pasado con presente incluido

Armando zuluaga: Humanismo con olor a café

  • Fue el cirujano que llevó a cabo los primeros trasplantes de riñón en Granada

  • Catedrático de Urología, es vicepresidente de la Cruz Roja y presidente de una asociación creada para que no se pierda la memoria del Hospital Clínico

  • Nació en Colombia pero tiene la nacionalidad española

Armando Zuluaga es un colombiano con nacionalidad española vestido elegantemente que uno se imagina sentado en un sillón de mimbre en un jardín lleno de orquídeas y flores victorianas saboreando un café de su tierra al tiempo que mira al cielo en busca de señales que le hagan concebir el tiempo que hará mañana. Pero esa es la imaginación. La realidad me dice que estoy ante un eminente urólogo al que considero un amigo afable, servicial y con cierto sentido del humor que un día me contó un chiste que yo no he parado de repetir en reuniones de amigos o cuando he querido hacerme el gracioso ante una concurrencia especial. Es aquél de un paciente con problemas de próstata al que después de practicarle un tacto rectal le pide al urólogo, el cual le ha diagnosticado algo preocupante, que le haga otra exploración con otro dedo distinto al que ha utilizado. ¿Para qué quiere usted que le meta otro dedo?, pregunta el doctor. Respuesta del paciente: "Pues para tener una segunda opinión".

Armando Zuluaga fue el primer catedrático de Urología de la Facultad de Medicina de Granada y el primero en realizar un trasplante de riñón en Granada, en aquellos tiempos en que este tipo de operaciones eran consideradas como un avance importante dentro del mundo de la Medicina. Ocurrente y dadivoso cuando la ocasión lo requiere y de buenas maneras siempre, Armando ha estado 42 años al servicio de esta especialidad en Granada y aún sigue con una consulta privada que atiende por las tardes. Recientemente ha sido nombrado vicepresidente de la Cruz Roja, es miembro numerario de la Real Academia de Medicina de Andalucía Oriental, presidente de la Asociación de Amigos del Clínico y dentro de unos días será nombrado colegiado de honor del Colegio de Médicos de Granada.

Fue un avanzado al ser el primero que realizó un trasplante de riñón en Granada. Se opuso a la fusión hospitalaria y atribuye a María Jesús Montero el desastre sanitario aquí

Vive en España desde hace muchos años y cuando le pregunto quién le gustaría que ganara en caso de que nuestro país se enfrentara con Colombia en el Mundial, me dice que tendría el "corazón partío" y que en el hipotético caso de que estas selecciones llegaran a la final, le gustaría que ganase el mejor que hubiera jugado. A Colombia va cada dos años porque allí le queda aún mucha familia.

A Armando le pregunté una vez por qué los de su especialidad son tan aficionados a los tactos rectales. Se echó a reír y me contestó con una vieja sentencia que utilizan los urólogos cuando alguien les pregunta si es necesaria esta técnica preventiva: "Si se mete el dedo es para no meter la pata". Y eso parece que ha hecho desde que vino de Colombia, meter el dedo en los saberes de la vida y de la Medicina para no meter la pata.

EN PLENA REGIÓN CAFETERA

Por un capricho del calendario, esta entrevista se llevó a cabo el pasado día 6 de junio, día en que se celebró el Día del Donante. Él que ha realizado tantos trasplantes dice que la donación da vida y que es un gesto altruista necesario en una sociedad cada vez más deshumanizada.

Armando Zuluaga nació el 22 de marzo de 1944 en Pereira, ciudad situada en una región montañosa y cafetalera del oeste de Colombia, famosa por los granos suaves de café arábica. Allí pasó su infancia en el seno de una familia cuyo padre era industrial y su madre ama de casa. Eran ocho hermanos. "El hijo de una hermana que ya ha fallecido, es el actual alcalde de Medellín y presidente de la Asociación de Alcaldes de Colombia. Todo un personaje allí en el país en el que nací", dice nuestro entrevistado con cierto orgullo.

