Granada

El Corpus más tardío desde 1943

  • El cortejo se adelantó ayer una hora para mitigar el calor propio de estas fechas tan tardías del mes de junio · Miles de personas acudieron al centro a ver la procesión, la más larga de toda Granada.

El Corpus Christi más tardío del último medio siglo, en concreto  desde la celebración de 1943, cuando la procesión salió el 24 de junio, hizo ayer que los actos se adelantaran a su horario habitual. En vez de a las diez de la mañana, como es  tradicional, el arzobispo de Granada tuvo que madrugar más para oficiar la misa en la Catedral a las nueve de la mañana y adelantar así la salida del cortejo para evitar los calores propios de estas fechas.

Y, se ve que la medida tuvo su efecto, porque las calles se llenaron ayer de miles de granadinos y turistas que salieron al encuentro de la Custodia. Sorprendentemente, ni la alerta amarilla por las temperaturas ni el madrugón con la resaca del miércoles de feria, frenaron al gentío que se dio cita en las calles del centro para contemplar la procesión.

Tras la misa, la Custodia salió  pasadas las diez y media de la mañana, hora en la que atravesaba las puertas de la Catedral para cruzar las Pasiegas en dirección a Marqués de Gerona, Mesones, Puerta Real, Reyes Católicos, Gran Vía de Colón, Cárcel Baja, Pide de la Torre, para regresar a la Catedral sobre la una del mediodía, donde se dieron cita miles de personas, unas cantando, otras rezando y otras grabando la escena.

Un grupo de costaleros portaron la Custodia del Corpus, que la reina Isabel la Católica donó a la ciudad y en cuyo honor replican las campanas de la Catedral a su salida para recorrer las calles, alfrombradas para la ocasión con las plantas aromáticas de La Vega granadina y cubiertas por toldos que sirven de paso para suavizar un poco las altas temperaturas. 

Como es tradición,  la corporación municipal bajo mazas se sumó al cortejo de la Custodia. Y, como también es tradicional, con la ausencia de los dos ediles de IU, partió del Ayuntamiento con los sones de los himnos de Granada, Andalucía y España. El concejal de Educación, Consumo y Empleo, Jorge Saavedra (PP), al ser el más joven, se estrenó en el cargo portando el pendón de Castilla.

Ministriles, alguaciles, porteros, palafreneros y todos los personajes del cortejo de gala del Ayuntamiento de Granada portando las insignias y elementos históricos de la ciudad, tales como sus Constituciones, jarras de Caballeros XXIV, heraldo y pértigas. Y, de forma muy especial, los maceros, con esos trajes de terciopelo burdeos con sus capas, sus medias y sus sombreros... que llegaban a dar hasta más lástima que los Policías Locales con los uniformes de gala y los cascos metálicos calentándose bajo el sol de justicia que azotaba ayer la ciudad y que también tuvieron que sudar la gota gorda.

En el acto cívico-religioso participaron, además, hermandades de penitencia y las gloria, como la de la Virgen de las Angustias o el Cristo de la Luz. Y junto a las asociaciones y cofradías, también un grupo de mantillas vestidas de blanco, niños que han hecho la primera comunión este año vestidos con el traje de tal fasto, representaciones parroquiales y el clero diocesano, dos bandas de música -la del Despojado y la Municipal- y numerosos fieles.

Y todo ello precedido por la Tarasca, que volvió a desfilar vestida por los diseñadores de la ópera Ainadamar, que se estrena mañana en el Festival de Música y Danza. Y, como la maniquí que este año va estilo retro, los cabezudos, los gigantes que representan a los Reyes Católicos y los que recuerdan a los últimos reyes de la dinastía nazarí en Granada, Boabdil y Moraima, más un grupo de bailes regionales de Granada y una orquesta de castañuelas, bandurrias y guitarras.

Además, como novedad de este año, importada de otras manifestaciones civiles y recientes, varias personas del cortejo han llevado carteles con mensajes evangélicos precediendo. Otra novedad fue el tintinábulo, que portaron los acólitos de la custodia y que fueron haciendo sonar todo el recorrido.

Al final la procesión, la más larga de todas las que se celebran en la ciudad durante el año, pasó por delante de los nueve altares instalados durante el recorrido y miles de ojos de devotos y curiosos que no parpadean ante la mezcolanza festiva y religiosa.

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