Bienvenido al mundo de las siglas
El nacimiento en Granada de un partido que quiere tener arraigo nacional no convulsiona la política, pero sí prueba que hay vida más allá de las multinacionales · De otra manera: no sólo de PP y PSOE vive el votante
Un partido de nuevo cuño acaba de presentarse por escrito a este periódico. Responde al nombre de Prune, siglas que significan Partido Renacimiento y Unión de España. Sus promotores cuentan que se ha creado en Granada pero que tiene intención de implantarse en todo el Estado y, aparte del hecho de recurrir a la carta tradicional y no al correo electrónico, llaman la atención algunos detalles.
Fundamentalmente, que remarquen que su ideario está influido por el Islam -firma el comunicado alguien con nombre musulmán- "como fuente de principios como la Justicia, la Igualdad, la Solidaridad y la Libertad" y que abogue por eliminar, o cosa parecida, todas las operaciones que enriquecen a los bancos. "Las prácticas usurarias (sic) en las transacciones comerciales y el interés bancario no tendrán cabida en una sociedad gobernada por el Prune", prometen.
No se mezcle lo uno con lo otro, pero es evidente que el conjunto -un partido nacional creado en Granada, confesional y contrario a los beneficios bancarios- resulta curioso.
No será fácil ver a los hombres y mujeres de Prune ocupando escaños, por más entusiasmo que le echen. Más bien parece que su destino terminará siendo el de otros muchos: añadir una nota de color en los expositores de papeletas cada vez que hay elecciones.
Porque hay vida más allá de lo que algunos dan en llamar las multinacionales de la política, de esos partidos con miles de afiliados y millones de votos que están convirtiendo a pasos agigantados el patio político hispano en un escenario bipartidista.
Quedan resistentes. No sólo los eternos terceros en discordia, una Izquierda Unida que ejerce de Pepito Grillo de sus primos retirados del PSOE, aunque desde parcelas cada vez más pequeñas.
Incluso hay rastros de existencia política en solares aún menos poblados como los del andalucismo, que anda ahora por su trigésimo cuarta refundación, pero que sigue fiel a su idea de desconcertar al personal: los del PA, habitual muleta de gobierno de los populares -lo fueron a menudo antes y lo son ahora donde pueden- se van de manifestación con los jornaleros del SOC , ole ahí los tíos ambidiestros.
¿Quién más queda en el pelotón? Pues, además de proyectos personalistas que prenden una llamita, como Unión Progreso y Democracia, pero cuyos miembros a veces parecen más interesados en pelearse entre sí que en mantenerla encendida, están las formaciones localistas y otras que funcionan de forma curiosa. Estas últimas merecen unas líneas, porque en la provincia opera una, Convergencia Andaluza.
No se trata, como muchos dan por sentado, de un partido que fundara Juan Carlos Benavides, el alcalde de Almuñécar, cuando ya no le quedó la posibilidad de militar en otro más grande. En realidad se formó en Algeciras y, al modo de las franquicias, le ha prestado sus siglas a varios políticos de otras ciudades. Así ganaron las municipales en Almuñécar y también en Tolox, un pueblo de la provincia de Málaga. Curiosamente, ni Benavides ni el regidor de Tolox, Juan Vera, necesitaron ser siquiera afiliados de Convergencia Andaluza para concurrir. Al partido les bastó con saber que abrazaban su causa. Igual ni siquiera se enteró de que uno y otro alcalde tenían a sus espaldas numerosas denuncias, sobre todo por problemas urbanísticos. Como en la Legión, no importaba su vida anterior.
Por lo menos tienen dos alcaldías, algo de lo que no pueden presumir otras muchas formaciones que se han presentado a los comicios en Granada. A bote pronto, ahí van algunas: Democracia Nacional, Solidaridad y Autogestión Internacionalista, Por un Mundo Más Justo, España 2000, Frente Español, Partido Familia y Vida, Partido Antitaurino contra el Maltrato Animal, Partido Obrero Socialista Internacionalista, Movimiento Católico Español.
Con todas ellas se batirá el cobre el Prune, si es que llega a la próxima cita con las urnas. Está en su derecho de competir y quien quiera darle su apoyo, pues estupendo. Bienvenido sea, pues, al fascinante mundo de las siglas.
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