Armando pronto descollará en su pueblo natal como niño con futuro. Estudió secundaria en Medellín y después su padre y un primo hermano con influencia en el Opus se encargarían de enviarlo a Pamplona para estudiar en España una carrera universitaria.

-Llegué en 1962. Con 18 años. Y de lo más que me acuerdo del primer año fue el frío que pasé. Yo venía de una ciudad con una media de temperatura de 25 grados y en Pamplona supe lo que era estar a bajo cero. Me acuerdo que mucha gente se apiadó de mí y me dejaba chaquetas y ropa de abrigo. Aquello era insoportable.

Armando estaba decidido a no pasar ni un año más en Pamplona y convenció a su padre para que le permitiera buscar otro lugar. Y eligió Cádiz, "más que nada porque la temperatura allí es muy parecida a la de mi país". Y fue en esta ciudad andaluza donde se inició lo que sería la parte sentimental de su vida en nuestro país. Allí terminó su carrera y allí conoció a Sonia, la que sería su mujer y madre de sus cuatro hijos.

-Sonia y yo éramos compañeros de carrera, ella se especializó en Anatomía Patológica y yo en Urología. Después de casarnos nos fuimos a vivir a Madrid. Ella trabajó en el Hospital Clínico San Carlos y yo en la Fundación Jiménez Díaz.

La voz de Armando tiene cierto aire didáctico. Cuando me habla tengo la sensación de que él es el profesor y yo el alumno que toma apuntes. Habla también con los gestos y con las manos, a las que no deja quietas, como si con ellas quisiera reafirmar sus aseveraciones. Como es un hombre agradecido, está muy interesado en que ponga los nombres de sus maestros, aquellos de los que aprendió en el mundo de la Medicina. Me cuenta que en Madrid hizo su especialidad y que trabajó con Luis Cifuentes Delatte, una eminencia médica que introdujo la cirugía endoscópica en España. Igualmente trabajó con Carlos Alférez, director del equipo de trasplantes renales de la Fundación Jiménez Díaz y uno de los pioneros de esta cirugía en España, con el que aprendió el arte quirúrgico del trasplante renal. Es al terminar la especialidad cuando se viene a Granada, reclamado por Ignacio María Arcelus para formar parte de su equipo. Precisamente Alférez, Arcelus y él formaron el equipo quirúrgico que llevó a cabo el primer trasplante renal en Granada.

-Ignacio ocupó la plaza de Manuel Sastre, un cirujano que murió de infarto cuando estaba realizando una operación quirúrgica. Fíjate qué mala suerte. Entonces yo vengo a Granada y me incorporo al equipo de Cirugía General, aparte de que colaboro con el equipo de Urología que dirigía José María Godoy. Hasta 1975 en que el Hospital Ruiz de Alda se jerarquiza y buena parte de los médicos del Clínico se trasladan allí, con lo que muchas plazas quedan vacante. Es así como opto a la plaza de Urología. Dos años más tarde, en 1977, saco la plaza por concurso oposición de jefe de servicio de la especialidad.

Con treinta y tres años se convierte en uno de los jefes de servicio más jóvenes de toda España. Comienza entonces lo que se puede llamar una etapa apasionante porque el servicio de Urología se convierte en uno de los referentes en Andalucía, moderno y con mucho prestigio dentro de nuestra comunidad autónoma.

-En el año 1979 es cuando decidimos hacer los primeros trasplantes de riñón en Granada porque ya existía también el servicio de Nefrología, que estaba a cargo de Sebastián Cerezo. Llegamos a realizar 47 trasplantes. Luego, en 1983 realicé los dos primeros trasplantes de riñón en el Hospital Ruiz de Alda, el primero de ellos de donante vivo, por invitación de la dirección de aquel hospital y colaboración con el Servicio de Urología que dirigía José Macías Godoy.

Con Armando Zuluaga el tiempo pasa rápidamente. Habla con pasión, con cierta vehemencia de ese pasado de profusa resonancia profesional en los centros hospitalarios andaluces. Me cuenta que cualquier avance en la especialidad enseguida era incorporado al servicio. También fue uno de los pioneros en utilizar la litotricia extracorpórea, gracias a la cual muchos enfermos con piedras en el riñón eran tratados por ondas de choque sin necesidad de recurrir a la cirugía.

