Especial Granada Covid-19 | Bebés nacidos en el estado de alarma

La mayor alegría de sus vidas en el 'annus horribilis' de la pandemia

  • Trabajar en un hospital en la segunda ola, pasar el Covid-19 o ser padres primerizos solos: así lo han pasado dos parejas granadinas tras tener a sus bebés el primer día del estado de alarma

Gael junto a sus padres, Erika y John, y su hermana Elsa

Gael junto a sus padres, Erika y John, y su hermana Elsa / Antonio L. Juárez / PhotographersSports

La vida de los ciudadanos españoles cambió de la noche a la mañana tras la aprobación del estado de alarma el 14 de marzo de 2020 debido a la pandemia. Un día después, el primero con el régimen excepcional puesto en marcha, nacían los grananadinos Gael y Ángel. Los padres del primero, Erika López y John Fisher, recuerdan ese día "bastante normal dentro del caos que había". "Estaba asustada por la situación rara de ir a allí y no haber nadie por la calle. Entrar y sentarte a dos metros de la persona que te estaba preguntando porque ya se guardaba distancia. Todo el mundo estaba con mascarilla. Eso fue muy impresionante al principio", cuenta López, que insiste en reconocer la labor de las profesionales del Materno Infantil. "Fueron muy amables y me lo hicieron pasar tan normal", recalca.

Para esta madre granadina, ha sido "un año de todos los colores". "Hemos pasado por todos los estados de ánimo posibles. Ha ido mejorando poco a poco. Al principio fue todo duro tener el enano aquí sin poder presentarlo. Se hizo muy difícil el confinamiento con el niño recién nacido. No puedes darte tus paseos en el carrito. Había veces que no lo podíamos calmar de ninguna de las maneras", relata López, la cual echó en falta tener a sus padres cerca recién parida. Al cuidado de Gael se sumó también el de su hermanita, Elsa, de dos años. "La niña grande también estaba en casa porque la guardería estaba cerrada. No había tantas formas de desfogar ni de tranquilizarlo a él. Se nos hizo muy difícil porque estábamos con un nivel de ansiedad y a la tolerancia al llanto y a los despertares nocturnos un poco en estado de alarma", se sincera.

Gael nació el primer día del estado de alarma Gael nació el primer día del estado de alarma

Gael nació el primer día del estado de alarma / Antonio L. Juárez / PhotographersSports

No sólo se trataba del encierro en casa, sino de la situación en sí y la creciente cifra de fallecidos en tan poco tiempo. "Yo tenía tres grupos distintos de WhatsApp de hospitales donde había trabajado. Conforme yo parí, tres compañeros de mi hospital cogieron el coronavirus. Unos se dieron de baja, otros de mi edad los hospitalizaron con neumonía. Yo estaba asustadísima por si lo cogían mis padres. O de que lo cogiera mi marido al ir al supermercado. No podías salir a andar, a que te diera el sol en la cara, los problemas de la teta. Nos sobrepasó. No era una situación normal de base", hace memoria esta cardióloga del Hospital Santa Ana de Motril.

"Lo he vivido con una ansiedad terrible"

En plena segunda ola, la médica volvió a incorporarse al hospital. A la pena por no poder pasar tanto tiempo con sus pequeños también se sumó el hacer malabares para conciliar. Pero sobre todo, Erika tenía pánico a ir allí, volver con el virus y pegárselo a los suyos. "Lo he vivido con una ansiedad terrible. He tenido que pedir ayuda. Vivía en un estado de alarma constante. Por la pena de ver la situación así, la impotencia al escuchar a la gente que se había ido de fiesta. Tenía miedo de cogerlo, de no ponerte bien el EPI. En una guardia tuve un susto de contacto estrecho. Hasta los cinco días no te hacen la PCR. Estuve en casa cinco días llevando mascarillas hasta para dormir porque le daba la teta al niño. Finalmente salió negativo", admite la médica, que reconoce que "están acostumbrados a ver pacientes morir, pero no de una forma tan masiva en gente relativamente joven".

"Lo más duro ha sido este año de semiconfinamiento"

Ángel posa junto a sus padres y su perro en la terraza de casa Ángel posa junto a sus padres y su perro en la terraza de casa

Ángel posa junto a sus padres y su perro en la terraza de casa / Jesús Jiménez / Photographerssports

Los padres de Ángel, Cristina Granados y Manuel Martín, atienden al teléfono en altavoz. De fondo se escucha la risa de su bebé. "El año ha pasado volando. El niño gatea mucho y está empezando a andar. No para", comentan. Para Manuel, “lo más duro ha sido este año de semiconfinamiento". "Nosotros vivimos en Ogíjares y nuestros padres en Granada. Con las restricciones no nos podíamos mover. Algunos meses hemos estado solos", señala. Al principio, sobre todo, fue “duro” porque eran padres primerizos. "No podían venir nuestras familias y ayudarnos. El tema de lactancia es durillo porque no sabes lo que es es. Al final nos gustó estar solos. Nos hicimos más al niño y él a nosotros. Nos trajo calma y nos vino muy bien. Nuestras familias no lo vieron en persona los primeros meses de vida, pero gracias a la tecnologías lo podían saludar cada día", rememora Cristina.

La madre de Ángel recuerda haber estado muy tranquila horas antes de dar a luz. A las 18:00, los dos pusieron rumbo al PTS. "Ahora es lo más normal. Se nos hizo raro ver a la gente con mascarillas. Yo estuve con la mascarilla. Tener las contradicciones con eso puesto es agobiante. A él le dejaron entrar en el paritorio. Tuvimos la suerte de estar los dos juntos", recuerda. El bebé estuvo ingresado cuatro días más porque hubo mucho estrés en el parto y tragó líquido. "En la unidad de neonatos iban cambiando todos los días de protocolos. Pudimos entrar juntos a verlo un día, y al siguiente sólo podía entrar uno de los padres. Igualmente, los sanitarios se portaron súper bien", subraya. Sus padres pudieron llevárselo a casa el Día del Padre a modo de regalo.

Padres con coronavirus y muchas agallas

Ángel sonríe al jugar con su perro, al cual adora Ángel sonríe al jugar con su perro, al cual adora

Ángel sonríe al jugar con su perro, al cual adora / Jesús Jiménez / Photographerssports

Ambos han llevado bastante bien el confinamiento. Incluso han pasado el coronavirus. "Fue en enero. Ha sido como un resfriado largo con el añadido de perder el gusto y el olfato. Para lo que ha pasado mucha gente nos ha sido muy leve", aseguran. Entre los momentos más señalados de su calendario se encuentra el día que Ángel pudo conocer a sus abuelos (y no extrañaba porque parecía conocerles después de tanta videollamada). "Hace unos días lo llevé a un parque. Me subí al columpio con él. Tenía ganas de normalidad en ese ámbito", admite. Manuel aconseja a los nuevos padres que "tengan paciencia con la pandemia, que no ha acabado" y les desea "mucha esperanza. "Ha sido un año muy complicado para todos, espero que éste vaya mejorando", se despide.

Erika recuerda el día del parto con "mucha alegría, algo abortada porque te gusta que te visiten, presumir de niño y de alegría. Igual que quieres compartir las penas, también quieres compartir las alegrías. Es la alegría más grande de mi mundo". La cardióloga no deja de hablar de su niño, que es "pura luz, la alegría de la casa". "Ha salido así de sonriente. No extraña a nadie para haber estado encerrado tres meses. Ha venido para alegrarnos el año, que en todo lo demás ha sido horrible", remata esta madre granadina, que asegura que "ser padres será una experiencia maravillosa hasta con mascarilla".

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