Auxilio médico en Honduras

La profesión de médico es vocacional. Eso nadie lo duda. Tiene que gustar curar a la gente y asumir la responsabilidad de que en determinado momento se puede tener la vida en sus manos. Por su capacidad de ayudar, algunos médicos están involucrados en proyectos humanitarios y ONG. El fin es llevar la salud a zonas desfavorecidas y enseñar, a su vez, a los colegas que, con menos recursos, tienen que vivir su día a día en países con sistemas sanitarios aún en desarrollo.

Éste es el caso de un grupo de médicos de Granada liderados por el anestesista Juan de la Cruz, que cada año realizan cooperación sanitaria en zonas pobres. Ya han estado en Camerún, Honduras o el Sahara, entre otros.

La última expedición (en diciembre) ha sido a Honduras, en concreto a Choluteca, una población cercana a Nicaragua. El objetivo, asistir a enfermos con patologías ortopédicas.

Uno de los médicos cooperantes es el traumatólogo Juan Tercedor. "Ya en agosto un médico de allí nos seleccionó los casos que ellos no sabían resolver o para los que no tenían el material. Principalmente era gente sin recursos ya que allí tienen una sanidad caótica que no cubre mucho", dijo.

De los 40 pacientes que en un principio tenían el objetivo de tratar, "finalmente fueron más de 50 intervenciones y más de 90 consultas médicas, en las que dejamos diagnosticada la patología", explicó el doctor Tercedor, que acudió con el facultativo de Almería Agustín Gómez, los enfermeros Rafael Román y María del Mar Martínez y el anestesista Juan de la Cruz.

Para su labor recibieron ayuda de la ONG Pangea de Málaga, del área de cooperación internacional del Servicio Andaluz de Salud y de cooperantes privados como CajaGranada. Además de la atención médica, llevaron siete contenedores con fármacos y material médico donado por el SAS entre la expedición de Honduras y la de Camerún. Porque otro grupo estuvo en el hospital materno infantil de Widikum y en Nguti, también con fin ortopédico.

Entre las operaciones y asistencias en Choluteca, lo que más han atendido han sido las malformaciones congénitas en niños y las secuelas de fracturas de codos, "algo que aquí ya no se ve y que allí tratan los curanderos, a los que llaman sobadores".

Con todo, no han podido hacer todo lo que querrían. "Muchos pacientes acudían a las consultas creyendo que los íbamos a curar pero necesitaban operaciones como las de prótesis de rodilla, que no se pueden hacer por la falta de medios".

Pero, en conjunto, "estamos muy satisfechos de nuestra labor porque allí aún trabajan con técnicas rudimentarias. Además, nos damos cuenta de que aquí tenemos una sanidad de lujo".