Granada

Endesa calcula 2.000 pisos dedicados al cultivo de marihuana en la zona Norte

  • La suministradora trabaja reparar las instalaciones fundidas por los enganches ilegales

Endesa calcula que en la barriada de la zona Norte de la capital existen entre 1.500 y 2.000 viviendas destinadas al cultivo de cannabis sativa. Son los enganches ilegales con los que los propietarios de estos cultivos se surten -las plantas requieren de unas condiciones muy específicas para su crecimiento- los que traen de cabeza a la compañía y a buena parte del vecindario, que sufre, desde hace años, cortes intermitentes de luz a causa de los daños que sufren las instalaciones. La necesidad de proveerse de luz hace que la red esté saturada, provoca daños en los transformadores y que el todo el sistema esté "fundido". Los cortes son sólo un "síntoma" de un problema que no se puede atajar, al menos con sus medios, según indicó el director de la división de Andalucía Oriental de la compañía, José Luis Pérez Mañas. "Tenemos instalaciones suficientes" para dar servicio a una zona de viviendas, "pero el problema son las plantaciones de marihuana", indicó el responsable de Endesa. Un piso con un invernadero de marihuana consume lo mismo que un bloque, ejemplifica Pérez Mañas. Y, según los cálculos de la empresa, en la zona se concentran cerca de 2.000 pisos dedicados a este lucrativo negocio. Eso supone que en unas pocas calles del corazón del Almanjáyar puede concentrarse un consumo equivalente al de un polígono industrial.

Precisamente los cortes de luz que sufren en al menos dos de las guarderías de la zona motivaron la protesta de una veintena de padres que, ayer, se concentraron en el acceso del Centro de Atención Familiar, en la calle Henríquez de Jorquera y que atiende a una treintena de niños menores de 3 años. Otros 162 escolares de entre cuatro meses y seis años sufren los cortes intermitentes en un colegio cercano, el Virgen del Pilar. En total, unos 200 menores. "Estamos desesperados", reconoció su director, Ramón Rueda. El pasado lunes no tuvieron luz, y desde hace dos semanas los cortes intermitentes les impide desarrollar su trabajo con normalidad. "Aquí los niños desayunan, comen y meriendan", y la plantilla se las ve y se las desea para asearles y mantenerles calientes y preparar los menús. No funcionan las calderas, ni las pizarras digitales... "No se puede trabajar", indicó Rueda.

La directora del Centro de Atención Familiar, Ángeles Roldán, incidió antes de la protesta de ayer que se tienen que apañar con "toallitas y agua fría" para asear a los bebés. Su centro sufre también los cortes, con más intensidad en las últimas semanas, y ya ha puesto en conocimiento de la Inspección Educativa la situación de los niños. Consiguen calentar la comida gracias a que enfrente hay otro centro, el Cartuja, en el que sí tienen luz gracias a que cuentan con un acometida propia. Precisamente Endesa trabajó en 'proteger' de los cortes centros de carácter social o asistencial, como los colegios de la zona, pero los dueños de las plantaciones realizan enganches indiscriminados, por lo que también estos edificios se ven afectados cuando la red se funde.

Mientras se producía la concentración de protesta, los operarios de Endesa trabajaban en la red.

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