Granada

Enfermeros: "No podemos ni hablar con el paciente"

  • Ante dos frentes: las necesidades de los enfermos y la falta de tiempo para atenderlos

Francisca Olea es una enfermera granadina con más de treinta años de experiencia que está muy preocupada por la situación laboral que viven y los efectos en la asistencia. Ahora trabaja en Medicina Interna del Virgen de las Nieves, hospital donde está desde el año 2000 y donde ahora ocupa una interinidad vacante, que como ella dice le da "las mismas obligaciones pero no los mismos derechos" que a los que tienen plaza. "No nos pagan por ejemplo la carrera profesional y a la hora de despedirnos somos los primeros. Además, nos tienen de correturnos y haciendo sustituciones después de más de 30 años trabajando. Hay compañeros que tienen que ir cada día a la subdirección de Enfermería para ver a qué servicio van, lo que genera una ansiedad lógica por ir cada día a una planta, sin saber turnos, con compañeros nuevos y protocolos distintos. Es una situación terrorífica". Pero no hay forma de pillar una plaza porque la última convocatoria la hizo el SAS en 2007.

Francisca ha pasado por todos los servicios del hospital menos por Hematología. Pero antes ha tenido toda una experiencia laboral incluso fuera de España. "Yo estoy viviendo esta crisis pero también viví la del 82 y la de los 90". Con 20 años se fue a Suiza porque en España no había trabajo. Allí trabajó como auxiliar de clínica en un psiquiátrico y en un geriátrico y le dio tiempo de terminar sus estudios. Amplió la familia y a los tres o cuatro años regresó a Granada a buscar suerte de nuevo pese a que en Suiza las condiciones laborales eran buenas.

"Al volver entré en la Escuela de Enfermería del Virgen de las Nieves y al terminar ya en 1990 me fuí a Lisboa porque mi marido es portugués". Allí aprobó una oposición y estuvo trabajando en el sector sanitario hasta que regresó a Granada en el 2000. Entonces entró ya en el hospital, primero con sustituciones, después con comisiones de servicio hasta que en 2011 consiguió una interinidad vacante.

Según su experiencia "ha cambiado mucho todo". "Me da pena que después de lo que se gasta en formar a profesionales se tengan que ir" pero reconoce que las condiciones aquí van cada vez a peor. "Estamos bajo mínimos, tenemos menos recursos, las bajas no se cubren, ya no puedes ni enfermar y en el trabajo no tienes tiempo para nada. No podemos ni hablar con los pacientes porque tenemos que cargar toda la medicación y además hacer de secretarias con tareas de gestión que nos ocupan más trabajo. Y los enfermos, como es normal, no lo entienden porque para ellos su situación es lo más importante", asegura.

Pero echa de menos más unión en el colectivo sanitario para protestar y exigir cambios. "Hay pasividad, incredulidad o miedo pero somos más individuales. Pero no es normal porque el miedo no nos permite avanzar. Si no nos movemos nosotros, ¿quién lo va a hacer?", se pregunta.

Y hay motivos para moverse, y cada vez más. "Yo he estado en cirugía cardiaca muchos años con 38 pacientes para una enfermera y una auxiliar por la noche. Conseguimos que pusieran a dos compañeras pero hemos estado mucho tiempo así con pacientes delicados", relata. Toda su experiencia le sirve para confirmar que es desde los últimos cuatro años cuando han comenzado las carencias y para lanzar un mensaje a los gestores de que sepan que se está "tratando con personas, no con máquinas". También pide menos derroches a niveles de cargos o diversas gestiones. "Yo he visto inaugurar las urgencias tres veces", dice.

l Mi vida no me pertenece

"Siento que mi vida no me pertenece, le pertenece al SAS". Enfermera y especializada en Cuidados Críticos, a sus 32 años S.A., que prefiere mantenerse en el anonimato, siente que ha perdido sus riendas: UCI, Medicina Interna y Quirófanos, unidad de Psiquiatría, planta. Siete destinos y especialidades distintas y en sólo un año. S.A. es enfermera eventual en el SAS. "Nos exigen más trabajo pero con menos derechos", denuncia.

Trauma, Urología, Medicina Interna, Digestivo, Cirugía, UCI, Urgencias, Maternidad, Oncología, Hematología, Radiología, Neonatología son sólo algunas de las áreas de hospitales públicos a las que esta enfermera ha tenido que adaptarse en apenas unos días. "Ahora que me acostumbro a mi último servicio ya estoy pensando cuál será mi próximo destino... si aún puedo conseguir un contrato de trabajo". La precariedad laboral se ha impuesto especialmente entre los más jóvenes profesionales del SAS.

"El año pasado trabajé por días sueltos en Cádiz, con contratos de uno o dos días; tenía que estar atenta de no perder la llamada telefónica si no quería perder el trabajo. Conocía mis turnos con un día de antelación, o incluso una sola hora antes", relata. El SAS llega a contactar con un profesional a las dos y media de la tarde para que se incorpore a las tres. Esto impide a las enfermeras eventuales tener vida propia. Disponibilidad las 24 horas los 365 días al año. "Si rechazas un contrato de un día te sancionan un mes".

S.A. decidió ampliar su disponibilidad geográfica y ahora trabaja en Sevilla. Se desplaza todos los días y lamenta que ahora le han quitado horas de trabajo. Con la reducción de la jornada laboral a un 75%, el gasto en diesel (unos 400 euros al mes) y la pérdida de complementos, a esta profesional le quedan, en limpio, entre 500 y 600 euros al mes. "Pisan mis derechos de conciliación familiar y hasta derechos como ser humano: poder ponerme enferma sin temer que voy a perder mi próximo contrato o quedarme embarazada".

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