Ayer y Hoy

Granada y sus comunicaciones

  • En 1850 las diligencias, los carruajes de cuatro ruedas con toldos o las galeras eran los medios de transporte existentes con los que los granadinos podían viajar hasta Madrid.

Las comunicaciones con el Madrid de la Corte eran en diligencia y se echaban tres días. El ferrocarril discriminó a Granada. Pero hoy he conseguido llegar a Calahonda sin pasar por Torrenueva. ¡Enhorabuena!

 

Nos consolamos al saber cómo se comunicaban nuestros tatarabuelos con los "pueblos comarcanos" leyendo al historiador archidonés Miguel Lafuente Alcántara, autor de esa monumental Historia de Granada a la que puso prólogo el propio Zorrilla. Estamos en 1850.

 

¿Cambiará la ciudad de Granada con la incorporación de la LAC? Y lo del Metro, ¿cómo va? Y lo del Ave, ¿sigue volando? Granada ha padecido desde siempre el problema de las comunicaciones con las provincias cercanas y hasta con su comarca. 

 

Las características geohistóricas obligaban a caminos de rueda y herradura. No se llevaban los túneles ni los viaductos. Bajar al puerto de Motril era una 'odisea' sorteando los caracolillos de Vélez o el angosto azud; comunicarse con la Alpujarra hasta Trevélez por Lanjarón y Órgiva era una aventura alpina; llegar a Málaga por la cuesta de la Reina era penoso; no digamos ir a Jaén por aquellos vomitantes puertos del Zegrí y Carretero; ir a Córdoba, Almería y Murcia era una osadía; y para ir al Madrid de la Corte había que pertrecharse especialmente. El ferrocarril llegó tarde y pensando sólo en la minería de capital extranjero. 

 

El Granada-Bobadilla se terminó en 1874. Para colmo, la política centralista de los borbones tampoco nos favoreció. Los políticos sacan pecho intentando convencernos de que "estamos mejor que antaño". Claro, ya no viajamos en diligencias ni portamos las mercancías en camellos. 

Para Granada-Madrid, dice Lafuente, había dos compañías de diligencias. El viaje duraba tres días y había que pagar por adelantado el transporte, el alojamiento en las posadas y las comidas, lo cual suponía un total de 36 reales. Había que sacar el billete previamente en la Compañía Diligencias Peninsulares, sita en la Fonda del León que estaba en la Plaza de Bailén (hoy Plaza de la Mariana). En verano seponía en servicio un carruaje de pasajeros llamado 'Hijuela' que iba a Bailén y desde allí, trasbordo para Madrid o Sevilla. 

 

También se podía ir a Madrid en unas galeras, carruajes de cuatro ruedas con un toldo por cubierta; este viaje era más económico pero muy lento y horrendo. El equipaje iba asegurado, excepto contra el robo a mano armada o incendio involuntario. En caso de que se perdiera una maleta, el seguro pagaba 200 reales; si era un baúl 300 y si era un barril 100. El viaje a Málaga era más cómodo. Se iba en diligencias tipo góndolas con once asientos y berlina. También se podía ir a caballo o en mulas, como en la Edad Media, por los llamados caminos de herradura que pasaban por Alhama y Vélez. 

En la Posada El Sol de la calle del Matadero y por el precio de 80 reales se podía sacar billete a Almería para viajar en una góndola de ocho asientos tirada por mulas. Te despachaba Rafael Barranco y la expedición duraba tres días. Pero peor era el viaje a Sevilla y Córdoba. Se solía hacer en las 'hijuelas' de las diligencias generales que llegaban hasta Bailén y ponían en comunicación las poblaciones de Loja, Osuna, El Arahal y Sevilla; y por otro ramal, a Antequera y Ronda.

 

Yo no sé por qué suspiramos tanto por llegar antes, cuando los granadinos estamos encantados. Hemos progresado de forma espectacular: tenemos LAC para la ciudad, estamos a un centímetro del Metro, se habla del Ave hasta en la sopa y yo he conseguidollegar a Calahonda sin pasarpor Torrenueva. ¡Enhorabuena! Sigue siendo nuestra patrona la Virgen de las Angustias.

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