Granada registra desde hace cinco años índices de lluvia por debajo de lo normal

Tiene que llover más. Así de sencillo. El pasado 30 septiembre se cerró el año hidrológico -que se cuenta de octubre a septiembre, como los cursos- y el balance no deja mucho lugar al optimismo. Una vez más, suspenso. Por quinto año consecutivo no se ha llegado al índice de pluviosidad que se considera normal para esta zona (según lo que se denomina isoyeta anual), que está fijado en los 500 litros por metro cuadrado.

De hecho, en los últimos doce meses cayeron sólo 320 litros por metro cuadrado, según los datos de la Estación de Mantenimiento de Agua Potable de Lancha del Genil, facilitados por Emasagra. Pero lo inquietante no es la cifra aislada de este año. Lo que verdaderamente preocupa es que ya son cinco los años consecutivos en que el índice se mantiene por debajo de los 500.

En el año hidrológico de 2003 a 2004 el índice ya cayó de los 584 litros por metro cuadrado recogidos el año anterior a los 416, pero entonces las reservas estaban colmadas. Sin embargo, del 2004 al 2005 tuvieron que hacer frente a un año extremadamente seco, donde sólo cayeron 154 litros por metro cuadrado y ahí es donde se considera que comenzó la sequía.

En los tres años posteriores no ha vuelto a darse un año tan malo, pero tampoco la situación ha remontado. El índice de pluviosidad se ha mantenido por debajo de los 400 litros por metro cuadrado, con lo que se puede considerar que no se ha cerrado el ciclo de sequía. "Entramos ya en el que puede ser el quinto año de sequía, que es mucho, aunque en principio esperemos que en esta temporada sí llueva, claro, la esperanza siempre hay que tenerla", comenta el gerente de Emasagra, Antonio Navarro.

¿Hay que preocuparse? Sí y no. Por supuesto que es necesario que llueva y que los pantanos engrosen sus reservas, pero por ahora el consumo está garantizado, explica el gerente. "Aunque este invierno sea malo, no harán falta resticciones. Si hay un quinto año de sequía, estamos preparados para afrontarlo", asegura. Y lo que hace esto posible es el acuífero, explica: "Si no fuera por los pozos, ya habría restricciones a estas alturas". Eso sí, sería más conveniente reducir el uso de esta fuente, continúa Navarro: "En un principio se construyeron como recurso de emergencia y ya se han convertido en un recurso complementario". Habrá que esperar a ver qué tal tratan a Granada las precipitaciones durante los próximos meses, para ver si es posible darles un respiro.