Granada

Arcos de Triunfo en Granada

  • El 26 de junio de 1943 se incendió un arco en la Plaza del Carmen La Zubia levantó un arco de cáñamo a Isabel II Franco fue el que más veces pasó bajo los arcos de triunfo de los españoles

Era costumbre de la antigua Roma levantar arcos de triunfo como monumentos conmemorativos tras la campaña victoriosa de algún general. Eran puertas suntuosas decoradas con cartelas, esculturas y leyendas elogiosas, pero que no suponían entrada ni salida a ningún recinto concreto; sólo servían para que bajo ellas pasaran los triunfadores recibiendo la aclamación del pueblo; y de vez en cuando, y aprovechando el tumulto, algunos insultos.

Permaneció con el tiempo tal costumbre y, a imitación de aquellos romanos, no podían faltar en Granada ejemplos curiosos de dichos arcos triunfales que, aunque fueran meros monumentos de arquitectura efímera, concentraban la atención del pueblo enfervorescido al contemplar el paso de la autoridad esperada.

El más simpático, por lo que tiene de ingenioso, fue el levantado en La Zubia por el Ayuntamiento y los vecinos a la llegada de Isabel II en octubre de 1862. Fue hecho con madejas de cáñamo que regaló el propio alcalde Felipe Marín y su hermano, ricos propietarios de la zona. La Zubia estaba muy orgullosa de su industria de alpargatas y quiso vender el producto con la exhibición de este propagandístico arco triunfal. También en la Plaza de Bibarrambla se levantó un grandioso arco triunfal bilobulado y coronado de gallardetes, frente a la Casa de los Miradores, por el que pasó Isabel, su marido, su hijo de 5 añitos (el futuro rey Alfonso XII) y el apuesto y guapetón Carlos Marfori, su amante de turno.

Otro fue el que se le erigió a Alfonso XIII en la calle San Juan de Dios en 1908; una de las veces que vino a la importante gestión de cazar perdices en Trasmulas, comer en la casa de los Condes de Agrela y dormir en Láchar.

El más espectacular por las dimensiones y las consecuencias que tuvo fue el que se le levantó a Franco en la Plaza del Carmen a su llegada a Granada en mayo de 1943. No era el único; Franco ha sido posiblemente la persona que más veces ha pasado bajo los arcos de triunfo de los españoles. A su llegada a la provincia de Granada se le levantó uno en el pueblo de Iznalloz, otro a la entrada de la Gran Vía y éste de la Plaza del Carmen.

Era un arco descomunal que iba desde la antigua pastelería Bernina hasta el Café Royal, en la acera de enfrente. Hecho con un gran armazón de madera tapizado con ramas de pino y laurel. Una auténtica obra de arte efímero como efímera debía ser su instalación, puesto que Franco se fue de su residencia de la Plaza del Carmen a los dos días.

Pero a alguien se le ocurrió la idea de dejarlo instalado hasta el Corpus para poner un altar; un mes y medio después cuando ya el pobre arco mostraba su follaje mustio y su armazón casi derrengado, acabó siendo pasto de las llamas el 26 de junio de 1943.

Por poco arde entera la casa de la Bernina, la del café Royal y la Farmacia del Carmen; las pérdidas se cuantificaron entonces en 150.000 pesetas y cuatro bomberos resultaron heridos. Alguien enseguida pensó que el incendio había sido provocado.

Citemos por último un curioso arco de triunfos y derrotas con el que se adornaba la antigua puerta de entrada del Estadio de los Cármenes, levantado allá por los años 40; nunca fue puerta de recibimiento de generales, reyes ni dictadores. Adornado con los colores rojiblancos, fue levantado para dar paso a pasiones, tristezas e ilusiones. Por allí entraron Trompi, Candi, Millán, Ñito, Porta y los demás; por allí salieron miles de aficionados entre sonrisas y lágrimas; unas veces aclamando las victorias, otras, lamentado las derrotas y otras muchas acordándose de la madre que parió al árbitro de turno.

Como en la antigua Roma, también bajo estos arcos se oyeron palmas, algún pito y voces que decían de todo, menos bonico.

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