El G-20, a dos mil euros de distancia

Un estudiante de la UGR es seleccionado entre 200 alumnos de todo el mundo para ir a la cumbre mundial Ninguna institución se presta a pagar el dinero del viaje

Ana González Vera Granada

24 de diciembre 2014 - 01:00

Cuando las estrellas están a punto de morir se vuelven rojas. En una observación astronómica la gigante roja es una de las estrellas que más llama la atención. Nosotros la vemos roja pero seguro que murió hace mucho tiempo. Está tan lejos que aunque ya haya explotado nosotros la seguimos viendo viva. A Luciano Lilloy le gusta explicar así a los niños las dimensiones del universo.

Lo hace en las clases de divulgación científica que imparte a través de su empresa Jeda; una junior empresa que está empezando a andar y que ha sido creada con el apoyo de la Universidad. En Jeda, este joven estudiante de 23 años pone en práctica todos sus conocimientos de Física. Además de ser un brillante estudiante de cuarto de Física en la UGR, Luciano decidió irse el año pasado a estudiar a Japón. Ya lo hizo cuando tenía 16 años. Ahora, pugna por conseguir el título al mejor expediente internacional.

Con este deslumbrante currículum, no es de extrañar que la Universidad lo haya propuesto para formar parte del G-20 youth, un subgrupo del G-20 formado por gente joven de todo el mundo con capacidad para proponer las líneas internacionales en las que quieren que trabajen los 20 países del mundo que integran el G-20.

Y lo han elegido a él. Junto a un grupo de 200 personas de todo el mundo, Luciano ha sido seleccionado para acudir al foro internacional que se celebrará del 29 de abril al 3 de mayo en un pequeño pueblo al sur de Alemania llamado Garmisch-Partenkirchen.

La alegría que embarga a Luciano desde que conoció la noticia se ha visto ensombrecida por la segunda parte de la historia. Los billetes de avión y, sobre todo, la entrada al congreso cuestan en torno a dos mil euros. La elección del joven ha sido tan repentina que la Universidad asegura que no tiene presupuestado este gasto, así que como mucho le ofrecen una ayuda de 600 euros que no cobraría hasta que vuelva.

La situación familiar del joven impide que su madre disponga de este dinero para asistir al congreso del G-20, donde Luciano iría como 'ministro' de Ciencia.

Desde la Universidad le proponen que busque patrocinadores. Y en esas anda Luciano, buscando quién puede patrocinar su viaje para poder aprovechar esta oportunidad única que su inteligencia le brinda. El tiempo apremia. Apenas queda de plazo una semana para que el joven se haga con el dinero y poder decirle que sí a los organizadores del evento.

Una vez que llegue a Alemaniano (si es que finalmente lo consigue) Luciano tendrá dos tareas. La primera debatir con sus compañeros sobre el futuro de la ciencia y crear una memoria que tendrá que llegar a manos del G-20. La segunda, pronunciar una conferencia sobre el tema que él elija. Luciano hablará de la divulgación científica, que es el tema al que quiere dedicar su vida. "Había pensado que si una fundación me puede ayudar podría llevar su logotipo ese día, para ellos también es una ocasión única de poder entrar en este tipo de congresos", apunta.

También había pensado en recurrir al mecenazgo pero esta figura es muy lenta y el plazo para conseguir el dinero termina.

Luciano tuvo claro desde pequeño que quería dedicarse a la física. "Yo veía que ese era el futuro y pensaba: si hubiera que irse a otro planeta habría que coger un cohete". Ahora, con 23 años, sólo tiene un deseo: conseguir esos dos mil euros que le permitan cumplir su sueño. Es Navidad así que el joven estudiante no pierde la esperanza. De hecho ha puesto su correo a disposición de todo aquel que pueda echarle una mano. Es este: lucianoruli@correo.ugr.es. Mientras, sigue mirando a las estrellas.

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