ayer y hoy

La Granada romántica nunca muere

  • Granada es bonita, no la maltratemos

  • Fue una de las ciudades más piropeada por los escritores románticos

  • La Alhambra, la Sierra, la Vega, sus paisajes, sus gentes fueron fuentes de inspiración

Vista general de Granada.

Vista general de Granada. / J. L. D.

Se acerca la primavera y Granada se vuelve romántica. Aunque de los piropos bonitos no se come. Tal vez por eso Carlos Cano decía aquello poco romántico de Marcelo, que los paraos quieren currelo. No fueron sólo los poetas; también músicos, pintores, fotógrafos, novelistas encontraron en su historia, en sus monumentos, paisajes, mujeres y hombres castizos, motivos suficientes para alabar sus bellezas. No hay mayor pena que la de ser ciego en Granada, decía Icaza. (Ver mi artículo El ciego de la Puerta de la Justicia, en Granada Hoy, 2011).

A pesar de ser paraíso cerrado para muchos, abierto para pocos; para el granadino Soto de Rojas. Y un viejo rockero, Miguel Ríos, siempre añora volver a Granada, vuelvo a mi hogar. La Granada romántica nunca muere. O no debiera morir.

Martín Morales. Proclamación de la Primavera. Martín Morales. Proclamación de la Primavera.

Martín Morales. Proclamación de la Primavera.

Algunos la trataron como a una novia: si tú quisieras, Granada/contigo me casaría. Así decía el viejo romance Abenámar. Otros, como a una viuda abandonada; Chateaubriand en El último Abencerraje dice que Aben Hamet encontró a Granada desierta, abandonada, viuda, solitaria, tras la conquista cristiana; pero se enamoró de una cristiana, doña Blanca de Vivar.

Víctor Hugo en Las Orientales se queda tan fascinado que dice esto: no hay ciudad que sin locura / disputar pueda a Granada / la palma de su hermosura.

Citas de los románticos. Citas de los románticos.

Citas de los románticos.

Tal vez fue Ganivet el que la bautizó de la forma más sencilla poniéndole apellido, Granada la bella. Se sintió orgulloso de ser granadino, no tanto de algunos granadinos; no nací en ningún villorrio -dice- sino en Florencia. Y es cierto, porque Granada en un tiempo se llamó Municipio Florentino Iliberritano.

Teófilo Gautier en su Viaje por España, paseando por el Zacatín y la Plaza de Bibarrambla, se queda obnubilado ante la mujer granadina. Le encanta verla con mantilla y claveles, desnudos sus brazos manejando el abanico, asomada al balcón, oyendo la guitarra o pelando la pava en una reja.

Pedro Antonio de Alarcón retrató a nuestras preciosas mujeres en su obra La Granadina. Cuando Juan Valera viene a estudiar al Sacromonte se queda impresionado. Escribió una novela protagonizada por dos granadinos: Mariquita y Antonio. A él lo viste de corto con zahones y muletillas de plata, botines bordados y sombrero calañés; a Mariquilla le pone zarcillos de coral, saya negra y pañuelo de tafetán encarnado. Tal vez sea Valera el inspirador del tópico “todo es posible en Granada”, cuando dejó escrito: “En Granada puedes verlo todo, lo ideal y lo irreal”.

Qué bonita es Granada, por Miranda. Qué bonita es Granada, por Miranda.

Qué bonita es Granada, por Miranda.

Martínez de la Rosa en uno de sus poemas dedicados a Granada, El recuerdo de la Patria, dedica a la piel morena de nuestras mujeres hermosas palabras: Doncellas las del Genil / vuestra tez oscurecida/no trocara/por los rostros de marfil/que Albión envanecida/me mostrara.

Dicen los románticos que el paisaje de Granada no solo huele sino que también suena. Castelar que tanto se inspiró en Granada, dejó escrito en La cuestión de Oriente la expresión “rumor de la vega”; con un significado parecido al que refirió Manuel de Falla cuando dijo: en ninguna parte del mundo suena el paisaje como en Granada.

No podía faltar el poeta Zorrilla que en su impresión de la ciudad en 1845 quedó sorprendido: Dejadme que embebido y extático respire / las auras de este ameno y espléndido pensil. /Dejadme entre los brazos del Dauro y del Genil.

Unos años después Alarcón en su poema El suspiro del moro (1867) se expresaba así: Era Granada…rica y prepotente, /… Llamábanla Damasco de Occidente. Para Agustín Lara era Granada tierra soñada, y el popular tanguillo de La Reja dice lo de Quiero vivir en Granada.

Sí, pero también el humorista Miranda se quejaba, ¡Qué bonita es Granada! Cuando la terminen. Y cuando unos, hunos y otros dejen de maltratarla, añadimos nosotros.

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