Dominio Buenavista: El Veleta sabe a tinto

Provincia. Tras los pasos de Gerald Brennan y Pedro Antonio de Alarcón llegamos a Ugíjar, con el Veleta al alcance de la mano

Dominio Buenavista: El Veleta sabe a tinto
Dominio Buenavista: El Veleta sabe a tinto
Margarita Lozano

24 de agosto 2014 - 01:00

VOLVEMOS a La Alpujarra, una de las zonas vitícolas más antiguas de España, ya que como he contado en otros artículos los habitantes del sur de la Península comenzaron el cultivo de la vid y la elaboración de vino alrededor del año 2500 a.C., es decir, hace unos 4.500 años. El nombre de la región se cree que deriva de la voz árabe abuxarra, que quiere decir "la rencillosa, la pendenciera".

En la Alpujarra baja, en la Contraviesa, nos dirigimos al pueblo de Ugíjar (Ulisea, la ciudad de Ulises), en la ladera sur de Sierra Nevada. Dice la leyenda que Ulises estuvo en estas tierras después de la guerra de Troya y que la princesa Calipso, hija de Atlas, el rey de Tánger, lo detuvo durante siete años. Antes de que la diosa Athena pidiera su rescate, buscó y encontró oro en el río Nechite. Siglos después, Gerald Brennan mencionaba en su libro Al Sur de Granada el hallazgo de un adorno de oro en la cabeza de un jefezuelo local enterrado durante el cuarto milenio a.C. y en sus palabras es "la pieza más antigua de oro labrado encontrada en Europa Occidental".

En tiempos más recientes, Ugíjar fue una población importante con partido judicial de primera instancia e iglesia colegiata con canónigos. Fue reconocida por sus telares y la producción de seda y vino. Pedro Antonio de Alarcón cuenta en uno de sus libros cómo las gentes del Marquesado (al otro lado de las sierras y mucho más cercanas a Guadix) iban a la "metrópoli" de Ugíjar en busca de abogados para resolver sus pleitos.

Y en Ugíjar encontramos las bodegas Dominio Buenavista, a 650 metros de altura sobre el nivel del mar, en un valle resguardado de fríos extremos. El Mulhacén y el Veleta, cubiertos de nieve desde noviembre hasta junio, amparan la zona norte y proveen agua en las épocas de sequía. El Mediterráneo es visible desde los viñedos y la brisa nocturna del mar refresca las vides en las noches calurosas de verano y retrasa la maduración.

Dominio Buenavista es un proyecto de Juan Manuel Palomar, prestigioso médico que ejerce en EEUU, nacido en Ugíjar; y su esposa americana, Nola Palomar. Juan Manuel decidió a principios de los 90 convertir el cortijo familiar -el Cortijo Buenavista-, en una bodega de elaboración de vinos de calidad, en una zona en la que el vino tradicional, llamado "costa", era el que se vendía y bebía en La Alpujarra: un vino rosado, en general producto de la mezcla de varias uvas, blancas y tintas.

Las primeras cepas porta injertos se plantan en 1992 en la Viña de la Balsa y se injertan en 1994 usando variedades locales (Tempranillo) y otras traídas desde el Valle de Napa en California (Cabernet Sauvignon y Chardonnay). En 1996 se acondicionó una zona del cortijo llamada el Cerrón. Con posterioridad, en 1998 se plantó el viñedo de Merlot y finalmente en 2001 se llevó a cabo la plantación de la Viña de la Erilla, donde construyeron un embalse que recoge aguas de Sierra Nevada y riega toda la finca. Nada se dejó al azar: hasta para el desarrollo y estructuración de la Erilla contaron con la colaboración del 'Doctor de los Viñedos', Mr. Richard Smart, un famoso viticultor australiano, reconocido como una de las autoridades mundiales en viticultura.

En la actualidad poseen 25 hectáreas de viñedos con un rendimiento medio de 4.000 kilos por hectárea, con Cabernet Sauvignon, Merlot, Cabernet Franc, Garnacha y Tempranillo como variedades tintas; y Chardonnay y Viognier en blancas.

La primera fase de la bodega se comenzó a construir, bajo el diseño y dirección del arquitecto Eduardo Canals, en 1996 y se finalizó en 1999. Posteriormente, en 2004 se expandieron las instalaciones añadiendo una zona de vinificación más amplia y nuevas salas de crianza.

Dominio Buenavista abre sus puertas todos los días del año a los entendidos en vino, a los simplemente curiosos y a todos los que deseen profundizar más en este interesante mundo y vivir una grata experiencia (bajo reserva a través de su web: www.dominiobuenavista.com). Además, Ugíjar dispone de alojamientos y casas rurales y restaurantes donde se pueden degustar las especialidades culinarias de la zona, tales como el arroz liberal (un arroz caldoso a la pimienta), migas de harina, cabrito al ajillo y los incomparables embutidos y chacinas de la zona.

Podrán conocer a Juan Manuel Palomar y a su familia (si están por estas latitudes, pues pasan gran parte del año en EEUU) y sentir la pasión por lo que hacen; visitar la bodega y hacer una gira por el viñedo y, por supuesto, catar sus vinos, elaborados usando métodos orgánicos y biodinámicos.

Una concepción original de lo que puede dar un terroir y de los gustos personales del propietario es el vino D. Miguel sin añada, un tinto dulce tipo oporto, con crianza en criaderas y soleras, único en Granada. También producen un blanco dulce, Sweet Melody, del que actualmente se comercializa la añada 2013.

Pero sin duda los más conocidos son sus vinos bajo la marca Veleta, una colección de monovarietales: dos blancos, Veleta Vijiriega (casi agotado, esperando que la cosecha 2014 esté lista, al igual que el Veleta Rosado) y Veleta Chardonnay 2013 (procedente de cepas traídas de California), este último un vino carnoso, con volumen y presencia en boca y gran frescura.

Y en tintos, el Veleta Tempranillo Privilegio es uno de sus abanderados. De hecho, este año la añada 2009 ha recibido un Doble Oro en el San Francisco International Wine Competition.

Y en el mismo concurso, su vino Noladós (en honor de su hija Nola que, llamándose como su madre, se ha convertido cariñosamente en "Nola 2") un coupage de Tempranillo, Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc recibió Medalla de Plata.

stats