Emasagra recupera en tres años 5 hectómetros de agua en fugas

Este volumen de líquido equivale al consumo medio de la ciudad de Granada durante dos meses La red de abastecimiento de la empresa tiene una longitud de 1.800 kilómetros

Emasagra utiliza tecnología para renovar la red de saneamiento sin abrir zanjas.
A. G. V. Granada

01 de febrero 2016 - 01:00

Saber escuchar. Éste es el principio fundamental para detectar un escape de agua. Y es que por el sonido se sabe dónde puede haber una fuga del preciado líquido. Cada vez se pierde menos agua de las tuberías de Granada. Los sucesivos planes de Emasagra para reducir los índices de la llamada Agua No Registrada (ANR) han dado resultados, hasta tal punto que desde el año 2012 se han conseguido recuperar más de 5 hectómetros cúbicos de agua en la ciudad, lo que equivale al consumo medio de Granada durante dos meses.

Los factores que han permitido conseguir este resultado son la mejora continua en la aplicación de nuevas tecnologías y las obras de modernización de la red. La red de abastecimiento que gestiona Emasagra tiene una longitud de 1.799 kilómetros y está dividida en 164 sectores para un mejor control del funcionamiento hidráulico. Cada uno de estos sectores está dotado de un contador de agua general, un medidor de presión y una válvula de apertura y modulación con un cierre motorizado.

Los datos que estos equipos capturan son enviados en tiempo real al centro de telecontrol y telemando de Emasagra, desde donde se controlan de manera continua los volúmenes de agua aportados a cada uno de estos sectores. Hay que tener en cuenta que desde este centro de telecontrol se puede actuar de manera remota sobre los elementos allí instalados.

Mediante el análisis de estos datos se detectan aquellas zonas que tienen un consumo anómalo y a partir de ese momento comienza la búsqueda de fugas instalando en la red prelocalizadores, esto es, equipos que auscultan el ruido que se produce en el interior de las tuberías y que filtran aquellos que son causados por escapes o roturas. De esta forma se delimitan las zonas donde se han detectado las posibles fugas para posteriormente chequear la red con equipos específicos: geófonos o correladorse acústicos. En base a una serie de datos específicos del tramo de red tales como el diámetro, el material o el trazado se determina el punto exacto donde está la rotura.

Es importante realizar todo este proceso en un tiempo inferior a 24 horas, consiguiendo así un doble objetivo: por una parte se evita el desperdicio de agua y, por otra, se evita que haya daños indirectos que el agua fugada puede ocasionar a terceros. Las mejoras tecnológicas en la detección de fugas han aumentado el número de las que son localizadas y han reducido el tiempo que se tarda en intervenir y aplicar una solución. Hace años se podía tardar semanas en intervenir una vez que se había confirmado la existencia de la fuga. Con anterioridad al uso de esta tecnología punta los controles eran mucho más lentos y casi artesanales, pues las cuadrillas de técnicos tenían que ir rastreando in situ las calles donde se sospechaba que podía haber escapes.

Hoy en día en función del tipo de fuga que se produzca el tiempo del arreglo es variable, oscilando entre las pocas horas si la fuga tiene manifestación en el exterior hasta 24-48 horas si es latente (no se manifiesta en el exterior) y es detectada por le sistema de telecontrol. Este sistema detecta los incrementos súbitos de caudal que puedan deberse a averías, emitiendo una alarma al operario que, en caso de estimarlo oportuno puede actuar de forma remota sobre las válvulas de abastecimiento de esa zona, evitando de manera casi inmediata daños importantes.

Una de las causas habituales de los escapes, además de la edad de las conducciones, son los cambios de temperatura. Granada es una ciudad con un clima propenso a los cambios bruscos, a tránsitos repentinos del calor al frío, lo que tiene una repercusión directa en las cañerías, que tienden a resentirse hasta partirse.

Otra causa de las fugas son las raíces de los árboles que al crecer empujan el pavimento y las conducciones. Hay que tener en cuenta también el material de las tuberías y la presión de trabajo. Emasagra viene acometiendo desde su creación y de forma ininterrumpida una campaña de renovación de tuberías y de sus elementos de control: válvulas de maniobra, ventosas... También se acomete de una manera continua un programa de optimización de la presión para adaptarla a la demanda de los ciudadanos, garantizando de esta manera siempre el abastecimiento óptimo. El principal material del que están hechas las tuberías de la capital es de fundición dúctil, un material que cuenta con un revestimiento interior antioxidante.

Durante la campaña de búsqueda de fugas es habitual la detección de fugas en redes que no son gestionadas por Emasagra. En estos casos se procede a comunicar de inmediato esta circunstancia a los propietarios de dichas redes (comunidades de vecinos, propietarios de viviendas, instituciones...) para prevenir tanto la pérdida de un bien tan escaso como el agua como para evitar cualquier daño indirecto que estas fugas pudieran ocasionar como filtraciones o daños estructurales, entre otros.

Además, la empresa de aguas realiza un seguimiento a partir de la detección de dichas fugas interiores hasta garantizar su correcta reparación, existiendo un compromiso medioambiental tan importante por parte de dichos afectados donde un 90% de los casos detectados se reparan antes de cinco días por parte de los mismos.

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