Arranca el juicio a la acusada de matar a su marido en Charches
La defensa alegará que se obsesionó tras saber que su esposo le era infiel con una prostituta
Hoy lunes arranca en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Granada el juicio por el crimen de Francisco Medina Espigares, el vecino de Charches a quien su esposa disparó con una escopeta porque no podía soportar sus infidelidades con una prostituta. La acusada, María Dolores R.L., de 46 años y en situación de prisión provisional desde que confesó los hechos, será enjuiciada por un jurado popular. Se enfrenta a una petición fiscal de 18 años de prisión por un delito de asesinato, mientras que la acusación particular que ejerce su suegra solicita que se le impongan 21.
Su defensa, que ejerce el letrado Jesús Huertas, tratará de demostrar que la mujer actuó empujada por una obsesión enfermiza, por una "obcecación" que alteró su mente y le llevó a disparar a su marido, con quien se casó cuando solo contaba con 15 años y con quien tuvo dos hijas que no ejercen en la causa la acusación particular contra ella.
María Dolores reconoció haber cometido el crimen la noche del 12 de mayo de 2013. Disparó a su esposo mientras dormía. Por eso, su defensa admite que el crimen fue un asesinato, aunque aprecia cuatro atenuantes, algunas de ellas muy cualificadas, que pide se tengan en cuenta a la hora de fijar la pena para su cliente. Dichas circunstancias son: confesión del hecho, obcecación, alteración psíquica por celos y alteración psíquica por depresión.
La Fiscalía sostiene en cambio que actuó con "alevosía" y "absoluta frialdad", tras sentirse "humillada y despechada por la traición". Cree que obró conforme a "un plan perfectamente trazado", y siendo consciente en todo momento de la gravedad y de las consecuencias de lo que iba a hacer.
La acusación particular que ejerce la madre del fallecido, representada en el proceso por el abogado Pablo Luna, sostiene que la procesada cometió un delito de asesinato, y pide, junto a los 20 años de encierro, un año más por otro posible delito: tenencia ilícita de armas. Aprecia además dos agravantes: la de parentesco y la de abuso de superioridad.
El día de autos Francisco y la acusada habían estado cenando en casa de la madre de éste, que se halla muy próxima a la suya. Era algo que hacían con cierta frecuencia y, sobre las 23:00 horas, regresaron a su vivienda.
La casa del matrimonio estaba dividida en dos. Allí vivían con sus dos hijas, que se encontraban durmiendo aquella noche. La menor, soltera, residía en la planta de arriba, junto a sus padres, aunque en un ala diferenciada. En la parte de abajo habitaba su otra hija, casada, con su familia.
La encausada habría actuado cuando Francisco estaba, según las acusaciones, "profundamente dormido". Supuestamente se levantó de la cama, cogió una escopeta que tenía tras la cortina y "situándose a la espalda de su marido (el cual dormía de medio lado), mostrando una gran frialdad de ánimo, le situó el cañón del arma a escasos 20 centímetros de su cabeza, descerrajando dos fuertes disparos" que le produjeron la muerte instantánea. Luego lo limpió todo -incluso pintó la pared para tapar los restos de sangre- y llevó el cadáver en el vehículo familiar, una C-15, a un lugar conocido como la rambla del Agua, ocultándolo con ramas y piedras.
María Dolores, en su declaración judicial, aseguró que su esposo era como "un jefe" y que podía soportar "que la maltratara", pero no que le fuera infiel. Sus hijas corroboraron esos supuestos malos tratos, aunque no existe denuncia.
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