Si hay un poema que se identifica con Granada de forma universal es el Dale limosna, mujer, / que no hay en la vida nada / como la pena de ser / ciego en Granada. Una composición que se saben todos los granadinos, que se aprenden los visitantes y que está recogida en muchos souvenirs, placas y composiciones de la ciudad. Oficialmente estos versos están grabados en los muros del jardín de los Adarves, al pie de la Torre de la Vela, puestos allí en 1957 por Gallego Burín cuando era director general de Bellas Artes.

Francisco de Icaza.

Su autor fue el poeta mexicano Francisco de Icaza y Beña, nacido en 1863 y que murió en Madrid en mayo de 1925. Además de poeta, era crítico, historiador y padre de la novelista Carmen de Icaza. 

La presidenta de la comisión de Presidencia, Ana Muñoz, ha confirmado el homenaje, del que se darán más detalles en la próxima Comisión de Honores y Distinciones de la ciudad. A sido a preguntas del concejal no adscrito Sebastián Pérez, que ha dicho que le informaron en Madrid del futuro homenaje, al que se invitará a familiares y descendientes, y del que ha pedido más información, que sea consensuado y que pase por la comisión pertinente.

Según Muñoz, la familia de Icaza se puso en contacto con el equipo de Gobierno asegurando que iban a tener un viaje y que estarían en marzo en Granada, "lo que nos ha parecido buena ocasión para homenajear al autor del poema más universal de Granada". 

Carmen de Icaza, hija del poeta, y Antonio Gallego Burín, entonces alcalde de Granada, en la colocación de la placa en la Alhambra.

La relación de Icaza con Granada le vino por su esposa, Beatriz de León y Loynaz, a la que casi doblaba en edad. Ella, aunque había nacido en La Habana, se crio en Granada y era sobrina de María del Pilar de León y Gregorio, marquesa de Squilache.