Granada despide a Blas Casares Morales, fallecido a los 85 años el pasado domingo. Alfarero de profesión, trabajó en el alfar perteneciente a la familia Casares desde 1941, donde revitalizó la cerámica típica granadina. Algunas de sus piezas se muestran en el Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla y participó, junto a su familia en "numerosas restauraciones" de monumentos históricos. Entre ellos destacan piezas del Monasterio de San Jerónimo y la Alhambra, según se reseña en la Guía de la Maestría Artesana de España.

Desde su fundación el alfar, ubicado en Monachil, "elabora con los mismos métodos la misma cerámica que se ha adaptado a los tiempos modernos basculando de la producción de materiales de construcción (particularmente de tejas) a una cerámica granadina más elaborada y pintada, para uso diario o decorativo", señala la citada guía.

La familia Casares se ha especializado en la recuperación de piezas antiguas, de formas tradicionales como el cántaro de asa alta, o queseras del siglo XVIII. Su popularidad durante décadas ha sido notable y su puesto ha sido uno de los fijos en la Feria de la Alfarería que cada año se instala en el centro de Granada con motivo de la festividad del Corpus.

El alfar Blas Casares ha sido reconocido punto de interés artesanal por la Junta de Andalucía y Blas Casares Morales ostentó el título de Maestro Alfarero. Es el padre de Blas y Roberto, que han continuado con la saga de alfareros familiar con Hermanos Casares.

La misa funeral se oficia este lunes 8 de enero en la Parroquia de San José de Monachil.