Georg Weise, retrato de una Granada desaparecida

El historiador alemán capturó en sus fotografías espacios granadinos hoy desaparecidos La falta de un compromiso claro del documentalista gráfico con el régimen nazi le provocó numerosos 'problemas'

Georg Weise, retrato de una Granada desaparecida

30 de noviembre 2014 - 01:00

Gran parte de la memoria visual y gráfica de una Granada desaparecida es conservada gracias a la labor fotográfica del historiador alemán Georg Weise. La iconografía de la Granada de 1920 y 1932, la previa a la Guerra Civil, la de los cambios y destrucciones, quedó plasmada para la posteridad gracias a Weise, un amante del renacimiento y el arte medieval, de ahí su interés por una ciudad única como Granada, donde estas dos épocas se encuentran reflejadas en sus calles y monumentos. Georg Weise estudió Historia e Historia del Arte en Heidelberg, Friburgo y Gießen. Fue en esta última Universidad donde obtuvo su título de doctor en Historia en el año 1911 con un tema de historia medieval alemana bajo la supervisión del historiador Johannes Haller. En 1914 obtuvo una plaza de profesor universitario en la Cátedra de Historia del Arte e Historia de la Edad Media de la Universidad de Tubinga. Ya en noviembre de 1914 sufre una grave herida de guerra que tiene como consecuencia la amputación de una pierna.

A pesar de su deterioro físico, consiguió contraer méritos como protector del arte durante la Primera Guerra Mundial en Francia y llevó a cabo excavaciones en dos palacios imperiales francos en los alrededores de Laon. Se extiende su enseñanza en Tubinga a la Historia de Arte Moderno en 1920 y en 1921 consigue una cátedra en Historia del Arte Medieval y Moderno. Como catedrático dirigió el Instituto de Tubinga desde 1921 hasta 1954, cuando pasó a ser profesor emérito. Prosiguió sus investigaciones hasta una edad muy avanzada y murió durante una estancia en Italia habiendo alcanzado casi los 90 años de edad.

En abril de 1933 los nacionalsocialistas acusaron a Weise de tener una actitud de rechazo a todo lo germánico y de mostrar mucho más interés por lo no germánico, y el Ministerio de Cultura de Wurtemberg le obligó a tomar una excedencia involuntaria hasta que se hubiese completado la investigación sobre su orientación política, pero ya en septiembre del mismo año pudo reincorporarse a su puesto.

Las acusaciones de que Weise estaba interesado en exceso por las idiosincrasias no germánicas estaban especialmente referidas a las frecuentes estancias que llevó a cabo en España entre 1924 y 1933, y también a la publicación de tres tomos sobre la escultura española.

Su resistencia dio resultados y no se vio obligado a engrosar las filas del partido nazi como la mayoría de sus compañeros. Más allá de este gesto de rebeldía y especie de exilio interior del nazismo, George Weise destacó por su labor como fotógrafo, un documentalista gráfico de la Historia del Arte interesado especialmente en la Edad Media y el Renacimiento.

Granada recogía los dos periodos históricos de su especialidad. De este modo, en los años veinte el alemán se dedicó a plasmar en sus fotografías la arquitectura y escultura a través de una serie de viajes que le llevaron por Alemania, Francia, España y Suiza. Se encontró finalmente con un fondo de más de siete mil imágenes, unas fotografías de gran formato que pasaron al centro de documentación alemán de Historia del Arte de la Universidad de Marburg. En este archivo permanecieron entre los años 1948 y 1969.

Weise, acompañado de su asistente y colaborador Haus Hubert Malm, recorrió España durante los años 1924 y 1932 para retratar y confeccionar El arte plástico español de siete siglos, la monumental obra que desarrolló sobre el tema y que dividió en varios volúmenes. En estos viajes por aquella España de los años veinte y treinta llegó a realizar unas 2.500 fotografías, todas ellas de gran formato que fueron publicadas en parte en su monografía.

Durante su primera estancia en Granada en 1924, Georg Weise y Hans Hubert Mahn recorrieron la ciudad con toda su maquinaria fotográfica a lomos de un burro, siendo su guía un arriero gitano, Juan Maya 'El Pollino', que sabía tanto alemán como su burro, pero que estuvo siempre puntual en todos los lugares y les llevó hasta donde querían ir recorriendo las calles de Granada y subiendo a la Alhambra y al Generalife, al Albayzín y al Sacromonte. "La ciudad de Granada es una ciudad medieval y renacentista y tiene una fuerza monumental que corta el aliento y te lleva a la contemplación a través de ese diálogo permanente entre la ciudad musulmana y la ciudad cristiana", escribió Weise sobre aquella primera impresión de su visita a la ciudad.

La pareja de historiadores y documentalistas gráficos alemana regresaría de nuevo a Granada entre 1929 y 1932. A su regreso a Granada en 1929 recorrieron el Sacromonte hasta dar con su 'gitanico', con 'El Pollino', que vivía en una cueva con su mujer y 7 hijos junto a otra cueva que era la tienda del Sacromonte. "Estas visitas a Granada han sido entrañables porque la gente ama a su ciudad y, sobre todo, a su patrimonio histórico. Una ciudad entera que defiende estos valores es un tesoro para la humanidad", indicó el historiador.

El trabajo desarrollado en España sería la mayor parte de su archivo fotográfico, captando alrededor de 2.500 imágenes, muchas de ellas de espacios monumentales que fueron destruidos por el bando golpista del general Franco. Más de dos tercios de las obras captadas por Weise fueron destruidas durante la Guerra Civil española. La importancia de los fondos radica no sólo en la densidad y la representatividad del material, sino también en los documentos de obras de arte que serían, entre 1936-1939, destruidos o dañados durante la contienda. En total las acciones adquiridas en los años 1948 y 1969 incluyen aproximadamente 7.000 negativos, registrados en los años 1920 a 1970, principalmente en España, pero también en Francia, Alemania y Suiza. Sin embargo, estos especialistas destacaron el importante valor patrimonial de Granada, que fue "desde el primer minuto y hasta el último segundo de nuestras dos estancias, un patrimonio universal como lo son Egipto, Grecia y el Oriente fértil", indicaron en sus escritos.

Tras la guerra, Weise regresó a sus investigaciones sobre cuestiones españolas, lo que se asoció también de una manera directa con el aumento de interés que el Tercer Reich mostró por la nueva situación política en España. Weise no se dejó corromper por los nazis, pero tenía una buena disposición hacia el régimen, para no poner en peligro sus investigaciones y, sobre todo, sus estancias en el extranjero. Su colección de fotos sobre la escultura española, que debido a la masiva destrucción sufrida durante la Guerra Civil española adquirió un valor muy especial, fue legada probablemente no sólo por apego personal, sino también por motivos políticos hacia la nueva situación política española. Este legado llegó al Archivo del Museo Arqueológico de Madrid en el año 1940 como regalo político a través del Gobierno del Tercer Reich y el Ministerio de Asuntos Exteriores. También a principios de los años cuarenta Weise fue invitado a realizar algunas presentaciones en España, que fueron autorizadas por el Gobierno alemán. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial retomó de nuevo sus publicaciones.

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