Granada

Fray Leopoldo, un beato con mucho tirón

  • Miles de personas cumplieron ayer con la tradición de visitar la cripta cada 9 de febrero Desde que se beatificó han aumentado los fieles llegados de fuera de Andalucía

La cripta de Fray Leopoldo en la iglesia de los capuchinos en el Triunfo se quedó ayer pequeña para acoger a los miles de devotos que desde primera hora de la mañana hicieron cola -de varias horas en algunos momentos- para hacer una visita al beato el día 9 de febrero, su festividad litúrgica, en el que se celebra el aniversario de su muerte, de la que ayer se cumplían 60 años.

Gente procedente de toda la provincia, de Andalucía -fundamentalmente de las provincias de Málaga y Sevilla- y de otras zonas del país pasaron por su cripta y dejaron sus oraciones y peticiones junto a su tumba. No había mucho tiempo para entretenerse, como comentó Josefa, una granadina de 73 años que no falla los 9 de febrero y también los 9 de cada mes. "Venir a ver a Fray Leopoldo es para mí lo más grande. Le hablo y le pido por todos", explica tras salir de la cripta, en la que apenas ha tenido unos segundos para estar junto al beato. Y es que la cola corría por la cantidad de gente que esperaba para entrar. Un tirón que se acrecienta cada año. Detrás de Josefa se pararon en la tiende de souvenirs un grupo de mujeres de Vélez Málaga, una localidad en la que la devoción por el beato es muy grande y está muy extendida entre las familias y diferentes generaciones. "Venimos en el autobús para ver a Fray Leopoldo y pedirle por todos. Por nosotros y los que no han podido venir", asegura María con varias estampitas y rosarios entre las manos que se lleva de recuerdo.

Tanto la cripta como la zona de tienda de recuerdos fueron un hervidero de gente durante toda la jornada. Gente dentro y gente fuera, también comprando las flores en los puestos instalados a las puertas de la iglesia que como es costumbre se dejan junto a la tumba del beato menos alguna que se pasa por el mármol y se lleva de recuerdo a casa. Tradiciones que se pasan de generación en generación. Porque, aunque la mayoría de la gente que ayer hizo cola ante la iglesia de los capuchinos eran matrimonios o mujeres de mayor edad, también la devoción por el beato llega a los jóvenes. Como es el caso de Ana María, una joven granadina de 27 años que suele acudir a Fray Leopoldo como tradición heredada de su abuela. "Ella era muy devota de Fray Leopoldo y teníamos estampas y figuras por toda la casa, en los coches y en los monederos. Siempre le rezaba y se acordaba de cuando lo conoció. Yo venía con ella y ahora cada vez que paso cerca y puedo entro y le dedico un rato", explicó la joven.

Fervor y devoción en una jornada en la que Granada recuerda la vida y obra de Fray Leopoldo de Alpandeire, el capuchino limosnero que se dedicó a los más necesitados.

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