En una de las calas más bonitas de la Costa, Cantarriján, en el límite de Almuñécar con Cerro Gordo se encuentra uno de esos lugares que enamoran y te hacen sentir en el paraíso, el Restaurante la Barraca. Como una suerte de planeta aparte, donde sólo pueden ocurrir cosas buenas, La Barraca es un rincón parecido al paraíso, no sólo por la vista espléndida que tiene del mar y de las montañas que protegen esta famosa cala, sino por el frescor que le dan sus plantas, la agradable decoración, la paz de rincones donde se puede comer o cenar protegidos por la intimidad que proporciona la vegetación…

Este famoso restaurante que no cierra ni un solo día ha crecido gracias al amor de la familia Rodríguez Barbero, que ha trabajado en él más de 25 años. Rosarito Barbero cuenta cómo ella y su marido se enamoraron del lugar, trasmitiendo ese cariño a sus hijos Nino e Isaac. La huella del primero está por todos lados con fotografías y Budas esparcidos que parecen desear buena suerte. Riad es el estupendo encargado, mano derecha de la familia, su hija también trabaja aquí, la Barraca es como una gran familia. El pescado fresco al horno, a la plancha o encañado, las paellas, gran variedad de mariscos y una enorme carta para todos los gustos lo convierten en un lugar perfecto para comer. Pero no se limita su encanto al tema gastronómico, La Barraca va más allá mimando al cliente con actividades culturales y música en vivo las noches de los miércoles (bailes latinos), jueves (voz y piano) y sábado (flamenco). Por algo son cientos de personas quienes lo han elegido como lugar de celebración de su boda o de cualquier ocasión especial. No acaban aquí las propuestas de La Barraca. Quienes hagan una parada con su barco en las cercanías y les apetezca comer sin salir de la nave, sólo tienen que llamar y encargar lo que les apetezca, el restaurante cuenta con un servicio de lancha para transportar mar adentro cualquier tipo de comida. A partir de las nueve de la noche se abre el acceso para quien desee llevar su coche hasta el parking gratuito, antes de esa hora -en julio y agosto- hay que bajar en el autobús que sube y baja cada diez minutos para evitar la acumulación de coches.

A quien no le apetezca la responsabilidad del volante puede llamar (958 349287) para que lo recojan gratis en cualquier punto de la Costa, la Barraca cuenta con un vehículo de cortesía. Y volviendo a la comida, todo está hecho con profesionalidad. El jefe de cocina es Jesús Aragón. Resulta apetecible y ligera la concha de viera gratinada sobre nido de aguacate y cebolla con muselina al perfume de azafrán. Los espetos también son ricos porque los hacen con sardina pequeña. Las quisquillas, las frituras de pescado y el salmorejo son también una buena opción. La sangría es deliciosa, cuentan con una amplia carta de vinos. No faltan los cócteles y las frutas típicas de la Costa de Granada. En invierno, la magia de una chimenea convierte este lugar en muy especial.