Granada resiste la debacle de los aeropuertos

La crisis de la navegación aérea, el baile de destinos, las idas y venidas de nuevas compañías, su utilización como arma arrojadiza entre las administraciones, unas malas comunicaciones... Hasta la fecha, el aeropuerto Federico García Lorca de Granada y Jaén ha sido capaz de sobrevivir en unas condiciones poco deseables, pero ahora que otros aeródromos están entre la espada y la pared -los casos más alarmantes son los de la terminal privada de Ciudad Real, que cerró hace unos días, y Reus, que se queda sin vuelos tras la marcha de Ryanair-, cabe preguntarse si la terminal granadina tiene futuro a medio y largo plazo.

En los últimos años, antes y después de que Ryanair eliminara todas sus rutas en abril del año pasado, los paneles informativos del Federico García Lorca han sumado y restado compañías y destinos con relativa frecuencia. En 2008 desaparecieron los vuelos a Roma y París de Vueling, la conexión con la capital francesa que operaba Transavia y una de las rutas de Spanair. Después llegó la eliminación de cuatro de las seis rutas de Ryanair (Londres, Liverpool, Madrid y Girona), seguida meses más tarde por la supresión de las conexiones a Milán y Bolonia de la compañía irlandesa. Desde entonces, ha habido varios movimientos. A partir de febrero de 2010 el aeropuerto granadino recuperó la ruta a París de Vueling (que ya ha desaparecido) y Transavia también volvería a probar suerte en octubre, manteniendo hasta la fecha la conexión con el aeropuerto de Orly.

La penúltima en incorporarse a la programación de Granada fue la aerolínea italiana de bajo coste Blu-Exprés.com, que el 22 de abril de este año inauguró una ruta con al aeropuerto Fuimicino de Roma. Sin embargo, apenas seis meses más tarde y ante la falta de acuerdo con la Diputación, la aerolínea decidió dejar de operar el 1 de noviembre, aunque queda abierta la posibilidad de que vuelva durante la temporada de verano. Además, a partir de diciembre se incorporará la nueva conexión a Madrid de la compañía Helitt.

Si algo queda claro de estos flujos de entrada y salida de compañías son dos cosas: que el aeropuerto sigue 'llamando' a las aerolíneas, por mucho que la crisis se empeñe en poner las cosas difíciles; y que hoy en día el aeródromo granadino es bastante menos internacional que antes. En su época de mayor esplendor, el Federico García Lorca de Granada y Jaén llegó a contar con seis destinos internacionales, a los que había que añadir otras tantas conexiones con aeródromos españoles. Ahora, sin embargo, la situación es muy diferente.

Según la información facilitada por Aena, tras la supresión de la ruta a Roma operado por Blu-Express.com, la programación para la temporada invernal incluye 10 destinos: Barcelona, Bilbao, Gran Canaria, Ibiza, Madrid, Melilla, Palma de Mallorca, Tenerife (norte y sur), París y Zurich. De ellos, sólo cinco son regulares. Y ese escueto listado sólo contiene un destino internacional: París, que sigue siendo operado por Transavia.

Pese a todo, la situación de Granada no es tan grave como la de otros muchos aeropuertos españoles, que ven amenazados su supervivencia por la fuga de vuelos. De hecho, la información de destinos incluida en la página web de Aena revela que hay al menos una decena de terminales que, por el momento, cuentan con menos destinos regulares que Granada. Es el caso de Albacete, Badajoz, Burgos, El Hierro, La Gomera, Melilla, Menorca, Pamplona, Salamanca o San Sebastián.

Además, pese a que los últimos años se han caracterizado por una sangría del número de viajeros, el aeropuerto de Granada puede presumir de haber rozado en 2010 el millón de pasajeros (en concreto, 978.254). Pero no hay que perder de vista que la crisis ha condicionado sobremanera los resultados de la terminal. En 2010 el tráfico de pasajeros fue un 17,2% inferior y, aunque se ha moderado, la pérdida de viajeros sigue siendo la tónica de este ejercicio. Entre enero y septiembre llegaron al Federico García Lorca 676.402 pasajeros, un 10,7% menos que en el mismo periodo del año anterior.

