La manifestación del Primero de Mayo ya está en marcha por la Gran Vía de Granada. La ciudad ha sido escogida como el acto central de la jornada por los principales sindicatos en Andalucía. Más de un millar de asistentes acompañan la comitiva que también cuenta con la presencia del alcalde de la ciudad, Francisco Cuenca, y del presidente de la Diputación, José Entrena.

Granada vuelve así a las calles para reivindicar la necesidad de subir los salarios, contener precios y alcanzar la igualdad con motivo del Día Internacional del Trabajador. 

La situación actual del empleo tras la pandemia, con los ERTE, cierres de negocios con la crisis y las consecuencias que se esperan por la subida de precios y los efectos de la guerra, hizo que desde las organizaciones sindicales convocantes se pidiera la participación de los granadinos. Los secretarios generales en Granada de CCOO y de UGT, Daniel Mesa y Juan Francisco Martín, respectivamente, presentaron hace unos días la convocatoira, respaldada este año por las Secretarias Generales de CCOO y UGT de Andalucía, Nuria López y Carmen Castilla.

Es un 1 de mayo, para los sindicatos, de orgullo y celebración por todo lo conseguido durante los últimos años -reforma de las pensiones, subida del SMI, reforma laboral…-, ya que sin la movilización no habrían sido posible. Pero también hay reivindicaciones pendientes, como la necesidad de acordar la segunda parte de la reforma laboral para continuar creando empleos dignos y mejorando la calidad del despido; e impulsar que aumenten los salarios y se mantenga el poder adquisitivo de la clase trabajadora ante el continuo aumento de los precios, ya que con la inflación tan alta, si no se suben los salarios o las pensiones, conforme al IPC, se producirá un empobrecimiento de la mayoría social.

Se hacen también dos reivindicaciones urgentes: la contención de los precios y la subida de los salarios. Es imprescindible garantizar el poder adquisitivo de los hogares, especialmente de aquellos con menos recursos, de ahí la importancia de las subidas del salario mínimo interprofesional (SMI) y de las pensiones referenciadas al incremento del coste de la vida, en un momento en el que elementos básicos de la cesta de la compra como la electricidad, los carburantes o los alimentos registran fuertes subidas de precios, empeorando las condiciones de vida de la población.