El antiguo Banco Popular, ahora absorbido por Banco Santander, tendrá que devolver 67.000 euros a un informático granadino que contrató las llamadas Obligaciones Subordinadas, un producto del que no le advirtieron que podría conllevar la pérdida de la inversión, como ocurrió. Tampoco se comprobó su idoneidad para este tipo de productos.

Ante la sentencia, emitida por el Juzgado de Primera Instancia 1 de Granada, cabe la interposición de un recurso.

Los hechos se remontan a septiembre del 2011 cuando el cliente de la entidad, informático de profesión y sin experiencia en inversiones ni bolsa, acude a una oficina de su banco y le ofrecen como producto estrella las Obligaciones Subordinadas.

La sentencia ha resaltado que no era casual que en la oficina le explicaran las "bondades" del producto porque lo estaban promocionando y que se "vició" el consentimiento informado sobre el riesgo de la operación.

Durante el juicio, que se celebró el pasado junio, un empleado de la entidad reconoció que la oferta del producto partía de ellos como ordenaba una circular interna y que el cliente, que ha estado defendido por UNIVE Abogados-Granada, no fue sometido al test de idoneidad ni de conveniencia.

El fallo ha considerado probado que se produjo un incumplimiento por parte del banco de los deberes de información porque se habló de las "bondades" del producto pero no de la posibilidad real de pérdida total de la inversión.

La reclamación ha sido íntegramente estimada al quedar acreditado que su consentimiento a la hora de contratar este considerado producto complejo estaba viciado por error, puesto que desconocía la verdadera naturaleza del producto contratado.

La sentencia ha acordado la nulidad del contrato de las Obligaciones Subordinadas y ha condenado al antiguo Banco Popular al pago de las costas procesados y a devolver al cliente su inversión completa más los intereses legales desde su suscripción.