Carlos V: rey, emperador y con un brazo de quita y pon
La estatua de la Plaza de la Universidad sufre cada año el azote de las novatadas y las fiestas de inicio de curso · Seguirá manco hasta después del día de San Lucas
A una trabajadora de la Facultad de Derecho se le pregunta desde cuándo está manca la estatua y su respuesta, también en forma de pregunta, es significativa: "¿Pero ahora tiene brazo o no?"
La mujer ya no se acuerda de cuántas veces en los últimos años ha sido ultrajada la figura de Carlos V que hay en la Plaza de la Libertad. La fuerza de la costumbre ha hecho lo demás: ni siquiera se fija en si el que fuera rey y hasta emperador cuando en España no se ponía el sol sostiene con su mano derecha una espada o si mira de frente a la fachada principal de la facultad con orgullo, pero lisiado.
Bajo su pie derecho, puestos a describirlo más en profundidad, alguien ha dibujado un balón de fútbol. Parece que el hombre esté pensándose cómo tirar la falta para colarla por toda la escuadra.
El brazo desapareció por primera vez en el año 2000 en un acto vandálico, aunque en ciertos momentos del año, precisamente ahora, parece más fino y menos dañino referirse a ellos como novatadas, como si eso restara gravedad.
Pudo ser en el inicio de curso de Derecho o en la fiesta de San Lucas, patrón de Medicina y que se celebra allí todos los años en torno al 18 de octubre. Hay alumnos que tienen por costumbre subirse a la estatua para hacer un poco el ganso o para saltar desde allí a los brazos de los compañeros que lo esperan, evitando así que se parta la crisma.
Tampoco es una tradición autóctona: se parece mucho, pero mucho, a lo que hacen pamploneses y visitantes en las fiestas de San Fermín. En cualquier caso, les parece divertidísimo.
A fuerza de apoyarse en él, un día el brazo se desprendió. El ayuntamiento procedió a una primera restauración de la escultura, que corrió a cargo de Carmen Tienza. Por entonces se pagaba en pesetas y la actuación costó 900.000.
Pero las novatadas se repitieron año tras año y el brazo se partió al menos otras tres veces. En 2006, el Consistorio se hizo cargo de nuevo de la reparación, que en esta ocasión fue comparativamente más costosa (superó los 6.000 euros), duró más de dos meses y que también fue encomendada a Carmen Tienza. Además de procurarle una especial protección utilizando una resina especialmente resisitente, el Ayuntamiento, curándose en salud, le hizo un molde a la extremidad del monarca.
"A partir de ahí tenemos repuesto, así que si lo vuelven a romper resulta más sencillo volvérselo a poner", explicó ayer el concejal de Cultura, Juan García Montero, que tampoco sabía a ciencia cierta si en ese momento la estatua estaba entera o no pero conjeturó que a lo mejor hasta los técnicos de mantenimiento se lo habían quitado "en previsión de accidentes".
Otras fuentes municipales dijeron que no se había hecho tal cosa, que tenían conocimiento de que el brazo no estaba en su lugar y que no lo iban a volver a poner hasta que no pasara la fiesta de San Lucas, porque era probable que la historia se repitiera y para trabajar el doble siempre hay tiempo.
A todo esto, ese tipo de actos vandálicos están prohibidos y son sancionables, pero da la impresión de que en este caso también ha vencido la fuerza de la costumbre y que la supuesta tradición de las novatadas tiene las de ganar. Menos mal que hay repuestos.
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