Granada

Botánico, el primer local moderno

Botánico

Cuando llegaron a Granada Julia Sevillano y Esther Vidal soñaban con un sitio en el que pudieran "desayunar a la tres de la tarde". De esta idea tan bon vivant nació El Botánico, el primer establecimiento que se abrió en la ciudad que podía haberse abierto en cualquier otra gran capital europea. Decididamente cosmopolita en diseño, concepto y carta, pronto se convirtió en un referente que en el 'modernerío' granadino que 14 años después puede presumir de seguir congregando a una clientela más o menos joven, urbana y vinculada a la cultura.

Ese es el ambiente habitual que se respira en este cafe-bar-pub que tiene su cocina abierta desde por la mañana hasta por la noche, y en el que también se organizan fiestas con DJ. "Queríamos un sitio abierto en el que pudiesen convivir personas que se toman un bocata con otras que están almorzando un solomillo. Que te pudieras tomar un dulce en una mesa y el sábado por la tarde tomarte un café escuchando a un DJ", explica Julia Sevillano.

Y esa concepción internacional, joven y desenfada se trasmite en su carta, una cuidada selección de platos variados de base mediterránea con aportaciones de otras cocinas del mundo, en especial la cocina asiática, mexicana y oriental. "Esther es cocinera y francesa y ella se encargó de la cocina durante dos años, y eso se nota. Ahora sólo supervisa", cuenta Sevillano, quien explica que detrás del Botánico hay cinco socios vinculados al estudio de diseño gráfico La Manigua, pero sólo ellas dos están en la sala capitaneando el equipo de 15 profesionales permiten al Botánico tener un horario de atención al público tan amplio.

Pero además de la carta de restaurante, Botánico ofrece desayunos especiales tipo brunch, sandwiches, bocadillos, tostadas, tés, cafés, infusiones, chocolates aromatizados, zumos y batidos naturales.

La vinculación a La Manigua se deja notar en la inclinación del Botánico por las artes plásticas desde el mismo inicio de su planteamiento, como puede verse en su diseño, obra del arquitecto José Miguel Molero, que es el responsable de los inconfundibles cubos que acogen las exposiciones temporales que cada mes alberga el restaurante. "Tenemos claro que no somos una galería pero por aquí, en 14 años, han pasado muchos jóvenes artistas", explica Sevillano, quien dice que en los últimos años, siguiendo la tendencia actual, hay más ilustraciones.

José Miguel Molero también es el responsable de la decoración minimalista de Botánico, característica por el uso de la madera, las paredes blancas y el naranja, pero también de lo que puede escucharse en el restaurante. "Él es el programador musical desde que abrimos por la mañana a la noche, porque la música no la eligen los camareros", puntualiza Sevillano, quien también matiza que el nombre del establecimiento viene del Jardín Botánico, que se encuentra justo enfrente, pero que no se trata de un restaurante vegetariano, como mucha gente cree, aunque siempre tienen platos para ellos.

Además de la carta, uno de los éxitos del restaurante es el menú diario que de lunes a viernes sirven en sus mesas a un módico precio y que ha conseguido hacer una clientela fija que cuenta por igual con profesores que con estudiantes de Derecho. Y, otro éxito, su emblemática terraza, un punto donde beber, comer, ver y dejarse ver.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios