La Floristería Paquita, ubicada en la céntrica calle de San Antón, lleva más de tres décadas al servicio de los granadinos gracias a la dedicación de la familia de Ana Álvarez. Fue 1973 cuando abrió sus puertas, pero el negocio se remonta a 1948 y, siempre, con un enfoque muy familiar. Para Ana Álvarez, que echa una mano a sus padres en la tienda siempre que puede, las flores son como las estaciones del año: "Cada estación tiene su propia flor. Ahora se acerca la primavera y su flores son los tulipanes o incluso la peonias. Aunque el pasado fin de semana, con motivo de San Valentín y como manda la tradición, lo que más se ha vendido son las rosas".

Ana Álvarez asegura que, entre los amantes de las flores, hay personas de todas las edades, aunque destaca la ilusión con que se acercan multitud de jóvenes parejas parejas que deciden regalar sus primeros ramos de flores. Junto a los ocasionales, en una familia que lleva tantos años al servicio de las flores, siempre hay clientes fijos e, incluso, de varias generaciones: "Al principio acudían con sus padres y ahora vienen ellos".

La tienda supone para Ana un constante viaje en el tiempo y un poso de infinidad de recuerdos, ya que se ha criado en ella: "Y casi siempre he de recordar momentos buenos...", asegura rememorando alguna que otra anécdota: "Una vez, al repartir un ramo de flores, nos equivocamos de destinatario y el hombre se quedó con el ramo, aunque sabía perfectamente que no era para él. Como justo ese día resulta que era su aniversario, no dijo nada y se lo quedó. Cuando fuimos a arreglar el lío, él prefirió pagarlo y quedárselo. ¡Le había hecho tanta ilusión!".

Lo que habría que saber es si también acertó con la flor, porque cada una tiene un significado según su forma, color y nombre. Antiguamente, se limitaban a expresar sentimientos entre enamorados, pero actualmente su uso se ha extendido y puede ser por amor, pero también por amistad, respeto o admiración. Eso lo sabe bien esta joven, que vive rodeada de mensajes encriptados.