos ya llevan cinco años portándose bien, o al menos intentándolo. La polémica Ordenanza de Convivencia cumple el próximo mes de noviembre cinco años y en ese tiempo ha pasado casi de todo. Al principio media ciudad se puso en contra pero hay que destacar que esta ordenanza siempre causó una sensación de amor- odio, dependiendo del lugar que le toque al ciudadano. Por ejemplo, si te toca pagar una multa por emisión de ruidos, la ordenanza resulta absurda e injusta. Sin embargo, si te toca aguantarlos cada noche, de repente empieza a cobrar sentido. Dos caras de la Ordenanza de Convivencia que, según la Concejalía de Protección Ciudadana, ha cumplido sus objetivos, aunque cabe destacar que los problemas han ido cambiando cada año.

Beber alcohol en la calle, demandar u ofrecer sexo, repartir octavillas o pintar con spray fueron algunas de las actividades más perseguidas y criticadas durante el nacimiento de la ordenanza. Algunas de ellas, a pesar de la polémica que se generó inicialmente, como la prostitución en las calles, empiezan a desaparecer. Otras como la mendicidad o los aparcacoches se incrementan. Un hecho nada extraño si se atiende al contexto de crisis, que ha llevando a las familias a situaciones extremas.

En el año 2010 se pusieron un total de 466 multas por demanda u oferta de prostitución. Según indica la concejal de Protección Ciudadana, Telesfora Ruiz, esta cifra se ha visto reducida hasta las 191 denuncias de 2013, o las 13 que se han contabilizado en 2014. Una tendencia a la reducción que, de seguir así, convertirá a 2014 en el año con menos sanciones por este problema desde el nacimiento de la ordenanza. En este sentido, Ruiz explica que ha sido la denuncia hacia los propios clientes la herramienta más eficaz para disuadirlos de demandar estos servicios en plena calle. "El simple descubrimiento ha tenido un efecto desmotivador hasta el punto de que las multas han sido abonadas por estas personas de forma inmediata".

Otras de las denuncias que se han visto reducidas en los últimos años son las motivadas por realización de grafitis, pintadas y otras expresiones gráficas. Según detalla Ruiz, en este punto hay que diferenciar entre un artista que "desea dejar su impronta artística en superficies verticales" frente al mal llamado "grafitero". Un joven, a juicio de la edil, "que no desarrolla arte alguno, sino que dedica su tiempo a ensuciar las fachadas con todo tipo de pintadas mediante las que pretende enviar algún tipo de mensaje, dejar su firma por donde pasa o simplemente deslucir toda pared que encuentra". Sobre estos recae el mayo peso de las sanciones, que en 2010 sumaron un total de 35 sanciones, 17 en 2013 y diez en lo que va de 2014.

También han bajado las sanciones a personas que ejercían actividades sin licencia, como las mujeres que "regalan" romero en el eje Gran Vía-Catedral o los mimos, que en un principio también fueron perseguidos. En el año 2010 las sanciones alcanzaron las 554 frente a las 233 de 2013.

Por el contrario, frente a las multas que bajan, también existen una serie de denuncias que se han visto incrementadas en los últimos años en parte como consecuencia también de la creación de nuevos epígrafes en la ordenanza. Este año, el área de Medio Ambiente sembró un auténtico escándalo con el anuncio de su nueva Ordenanza Animal. El Ayuntamiento de Granada, por su parte, recordó que esta legislación está basada en una ley autonómica, por lo que el Consistorio simplemente velaba por el cumplimiento de la normativa. Llevar los perros atados, ponerle bozal a los que pesen más de veinte kilos o recoger las deposiciones son algunos de las obligaciones más relevantes y que poco a poco están calando en los ciudadanos.

Además, esta ordenanza se ha complementado con la puesta en marcha de áreas para suelta de perros o la colocación de 'pipicanes'. No obstante, los dueños todavía no parecen estar concienciados. Cabe destacar como de las 86 sanciones de 2010 en materia animal se pasó a 408 en 2013. Una cifra que este año podría superarse si continua la tendencia ya que desde enero de 2014 hasta esta semana la Policía Local ha sancionado en 361 ocasiones. En este sentido, Ruiz destaca que los efectivos locales trabajan este asunto a través de campañas concretas pero también motivados por las propias denuncias de los ciudadanos. "Recientemente se está denunciando con frecuencia la defecación de los animales en parques públicos sin que sus propietarios procedan a retirar los excrementos", remarca.

También han aumentado en los últimos tres años las actividades de venta ambulante. Un hecho, en cierto modo lógico si se tiene en cuenta que, con la crisis económica muchas personas no han tenido otro remedio que intentar sacarse un dinero extra vendiendo frutas, verduras u otro tipo de mercancía.

El problema, según destaca la concejal de Protección Ciudadana, es que muchos de estos puestos carecen de licencia y en algunos casos constituyen una amenaza para la salud, pues los productos que ofrecen han escapado de los controles sanitarios. En el primer año de ordenanza se alcanzaron las 501 sanciones mientras que en 2013 esta cifra aumentó hasta las 875. Ruiz destaca como la mayoría de personas que se dedican a esta actividad son de origen subsahariano, recién llegadas a la ciudad y por tanto sin empleo, aunque también afecta a personas no extranjeras desempleadas que se dedican a la venta de alimentos. Junto a los anteriores, según Ruiz, "nos encontramos con personas que llevan bebida donde hay botellón para prolongar al consumo o venta de tabaco durante el Corpus".

Las quejas por ruidos también ocupan un amplio apartado en esta ordenanza. Se dividen por ruidos en la vía pública o en el hogar, siendo más frecuentes las denuncias en las viviendas. "Lamentablemente las denuncias por ruidos son frecuentes en nuestra ciudad. La principal dificultad que encuentran las patrullas de policía a la hora de intervenir es que, a veces, los domicilios denunciados están ocupados por personas que no residen en ellos, por lo que el procedimiento sancionador resulta ineficaz", detalla la edil. También en este punto son sonados los ruidos provocados por las terrazas de los bares o fumadores que salen.

La concejal de Movilidad destaca también las sanciones a gorrillas o personas que piden. Las multas a aparcacoches, por ejemplo, se ha incrementado en los últimos años. Si en 2010 se pusieron 621, en el año 2013 se llegaron a 1.093. "Muchas de ellas actividades que ya estaban controladas y que debido a la crisis económica han vuelto a resurgir. La imposibilidad general de hacer efectivas las sanciones provoca que la denuncia, por sí misma, no surta un efecto disuasorio, siendo la presencia policial la que imposibilita proseguir con dichas actividades".

Aunque estas acciones delictivas se hayan visto incrementadas, la Concejalía de Movilidad y Protección Ciudadana está satisfecha con los resultados. Según palabras de la concejal, Telesfora Ruiz, la ordenanza para garantizar la convivencia ciudadana en el espacio público se ha manifestado en sus primeros cinco años como un instrumento adecuado a los fines que persigue. "La tipificación de las distintas conductas indeseadas han contribuido a mejorar la actuación policial de vigilancia, reuniendo en un solo texto informativo numerosas disposiciones que estaban dispersas", remarca Ruiz, que destaca que para lograr un mayor alcance se hace imprescindible "la colaboración vecina denunciando los hechos infractores porque la educación es clave esencial para lograr la convivencia".

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