Berbel se marcha del PP

Berbel lo ha sido todo en el PP.
Berbel lo ha sido todo en el PP.
Jesús Cascón

06 de enero 2011 - 01:00

SI en algo se caracteriza Gabriel Díaz es en su ausencia de pelaje lingual. Nunca se ha cortado y lo ha demostrado una vez más con su decisión de abandonara el partido en el que llevaba militando cerca de treinta años. Una militancia que se inició con su fichaje en un restaurante de París tras una conversación con el entonces presidente provincial de AP en Granada, Casto Susino. Luego, tras una visita de Fraga a Loja, con café por medio en los jardines de Narvaez, comenzaría Berbel su meteórica y brillante carrera dentro del partido. Un partido en el que lo ha sido todo, parlamentario andaluz, diputado, senador y alcalde de Granada.

Aunque a muchos les haya cogido de sorpresa su anuncio de abandonar el partido, a otros no nos ha sorprendido en absoluto, y esperábamos su decisión de un momento a otro. Desde que hace unas semanas Gabriel concedía una entrevista en la que cargaba contra todo lo establecido en las líneas populares, criticando duramente tanto al actual alcalde Torres Hurtado como al presidente provincial del partido era cuestión de tiempo que Kiki decidiese abandonar el partido, o que el partido decidiese abrirle el expediente de expulsión.

Berbel es una parte incuestionable de la historia de nuestra ciudad. Dato innegable. Pero a veces su forma de proferir calificativos a los que han batallado junto a él han podido emborronar un tanto su currículum, ya que la elegancia del que no está ha de ser mucho más apreciable que las dolencias, iras, resentimientos o rencores que, aún siendo lícitos porque pertenecen al terreno de lo sentimental, no deberían presidir nuestros actos, y mucho menos nuestras palabras. Pero Berbel siempre ha pasado de todo, siempre, sobre todo últimamente se ha liado la manta a la cabeza y, aunque algo de verdad hay en sus declarados, es cierto que parecía aceptar una realidad aplastante: los que están actualmente en el partido no le querían. Una realidad que al final parece que ha entendido y de ahí su decisión de irse. A él le dieron en toda la cara y su salida política no fue, ciertamente, la más elegante, pero Granada está llena de incansables trabajadores públicos que han acabado sus quehaceres en el más absoluto oscurantismo, y aquí no ha pasado nada. Berbel quiso ser la excepción, el recordado, el ejemplo a seguir para un modelo de ciudad sostenible. Y lo dice en plena guerra de siglas, cuando socialistas y populares mueven ficha al compás de la crisis que azota al Gobierno y al de la Junta. Río revuelto... No crean, que la decisión de Berbel ha sido tomada a la ligera. Nada de eso, Berbel ha sabido muy bien elegir el momento, y no es casualidad que se haya producido unas horas después de conocer la marcha del partido del que fuera secretario general en la época de Aznar, Francisco Alvarez Cascos. Berbel sigue teniendo la cabeza muy bien amueblada. Lo suyo, aunque cueste trabajo reconocerlo, es pura mala leche. Olvida lo que quiere y resalta lo que le interesa. Claro que, como bien dice Gabriel, a sus 70 años y ya con canas tiene todo derecho a opinar y a decir lo que le venga en gana. Por eso que se preparen algunos por si a Berbel le da por sumarse al nuevo proyecto de Cascos, o le dé por encabezar una plataforma de independientes de cara a las elecciones de mayo.

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