Pero también es cierto que, al comparar, el aeropuerto de Granada no sale tan mal parado. Los aeropuertos de Girona (con una caída del 36,3%), San Sebastián (-12,3%), Pamplona (-17,9%), Badajoz (-10,8%), Salamanca (-15,6%), Vitoria (-42,9%) o Logroño (-33,1%) son bastante más alarmantes.

Aena apunta, además, que los cambios en la programación de vuelos que ha registrado Granada son habituales con los cambios de temporada, por lo que no hay que descartar que a partir del último fin de semana de marzo se incorporen nuevas aerolíneas y nuevos destinos. "Con el cambio de temporada suele venir también un cambio en la programación, tanto desde el punto de vista de las rutas como de las frecuencias con las que se operan. El motivo no es otro que la modificación que se produce en el perfil del viajero y en la manera de viajar. No se viaja igual en verano que en invierno; en los meses estivales se dispone de periodos vacacionales mucho más amplios y la gente suele tender a buscar destinos diferentes", explican fuentes de Aena, que matizan que "como las compañías son conscientes de ello, adaptan sus programaciones a la demanda de la nueva temporada".

Además, Aena sigue apostando fuerte por el aeropuerto granadino, con el objetivo de hacerlo más atractivo para las compañías aéreas y sumar nuevas rutas a la oferta de vuelos de Granada. Desde el año 2000, Aena Aeropuertos ha invertido cerca de 56 millones de euros para acometer las mejoras necesarias "para poner a disposición de los usuarios del aeropuerto (compañías aéreas y pasajeros) un servicio y unas infraestructuras de la máxima calidad".

Pero la optimización de la infraestructura aeroportuaria no es el único frente en el que trabaja Aena para hacer más apetecible el aeropuerto de Granada. Quizá el más importante sea la rebaja de las distintas tarifas que tienen que abonar las compañías, sobre todo porque los motivos económicos siempre son la excusa con la que las aerolíneas argumentan su marcha de las terminales. Este año, según informan fuentes de Aena, las tarifas del Federico García Lorca de Granada y Jaén se han reducido un 8,4% en comparación con las de 2010. Esta medida sólo se ha adoptado en los aeropuertos medianos y pequeños, "de modo que han incrementado su competitividad en comparación con los grandes". De hecho, Aena apunta que para una compañía aérea volar desde el aeropuerto de Granada es un 32% más barato que hacerlo en otro de mayor tamaño. Respecto a la navegación aérea, la rebaja de las tarifas aprobada en el presente ejercicio es del 7,8%, a la que se sumará otra del 7,2% en 2012. Además, el año que viene también se recortarán en un 51% las tarifas que se cobran a la aviación general (vuelos privados).

La estrategia de Aena también es más proactiva. El ente estatal cuenta con un departamento destinado a la realización de estudios de mercado y el análisis y la localización de rutas con posibilidades de desarrollo comercial. De ahí que, además, la política de Aena incluya los contactos con compañías aéreas y la asistencia a ferias sectoriales para presentar a las compañías las oportunidades de negocio y los aspectos técnicos del aeropuerto.

"Todas estas actuaciones responden a la convicción de que este aeropuerto tiene mucho futuro. Estamos hablando de unas instalaciones por las que pasaron cerca de un millón de pasajeros durante 2010. Por otra parte, no hay que perder de vista el potencial de desarrollo turístico que tiene el enclave del aeropuerto. La oferta cultural, monumental y de sol y playa de la provincia de Granada es difícilmente igualable", indican fuentes de Aena. Además, Granada tiene una gran ventaja respecto a otras terminales cuyo futuro está en entredicho: la diversidad. "Si ese análisis futurible se plantea desde la perspectiva de las compañías aéreas que operan en el aeropuerto, habría que subrayar que se trata de una oferta diversificada. Es decir, que la actividad del aeropuerto no depende en exclusiva de una aerolínea". Por mucho que cambiaran las cosas, la marcha de Ryanair no empujó al borde del precipicio al aeródromo granadino. Y eso es algo que no pueden decir todas las pequeñas terminales repartidas por el territorio nacional.