Medio Ambiente

Carlota Escutia, la experta en cambio climático reconocida por premios Nobel que lleva su trabajo de Granada a la Antártida

La investigadora Carlota Escutia junto a uno de los aparatos utilizados en sus expediciones a la Antártida

La investigadora Carlota Escutia junto a uno de los aparatos utilizados en sus expediciones a la Antártida / Efe

La investigadora Carlota Escutia, que esta semana ha logrado el prestigioso premio Rey Jaume I por sus investigaciones sobre el cambio climático desde la Antártida, pide mirar al pasado para garantizar el futuro y confía en que el aval de la evidencia venza a los negacionistas y blinde un planeta habitable.

Doctora en Ciencias del Mar y actual investigadora en el Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (IACT)-(CSIC), ubicado en Granada, fue nominada por su centro, "pero de ahí al premio...". "Es una gran satisfacción y una forma de reconocer a todas las personas que trabajan en el área", ha declarado.

Un jurado compuesto por 21 premios Nobel ha elegido a Escutia, (Monzón, Huesca, 1959) entre los seis ganadores de la 35 edición de los premios Rey Jaume I, unos galardones con una dotación económica de 100.000 euros que aplauden una vida dedicada a cuidar el planeta.

En una entrevista con EFE, Escutia ha reconocido que su trabajo conlleva muchos sacrificios y agradece el premio a quienes la acompañan "en las trincheras y en las sombras", pero sobre todo confía en que sirva de aliento a otros compañeros y enfoque la importancia de frenar el cambio climático.

Este premio en la categoría de protección del medio ambiente responde a sus estudios sobre las condiciones ambientales cambiantes en el manto antártico y su impacto en el sistema climático global; más de media docena de expediciones a la Antártida que bucean en el pasado para saber qué pasará mañana.

Ese pasado y ese mañana hablan de millones de años y pretenden corregir propuestas acotadas a décadas para ampliar la fiabilidad de las predicciones.

"El problema es que en el calentamiento global es muy difícil predecir los cambios porque las medidas que usamos ahora nos llegan de series muy cortas, de hace sesenta o setenta años, por lo que no contienen las condiciones para saber qué pasará en las próximas décadas", ha apuntado la investigadora.

La Paleoclimatología como clave

Para que el espejo en el que mirarse sea más grande, Escutia recurre al paleoclima, disciplina que estudia cómo era el planeta hace millones de años a través de estalagmitas, anillos de árboles o testigos de hielo que permiten saber ahora que en los últimos 800.000 años no se han alcanzado los niveles de dióxido de carbono (CO2) actuales.

"Estos registros nos ayudan a poner en contexto los cambios, saber si son algo natural o no. Y la respuesta es un no", ha aclarado esta geóloga e investigadora, que apunta que la diferencia está en unos ciclos de carbono alterados por el ser humano: "un carbono que antes estaba enterrado y que hemos puesto en el aire".

Escutia es Doctora en Ciencias del Mar y actual investigadora en el Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (IACT)-(CSIC), ubicado en Granada Escutia es Doctora en Ciencias del Mar y actual investigadora en el Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (IACT)-(CSIC), ubicado en Granada

Escutia es Doctora en Ciencias del Mar y actual investigadora en el Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (IACT)-(CSIC), ubicado en Granada / Efe

Escutia realiza en la Antártida un viaje en el tiempo para conocer cómo épocas de más calor y con más concentraciones de CO2 afectaron al hielo antártico y generaron reacciones en cadena al alterar la circulación global del agua.

"No nos preocupa el planeta, nos preocupa que somos muchos viviendo en él", recalca la investigadora, que explica que los calentamientos globales ya han ocurrido en el pasado, "con extinciones y recolonizaciones", pero ahora hay que trabajar para ralentizar el ritmo del cambio climático y sus consecuencias.

Una Antártida con palmeras

Los testigos de sus expediciones permiten saber que la Antártida de hace unos 3 millones de años tenía palmeras en vez de hielo, porque hacía calor, aunque en esas cuentas para conocer el pasado y adelantarse al futuro no estaba la mano humana.

"Las tasas del cambio climático están siendo más rápidas de lo que pensábamos", ha alertado la premiada, que apunta que la clave para evitar el punto de no retorno en los periodos de más y menos calor está en conseguir que ese calentamiento no dure mucho.

"Cuando se modifica durante mucho tiempo se produce una subida del nivel del mar de seis metros y eso dibujaría un escenario catastrófico", ha adelantado una investigadora que, pese a todo, se muestra "optimista y realista" ante un futuro en el que cada ciudadano tiene un papel protagonista.

Escutia cree que la solidez de la evidencia científica es suficiente para vencer a los negacionistas del cambio climático: "Siempre habrá voces discordantes, unos por creencia y otros por intereses".

"Los negacionistas no tienen que ser el centro de nuestra preocupación porque contamos con el peso de la evidencia. Toca exigir como consumidores y activar acciones en un plano económico y social, empresarial y gubernamental, para que, si hay cambio de ciclo, no dure demasiado", ha resumido.

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