Dispositivo a tres bandas para sofocar los conatos de botellón

El Ayuntamiento activa un plan coordinado con Policía Local e Inagra para detectar puntos 'calientes'. El PP pide el cumplimiento estricto de las ordenanzas en el festival Zaidín Rock.

Lourdes Mingorance / Granada

10 de septiembre 2016 - 09:23

El pasado martes Carmen no pegó ojo. Hacia las dos de la madrugada, un grupo de jóvenes se instaló bajo su ventana, situada en una urbanización abierta cercana al centro comercial Neptuno, para echarse unas copas. Lo que empezó con una reunión pausada, amistosa, acabó en borrachera. Lo que empezó como un botellón acabó con una joven vomitando y varios asistiéndole. Mientras, Carmen seguía intentando dormir sin éxito. No es la primera vez que le pasa. Esta joven ha sufrido los ruidos de jóvenes borrachos en otras muchas ocasiones con y sin botellódromo. Sin embargo, ahora se muestra preocupada. Teme que a la incómoda noche del martes, le sigan otras tantas, en la medida en que los estudiantes regresen a la ciudad que durante once años de gobierno popular ha vendido la marca botellón como reclamo.

La de Carmen no es una historia aislada. La capital cuenta con un conjunto de puntos conflictivos donde los jóvenes se reúnen a beber alcohol a cualquier hora de la noche. Pasaba antes del fin del botellódromo y pasará, seguramente, ahora cuando se cumple una semana de su cierre tras casi diez años de polémica. Según los datos del Ayuntamiento de Granada, la Policía Local impuso un total de 2.074 denuncias por hacer botellón en la capital en el año 2014. Una de las cifras más bajas de los últimos cuatro años pues, en 2013 los efectivos locales detectaron 3.260 botellones en la vía pública, 4.413 en 2012, 2.290 en 2011 y 1.893 en 2010.

La incógnita ahora es, si estos botellones esporádicos se expanden ahora por toda la ciudad. No solo en las calles y plazas sino también en las viviendas de los estudiantes donde está previsto un control exhaustivo por parte de la Policía Local. Durante la primera semana tras el fin del recinto las noches están siendo relativamente tranquilas. El pasado fin de semana, la Policía Local impuso 54 denuncias por hacer botellón en la calley recibió una docena de llamadas por fiestas en pisos. Para ejercer un control más exhaustivo, el concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Granada, Miguel Ángel Fernández Madrid, anunció ayer un plan coordinado con Inagra para detectar los focos donde se realiza botellón con el objetivo de vigilarlos. Para ello, se ha implantado un plan de actuación conjunto entre la Policía Local y los operarios del servicio de limpieza de Inagra que tiene como objetivo detectar estos puntos 'calientes'. "Inagra comunicará a los agentes de la Policía Local los espacios en lo que, en el desarrollo de su actividad, detecten que están siendo elegidos para acoger este tipo de actividad".

Esta medida permitirá, según explicó el edil, que el Ayuntamiento de Granada se anticipe a los posibles conatos y realice una labor de seguimiento.

Por otra parte, según informó ayer la concejal de Presidencia, Ana Muñoz, la Junta de Gobierno Local, rectificó ayer el decreto de Alcaldía relativo a la modificación de la ordenanza municipal reguladora de determinadas actividades de ocio suscitado por el cierre tras acuerdo unánime de todos los grupos políticos del espacio conocido como botellódromo. En este sentido, la edil anunció la continuidad del dispositivo de los 25 agentes de la Policía Local que trabajan de forma extraordinaria tras el cierre del polémico recinto. "Ahora comenzamos una andadura valiente con la que conseguiremos erradicar la imagen tan negativa que tenía Granada como ciudad del botellón", dijo Muñoz.

Sin embargo, existen voces críticas que ya anuncian que estas medidas están siendo insuficiente. La presencia de jóvenes haciendo botellón en las inmediaciones del Zaidín Rock han activado todas las alarmas sobre la posible expansión del botellón a lo largo y ancho de la ciudad. El grupo municipal popular en el Ayuntamiento de Granada manifestó ayer su más profundo enfado hacia el equipo de gobierno socialista por no haber hecho nada para impedir el botellón que se organizó en la madrugada del jueves en el Zaidín, en el que participaron más de mil personas, que invadieron las vías del Metro y la calle.

Su portavoz, Rocío Díaz, remarcó que, aunque los populares están a favor de la celebración del Zaidín Rock y es consciente también de que durante las fiestas del barrio se producen una serie de ruidos que son difíciles de evitar, las ordenanzas están para cumplirlas. "Hemos recibido una auténtica avalancha de llamadas y de mensajes de protesta a través de redes sociales, remitidos por vecinos del barrio y las cercanías, y no estamos dispuestos a soportar que se repita", recalcó la portavoz popular, que recordó que, tras el primer fin de semana sin el botellódromo, el gobierno socialista sacó pecho diciendo que no hubo incidencias y que todo funcionó con normalidad. "Ahora está viendo que eso no es así, en el Zaidín tiene un claro ejemplo de que se sigue bebiendo en la calle".

Para Díaz, lo que debe hacer el alcalde es aplicar la ordenanza, ser contundentes para garantizar su cumplimiento y destinar a los lugares donde se practica el botellón a los policías locales que sean necesarios", subrayó la concejal, que desmintió las cifras de agentes que los socialistas difundieron el pasado fin de semana: "Dijeron que hubo cincuenta y sólo salieron catorce el viernes y ocho el sábado". Lo curioso es que, durante el mandato popular, el Zaidín acogió botellones similares. Parece que en esta ciudad, tras veinte años de botellón, nadie consigue ponerle el cascabel al gato.

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