Investigación

Genyo se suma a un estudio internacional para descubrir la predisposición a sufrir la peor versión del COVID-19

  • La investigadora Marta Alarcón no puede conseguir la financiación para los test por el cierre de los plazos administrativos

Genyo se suma a un estudio internacional sobre el COVID-19

Genyo se suma a un estudio internacional sobre el COVID-19

Todavía hay una gran incertidumbre entre la comunidad médica sobre las causas que motivan la gravedad e incluso mortalidad en pacientes jóvenes con COVID-19 mientras que en otros transcurre casi sin síntomas. En general, los médicos coinciden en que, tras una primera fase de unos días con un cuadro más o menos leve, los enfermos con peor pronóstico experimentan una reacción exagerada del sistema inmunológico. Eso que un vídeo viral de un médico del PTS popularizó y que se denomina ‘tormenta de citoquinas, proteínas que deberían combatir la infección pero que en este caso provocan una inflamación de los órganos.

Es en este apartado donde entran a jugar un papel fundamental los médicos especialistas en enfermedades autoinmunes, como Marta Alarcón, científica del Centro de Genómica e Investigación Oncológica (Genyo). “El objetivo explicar las causas por las que gente joven puede desarrollar la forma más severa y conocer en general las bases genéticas de una enfermedad infecciosa como esta”, explica la investigadora estadounidense afincada en Granada y especializada en este tipo de estudios.

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“Hay un proyecto liderado por el Broad Institute de Boston y estamos viendo como unir esfuerzos”, detalla Alarcón. “Se trata de colaborar con los grupos clínicos en diferentes hospitales para poder conseguir las muestras de pacientes. Se obtienen con una pequeña extracción de sangre de los pacientes a partir de las cuales sacaremos el ADN para el genotipado”, aclara.

Pero este estudio en principio sencillo se ha encontrado con el problema burocrático: la paralización de los plazos administrativos por un estado de alarma decretado precisamente para parar el COVID-19. “Así como Amazon está repartiendo paquetes, las empresas que hacen los reactivos y los diferentes materiales de investigación también están trabajando. Hay muchas cosas que se hacen sólo por teletrabajo”, explica Alarcón, quien especifica que la clave del problema es que ella puede pedir los test de genotipado a la empresa estadounidense que los fabrica y esta los enviaría pero hace falta hacerlo por oferta pública.

“Genotipar a 1.000 individuos, por ejemplo, es algo que se hace rápido pero resulta que me cuesta algo más de 15.000 euros y tengo hacerlo con una convocatoria pública abierta. Y ahí es donde los plazos administrativos se dilatan. Eso complica la investigación científica general y más ahora. Cuando se abran los plazos lo haré, pero después también hay un proceso que conlleva un tiempo, que es mucho”, cuenta sobre el retraso de una investigación que cuenta ya de tener la autorización ética pertinente. “Al final el plazo se atrasaría entre uno o dos meses, aunque la investigadora explica que los estadounidenses, ingleses y finlandeses ya están genotipando a grupos de pacientes.

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