Granada

"Escuché un ruido, me detuve, luego dos crujidos más y cayó la cimbra"

  • Avelino Barral, encargado del manejo de la estructura, explicó ayer su versión en el juicio por los seis fallecidos en la A-7 · Los testigos de la acusación confirmaron que se cumplieron todas las medidas de seguridad

En la sala de vistas número tres del Palacio de Justicia de Motril se estuvo ayer más cerca de conocer la verdad de lo que ocurrió en el viaducto de la A-7 sobre el Río Verde en Almuñécar el 7 de noviembre de 2005, la peor fecha que se recuerda en cuanto a siniestralidad laboral ya que seis personas perdieron la vida en un accidente del que ahora, más de seis años después, se quieren saber las causas y los culpables.

Fundamental en la vista de ayer, que reanudó el juicio iniciado el pasado miércoles, fue el testimonio del que en aquella fecha era el encargado de la cimbra, Avelino Barral, que el día de los hechos resultó herido e indemnizado por esta causa. El electricista, que sigue trabajando para la firma gallega Estructuras y Montajes Prefabricados (subcontratada por la UTE La Herradura para la ejecución de los viaductos), fue el segundo testigo en declarar. Recordó que era el responsable de realizar el avance de la autocimbra bajo la supervisión del encargado de Estructuras y Montajes Prefabricados, José Manuel Otero Cores, y del capataz de esta misma compañía, Manuel Castro Mosquera.

Barral relató cómo aquel día "al poco de regresar de almorzar", sin que el testigo pudiera concretar la hora exacta (entraron a trabajar por la tarde a las tres y el accidente ocurrió media hora después), "surgió un problema al desplazar la cimbra en el pilar central. Una compuerta no se abría, por lo que chocaba contra la barandilla de la escalera y cortaba un cable de la alimentación eléctrica (algo que tampoco es extraño porque está fabricado por un material poco resistente), y la cimbra se detuvo". El electricista comunicó el problema al capataz, Manuel Castro, que en aquellos momentos dirigía la operación desde el anillo del pilar delantero, por lo que éste se dirigió al pilar anterior para conocer el alcance de la avería.

Ayer, Barral señaló con la ayuda de la maqueta de la estructura montada en la sala dónde se encontraba él en esos momentos y continuó: "Todo sucedió muy deprisa, porque cuando me dirigía por el pasillo de la cimbra a recoger herramientas para reparar la avería, la cimbra cayó". Y añadió con entereza: "escuché un ruido, por lo que me detuve, luego dos crujidos más y luego cayó la cimbra". Entre que se detectó la avería y se precipitó con los trabajadores al vacío pasaron, según los autos que se recoge en el sumario, unos 20 minutos. El trabajador dijo "que el fallo eléctrico no era motivo para que se cayera la cimbra" y que él en el momento de detectar el problema en la alimentación no sólo soltó el mando (por lo que la cimbra no podía moverse) sino que además apretó el botón de parada de emergencia.

Barral concluyó su testimonio explicando que pese a que estaba desde las ocho de la mañana "en el tajo" no iniciaron esta tarea hasta la una del mediodía ya que el encargado de la empresa José Manuel Otero Cores había estado esa misma mañana revisando el estado de la cimbra. También añadió que al menos dos veces por semana Otero Cores y el técnico en prevención de riesgos laborales de la compañía, José Luis Reyero Hernández, revisaban las soldaduras metálicas, por lo que vino a corroborar el hilo argumental de la defensa ofrecido en la primera vista de la semana pasada.

En la vista de ayer habían sido citados para declarar cinco testigos propuestos por la parte actora, en concreto por el fiscal y CCOO, aunque sólo acudieron cuatro. El otro, de nacionalidad portuguesa, fue imposible de localizar. El fiscal solicitó que se le siga buscando por la Interpol por si se pudiera dar con él antes de que concluya el juicio y, que si esto no fuese posible, finalmente habría que dar lectura a la declaración que este hombre dio en la fase de instrucción en el juzgado de Almuñécar.

En el Juzgado de lo Penal número 1 de Motril el primero en declarar ayer fue el entonces jefe de la Demarcación de Carreteras de Andalucía Oriental, Juan Francisco Martín Enciso (ya jubilado), ahora en calidad de testigo después de que se retiraran contra él todos los cargos como imputado en la causa. Hasta en tres ocasiones repitió a preguntas del letrado de CCOO que él como responsable de Fomento no tenía relación con esta ejecución: "Yo no soy el promotor de la obra. Yo no participé en la obra ya que no era de mi competencia". Y añadió que él ni siquiera había estado visitándola.

La jornada finalizó con el testimonio de otros dos trabajadores portugueses que estaban ese día trabajando y que salvaron la vida de milagro. Ambos coincidieron en que se respetaron todas las medidas de seguridad.

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