Distintos sabores en las procesiones de Motril y Almuñécar

Los fuegos artificiales de Almuñécar, declarados de Interés Turístico.
Los fuegos artificiales de Almuñécar, declarados de Interés Turístico.
Rosa Fernández Motril

17 de agosto 2016 - 01:00

Almuñécar volvió a vivir con devoción y solemnidad la festividad de su Patrona, Virgen de la Antigua Coronada. Decenas de miles de personas vibraron la jornada festiva con la procesión marítimo-terrestre y los fuegos artificiales declarados de Interés Turístico.

Eran casi las 20,30 horas cuando salía a la calle desde la iglesia parroquial a la Patrona de Almuñécar, que junto con la Banda Municipal de Música sexitana, cerraba el cortejo procesional que había quedado formado en la Puerta de Granada.

La comitiva religiosa estaba formada por el cura párroco Vicente Guerrero acompañado por representantes de la Hermandad de la Virgen de la Antigua. Abría el cortejo una amplia representación de cofradías y hermandades a la que se unía la representación municipal encabezada por la alcaldesa, Trinidad Herrera,

Ya en la calle el trono de la Patrona, portada por unos 60 horquilleros, la Virgen de la Antigua, lucía más bella que nunca con una decoración floral con "piñas" formadas por rosas y nardos que destacaba en los respectivos ángulos del trono. No faltaron los tradicionales cantes y bailes del fandango cortijero en Honor de la Patrona.

Fue una tarde gris y calurosa, con riesgo de lluvia que hizo cubrir por "por precaución" la Imagen, la cual solo fue cubierta unos 50 metros.

Al finalizar el baile se abrió un pasillo desde el paseo hasta la orilla para que pasara la Virgen. Había sido introducida en una hornacina de cristal y portada por cofrades hasta su barco, acompañada por decenas de embarcaciones que iluminaban el paso del barco de la Patrona hasta alcanzar el Peñón de Fuera, cuando ya comenzaría a quemarse un gran castillo piro-musical de fuegos artificiales de la mano de la pirotecnia Esteban Martín

El sonido, el fuego, la luz y el color ocuparon espacios como los de los Peñones del Santo, El Castillo de San Miguel o la playa Puerta del Mar, junto con el propio Mar Mediterráneo.

En Motril, sin embargo, el final de las fiestas tuvo un broche agridulce, puesto que la lluvia, que comenzó sobre las diez de la noche, en dos ocasiones previas hizo pensar en abandonar el recorrido de la procesión, hasta que a la tercera vez en la que las gotas eran más intensas, se decidió llevar a la Virgen de la Cabeza al templo, ante la impotencia y decepción de miles de motrileños y visitantes que se habían movilizado para ver a la patrona.

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