El Duque de San Pedro, canónigo de la Catedral

Fue nombrado canónigo honorario como agradecimiento por la donación del Tabernáculo del Altar Mayor que hizo el escultor Navas Parejo. Sus restos y los de su esposa reposan en la Catedral

1. Navas-Parejo. Busto del duque de San Pedro de Galatino. 2. Tumba de los duques de San Pedro de Galatino en la Catedral. 3. Altar mayor de la Catedral de Granada. 4. Hotel del Duque.
1. Navas-Parejo. Busto del duque de San Pedro de Galatino. 2. Tumba de los duques de San Pedro de Galatino en la Catedral. 3. Altar mayor de la Catedral de Granada. 4. Hotel del Duque.
José Luis Delgado

02 de noviembre 2015 - 01:00

CONOCIDA es para los granadinos la ingente obra de este hombre de empresa que fue don Julio Cañaveral y Piédrola, Señor de Láchar, Conde de Benalúa y Duque de San Pedro de Galatino. Las hemerotecas y sus biógrafos (El Defensor, Corral López, Titos Martínez, etcétera) nos recuerdan su larga trayectoria como "prócer de Granada", aristócrata, político y "prototipo de empresario emprendedor" de los que, por cierto, buena falta nos hacen en la Granada de hoy.

Su nombre está vinculado al de los negocios de la industria azucarera granadina, a la construcción del Hotel Alhambra Palace, al de Sierra Nevada (Hotel del Duque), a la construcción de la carretera de la Sierra, a la Eléctrica de Maitena, al añorado tranvía de la Sierra y a tantas aventuras en pro del turismo de nuestra incomparable montaña nevada. En sus continuos viajes a Suiza siempre se preguntaba por qué el Veleta no podía competir con el Mont Blanc si nuestro clima era mucho mejor. Él se contestaba: las comunicaciones.

Sus continuos ajetreos en el mundo de los negocios, incluidos sus altibajos económicos, lo colocan como hombre triunfante en las "cosas terrenales", pero había que asegurarse un puesto en la gloria y, como hicieron otros miles desde la Edad Media, no era mala idea ser generoso en la tierra con la Iglesia y asegurar el alma en el cielo. Generosidad que le llevó a costear el altar mayor de la Catedral, obra encargada al escultor malagueño de Álora, José Navas Parejo. El tabernáculo ahora encargado vendría a sustituir al primero que hizo Diego de Siloe en 1561 y que conocemos a través del grabado que nos dejó Francisco Heylan en 1612, porque el original desapareció en 1792. Hubo otros tabernáculos después pero el que hoy contemplamos es el de Navas Parejo, hecho entre 1924-29, en piedra serpentina verde y adornado con plata repujada; basado en el de 1804 y pagado por los Duques de San Pedro de Galatino, puesto que también colaboró la segunda esposa de don Julio Cañaveral, la Marquesa de Valdeolmos y condesa viuda de Villagonzalo, doña Fernanda Salabert; mujer rica por parte de padre, de madre y de primer marido. Poco se habla de ella pero su aportación económica a la causa familiar evitó más de un suspiro a su segundo esposo, el Duque de San Pedro, que también tuvo sus apuros económicos.

Por eso las Actas capitulares de la Catedral recogen varias veces el enorme agradecimiento del cabildo hacia los generosos donantes, los Señores Duques de San Pedro de Galatino, proponiendo el 16 de junio de 1924 se les nombre "canónigos honorarios de esta Santa Iglesia Catedral con los Honores adjuntos a dicho título". Y por eso están los dos enterrados en la capilla de Nuestra Señora de la Antigua. En uno de los agradecimientos del cabildo al Duque le fue entregado un pergamino ilustrado por Isidoro Marín.

No quedaron ahí las donaciones a la Iglesia porque en el mes de julio de 1936, pocos días antes de morir, también el Duque hizo entrega del Hotel Sierra Nevada (Hotel del Duque) al Arzobispado, en calidad de fundación benéfico-docente y como seminario de verano.

Con este recuerdo de nuestra Granada de ayer ya sabemos que la generosidad puede facilitar la entrada en la gloria celestial y que al menos dos mujeres ilustres, aunque por razones distintas, reposan en la Catedral: la heroína de la libertad Mariana Pineda y la "canóniga honoraria" Fernanda Salabert.

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