El investigador con contrato Ramón y Cajal de la UGR es uno de los más citados de esta institución, un factor de los más apreciados para obtener prestigio y relevancia internacional, no solo por el interesado si no también por la institución a la que representa. Francisco Ortega va a pasar el final de curso y el verano trabajando en el Instituto Karolinska de Suecia, con el que mantiene desde hace años estrechos lazos de colaboración. “Allí no se cierran los edificios como aquí en vacaciones y se puede seguir trabajando”, explica Ortega, quien sostiene que la formación en el exterior es una “necesidad imperante para seguir creciendo”.

Compara nuestro sistema con el de otros países en relación a la exigencia y evaluación constantes que se hace de los investigadores en otros lugares. En España las cosas están difíciles para los investigadores jóvenes, que viajan y hacen todo lo necesario. Pero una vez que los profesores adquieren cierta categoría, como la cátedra, “es complicado que se animen a salir, porque salvo por su propio interés hay pocas motivaciones”. A Ortega los contactos de sus experiencias fuera le han permitido entrar en programas internacionales de trabajo.