Granada

Conocer, confirmar, comprender y contar

  • Iñaki Gabilondo presentó ayer en la Asociación de la Prensa de Granada su libro 'El fin de una época' en el que reflexiona sobre sus 45 años de profesión y en el que da las claves para mantener vivo el oficio periodístico

Lo que le pase a Federico Jiménez Losantos, Luis del Olmo o a Carlos Herrera no es periodismo. Lo que le pasa a la mujer de un torero, peleada con la familia de la ex de su marido, tampoco. Son realidades más o menos interesantes, pero no son periodismo. Y es conveniente dejarlo claro porque en la sociedad actual hay tantos oficios a los que se les llama periodismo que de vez en cuando hay que pararse y reflexionar cuál de ellos es realmente el que merece el término. Lo contrario sería algo así como llamarle médico a un curandero.

La reflexión la hizo ayer Iñaki Gabilondo en la presentación de su libro El fin de una época (Editorial Barril&Barral) en la Asociación de la Prensa de Granada, donde ante un concurrido público de estudiantes y seguidores quiso exponer cuatro o cinco ideas con las que poner algo de luz en medio de la confusión que rodea a la profesión en los últimos tiempos.

La presencia de los estudiantes fue ayer especialmente significativa, sobre todo teniendo en cuenta que el libro comienza con la siguiente dedicatoria: "A tí, del que se ríen cuando dices que quieres ser periodista". Lejos de reproducir lamentaciones o reflexiones apocalípticas, Gabilondo desgrana en las siguientes 174 páginas las claves del nuevo escenario en el que los periodistas tienen hoy que desarrollar su profesión.

Para hacerlo con la máxima honestidad posible, y para garantizar la pervivencia de la profesión, el conocido comunicador les recordó un principio básico que conviene no olvidar: "Los periodistas administramos un derecho ciudadano: el derecho a la información y no es un derecho que tenemos nosotros, es un derecho de la sociedad", recordó Gabilondo, y añadió que esta idea tan básica está muy difuminada "ni la sociedad se acuerda, ni nosotros nos acordamos". Por eso le pidió a los estudiantes que no se obsesionen con los nuevos artilugios tecnológicos "aprendereis a utilizarlos sin problemas, y lo que ahora conocemos, dentro de 15 días no va a durar". Eso sí, si lo que quieren es dedicarse al periodismo es fundamental que tengan criterio, que aprendan a entender el mundo y sobre todo, que se enamoren de lo común. "Si no te importan los otros, es mejor que te dediques a otra cosa. Me moriré pensando que el periodismo es un servicio público que tiene sentido en la medida en que tiene sentido para la sociedad", apuntó. Y les pidió que no se desanimen. "Si hiciéramos caso a todas las realidades que nos rodean nos llevarían al suicidio, pero hay que esperar a mañana o a pasado mañana, porque esto pasará, dejando 'cadáveres' en el camino, pero pasará". Eso sí, hay que tener conciencia de que hay que prepararse y para eso es fundamental seguir las cuatro 'C': conocer, confirmar, comprender y contar.

Sobre todos estos ingredientes debe predominar la ética, algo de lo que apenas se hablaba hace unos años y que hoy en día se ha convertido en la piedra angular de la profesión. Hasta tal punto que es el elemento que va a hacer que la profesión se salve o no se salve.

"La única forma de que la profesión se salve con seguridad es que montemos un parapeto ético, sino este oficio desaparecerá", apuntó Gabilondo. Y puso un ejemplo: un cirujano que va a operar no empieza su labor sin antes lavarse las manos y colocarse unos guantes. Da igual si su hospital es público, privado, si tiene beneficios o si tiene pérdidas. "Hay una raya ética que impide que cualquier presión que se produzca en la tierra les lleve a no lavarse las manos". Y eso debe pasar con el periodismo, porque cuando una profesión establece una barrera ética se protege ella y protege a la sociedad".

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