-En los años ochenta la Junta de Andalucía me envió a Alemania como experto a ver las nuevas tecnologías sobre litotricia extracorpórea que en aquel país estaban ya muy avanzadas. Aquella experiencia me sirvió para montar la primera Unidad de Litotricia en el hospital de la Inmaculada junto con Antonio Pedrajas y los hermanos Martín-Vivaldi. Y en 1990 monto esa unidad en el Hospital Clínico. Fue un avance importante para la sanidad pública. Fíjate que así se ahorraban casi el 80% de las operaciones en enfermos con piedras en el riñón. Venían pacientes de Jaén, Almería y de Córdoba. La Urología en Granada se puso a mismo nivel de los mejores hospitales de España. En el Clínico se aplicaban todas las técnicas más avanzadas de la especialidad.

AMIGO DEL CLÍNICO

Armando Zuluaga ha pasado casi toda su vida profesional en el Clínico de Granada. Tuvo una oferta para irse al hospital Virgen de las Nieves como responsable del servicio de Urología pero la rechazó. Hasta tal punto ha querido y quiere a ese centro que lo han nombrado presidente de la Asociación de Amigos del Clínico, un colectivo que se ha convertido en el guardián de la historia y la memoria de este inolvidable centro.

Armando es pequeño de estatura pero ocupa en la silla que está sentado un espacio mayor que el que su tamaño requiere. Cuando se dirige a alguien para hablar de ese centro, se mueve con cierto azogue, tal vez para dotar a sus palabras con el tono de la decepción que le produjo su cierre. Suele decir que le duele ver así al Clínico por varias razones: por no haberlo trasladado al nuevo Campus de la Salud con su nombre y toda la cartera de servicios como se prometió desde la Administración en un primer momento, por haberlo cerrado sin pena ni gloria, sin ningún reconocimiento institucional por parte de organismo oficial alguno, salvo el reconocimiento por Colegio Oficial de Médicos de Granada, y por la sensación de pérdida de un hospital que significó todo en su vida profesional.

Armando Zuluaga fue uno de los profesionales que se opuso a la fusión hospitalaria y atribuye, entre otros, a la ex consejera de Salud María Jesús Montero [la que ha sido nombrada ministra de Hacienda en el gobierno de Pedro Sánchez] y al ex gerente José Luis Gutiérrez de ser los culpables del desastre sanitario aquí en Granada.

-La fusión era un despropósito, entre otras cosas porque creo que la competitividad entre centros es buena para el avance de la Medicina. La rivalidad sana entre profesionales y hospitales es deseable por razones obvias, porque nos hace mejores. Cuando no hay rivalidad, viene el conformismo. Pero eso no es algo que diga yo, eso se ha demostrado con el fracaso de esa fusión.

En cuanto a la vida diaria de Armando es la de un jubilado que no deja demasiado tiempo a estar inactivo. Me dice que ha aceptado ser el vicepresidente de la Cruz Roja porque cree que es un organismo que presta "magníficos servicios a la humanidad". Las mañanas las ocupa en leer (le gusta la novela histórica), pasear (al menos una hora al día) y atender los mensajes que le llegan por ordenador. Le encanta escuchar música clásica y tiene un abono en la Maestranza de Sevilla donde va de vez en cuando a oír ópera. También juega una vez a la semana al golf en el campo de Las Gabias. Igualmente considera un tiempo valioso el que pasa con alguno de sus siete nietos. En resumen, es de ese tipo de médicos humanistas y científicos positivistas, expertos en el cuerpo humano, que sostiene, como Aristóteles, que toda ética está edificada sobre la ciencia del hombre. Y que al hombre no hay que atenderle sólo el cuerpo, sino también el alma.

-¿Sabes lo que me hubiera gustado y que no he conseguido? Saber tocar la guitarra. Me gusta cantar en los eventos familiares y cuando estoy con reuniones de amigos. Me dicen que canto muy bien, jajajaja.

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