La Fiesta más tranquila de la 'vida' del botellódromo
"Hay que hacer lo que hacen todos". Si hay que salir a beber, aunque las predicciones meteorológicas lo desaconsejen, la lluvia interrumpa la fiesta cada poco tiempo y el frío obligue a dejar los looks primaverales para otro día, pues se sale. La frase con la que una de las participantes de la Fiesta de la Primavera explicaba ayer su presencia en el botellódromo a las 14:00 horas, justo en el momento en el que comenzaba a llover con cierta intensidad, resume bien lo que pensaron las más de 12.000 personas que acabaron concentrándose en el entorno de Hipercor hasta bien entrada la madrugada. Ayer tocaba celebrar la llegada de la primavera vaso de tubo en mano, y ni el frío ni la lluvia pudieron con las ganas de fiesta.
Cierto es que la Fiesta de la Primavera de 2015 no pasará a la historia como una celebración mítica. Comparada con la del año pasado, cuando el botellódromo se colapsó con más de 20.000 personas, la de ayer fue una Fiesta de la Primavera relativamente tranquila. A mediodía eran pocos los que se habían atrevido a desafiar las predicciones y se habían acercado al botellódromo. Pocos, pero decididos. María José, una granadina asidua a estas celebraciones anuales, aseguraba que el mal tiempo no la iba a desanimar, que aguantaría mientras pudiera y que, si diluviaba, se refugiaría donde hiciera falta hasta que amainara. "No nos iremos", adelantaba, segura, poco antes de que comenzara a llover con fuerza y los 300 jóvenes que estrenaron la Fiesta de la Primavera buscaran donde fuera una zona cubierta en la que seguir con la fiesta. De hecho, cuando empezó a llover los pocos asistentes al que por entonces era un 'minibotellón' intentaron concentrarse en otros puntos fuera del botellódromo para continuar bebiendo, aunque fueron disuadidos por los agentes de la Policía Local, que les recordaron que la ingesta de alcohol fuera del recinto está completamente prohibida.
Algunos de los jóvenes que formaban esa primera avanzadilla de fiesteros, sin embargo, sí que se desanimaron. Un grupo de granadinos -ellas bien preparadas con coronas de flores en el pelo- reconocía que la lluvia les había "cortado el rollo" y que era hora de volver a casa a esperar a que mejorara el tiempo. Eso, o a recoger un abrigo y un paraguas para volver al botellódromo bien preparados para continuar, como reconocía Almudena. De hecho, hubo muchos jóvenes que trasladaron el botellón a sus casas y pisos de estudiantes, a la espera de que la lluvia amainara para volver a sus posiciones en el botellódromo.
Y así lo hicieron. A primera hora de la tarde, cuando había pasado lo peor de la tormenta, la situación era bien distinta. A las 17:00 horas, ante el aumento de la ocupación en el botellódromo, en el que ya se reunían más de 5.000 personas, la presencia de Policía Local y Nacional aumentó considerablemente. El recinto oficial de la Fiesta de la Primavera aparecía a primera hora de la tarde medio lleno. Los jóvenes se concentraron en la entrada del botellódromo, dejando prácticamente vacía la zona más cercana al instituto Ramón y Cajal. Pero la situación había cambiado. Las caras largas habían desaparecido y los grupos con bolsas repletas de botellas y refrescos, con garrafas llenas de sangría, calimocho e incluso alcohol de 40 grados, empezaban a llegar de forma constante. Por estar, estaba hasta Pedro Aguado, el presentador del programa Hermano Mayor, que rodaba en el recinto. Fue un goteo, no hubo avalanchas, pero lo que comenzó siendo una reunión de cuatro 'locos' contra el tiempo, acabó convirtiéndose en un macrobotellón en toda regla que acabó de venirse arriba a las 20:00 horas, cuando abarrotaron el botellódromo más de 12.000 personas.
Con todo lo que ello conlleva. La ciudad, en principio, estaba preparada. El Ayuntamiento había movilizado un dispositivo especial de 200 efectivos de la Policía Local, Nacional y Guardia Civil, a los que se sumaban 20 voluntarios de Protección Civil que incluso instalaron frente a Hipercor un hospital de campaña para prestar primeros auxilios y evitar males mayores. En el entorno del botellódromo, además, se colocaron estratégicamente varias ambulancias, en previsión de que la fiesta se desmadrase más de la cuenta y fuera necesario la intervención de un equipo sanitario. Pero no fue necesario. Según explicó la concejal de Protección Ciudadana y Movilidad, Telesfora Ruiz, el hecho de que hubiera bastante menos gente que en anteriores ocasiones facilitó que la fiesta estuviera controlada en todo momento. "No ha habido ningún incidente", indicó Ruiz, que aseguró que los agentes de la Policía Local no 'cazaron' a ningún menor de edad y que los establecimientos de los alrededores cumplieron a rajatabla y pidieron a los jóvenes el DNI antes de venderles alcohol. En el terreno sanitario tampoco fue necesaria ninguna intervención, más allá de algunas actuaciones puntuales de Protección Civil para atender a jóvenes, sobre todo chicas, con mareos.
El tráfico tampoco se vio prácticamente afectado, lo que contrasta con otras fiestas de la primavera, que han llegado a colapsar por completo la ciudad, bloqueando los accesos a la autovía y las entradas en la ciudad. Ayer, pese a que el botellón nocturno lograra congregar a miles de jóvenes, las principales vías cercanas al botellódromo continuaron abiertas. Únicamente se cerró al tráfico la calle María Moliner para salvaguardar la seguridad de los jóvenes, que atravesaban de forma constante la calle para llegar al recinto.
La de ayer, sin duda, fue una fiesta atípica. La amenaza de lluvia y el debate constante en las redes sociales sobre la posibilidad de aplazar la convocatoria -un joven granadino aseguraba ayer que eso no podía ser, que el próximo viernes era la Fiesta de la Primavera de Jaén y también había que cumplir-, disuadieron a mucha gente de fuera de venir a Granada. Telesfora Ruiz aseguró que en esta ocasión no ha llegado a la ciudad prácticamente ningún autobús para 'descargar' a jóvenes participantes desde otras provincias. Aunque ayer había en el botellódromo representantes de muchas ciudades españolas, la mayoría, según Ruiz, eran estudiantes y jóvenes granadinos. "Los participantes que faltan respecto a otras ediciones son precisamente los que venían de fuera", aseguró la concejal.
Está claro que la Fiesta de la Primavera de 2015 no pasará a la historia por su capacidad de atracción. De hecho, se trata de la edición más tranquila de la fiesta de bienvenida de la estación primaveral desde que se inauguró oficialmente el botellódromo. Desde que el Ayuntamiento prohibió beber en la calle e inauguró el recinto para controlar una fiesta que había llegado a desbordar la ciudad al completo, la mayoría de los años se han superado los 20.000 asistentes. En 2008 también fue una fiesta a medio gas, con 15.000 jóvenes concentrados en la zona de Hipercor, pero a partir de 2009 siempre se habían superado los veinte millares de participantes, alcanzando los 25.000 en 2010, 2011 y 2012.
El mal tiempo no pudo con las ganas de fiesta, pero tampoco las espoleó. A las 21:00 horas se alcanzó el punto álgido de la Fiesta de la Primavera, cuando llegó a reunir a más de 12.000 jóvenes. Pero a partir de ese momento, las bajas temperaturas empezaron a convencer a los asistentes de que era hora de irse a casa o de refugiarse en algún pub para seguir bebiendo bajo techo.
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