Covid-19

Granada se sigue poniendo la mascarilla

  • El primer día sin la obligación de llevar cubrebocas al aire libre solo ‘llega’ a los jóvenes

Un grupo de personas de diferente edad sin mascarilla en Puerta Real

Un grupo de personas de diferente edad sin mascarilla en Puerta Real / María Álvarez (Photographerssports)

El primer día sin mascarillas obligatorias en Granada no pareció tal. De hecho, había que esforzarse en encontrar a personas que no llevaran un cubrebocas puesto ayer por la ciudad. Ya fuera por efecto placebo, por precaución, costumbre, o directamente por no fiarse del virus, a los granadinos les costó deshacerse de lo que para muchos incluso se convirtió en un complemento a su ropa diaria.

Quienes más descaro mostraron para cumplir con la nueva norma fueron, como siempre, los más jóvenes. Ya fuera por grupos o de forma individual, fueron los primeros en querer verse las caras de nuevo en público. Eso sí, la mayoría la tenían en la mano, bajada, o anudada al codo. Alain, con su patineta (o ahora más modernamente llamado skate), subía Recogidas en la tarde de ayer con su amigo Javier, ambos destapados, aunque él ni tenía el tapabocas a mano: "Ya lo hacía antes aunque cuando había poca gente". Su acompañante la tenía en la barbilla y era algo más prudente: "La seguiré llevando por mi familia aunque cuando no haya gente me la quitaré". Un poco más adelante, Fátima iba con prisa hacia el trabajo. Una FFP2 rosa le cubría el rostro y las gafas de sol impedían ver sus ojos. Ella no está vacunada por lo que a pesar de no ser ya obligatoria quiere llevarla por "decisión propia".

Por dibujar la situación, en la puerta del Hotel Victoria, en un minuto se contabilizaron 21 personas sin mascarilla, todas con más pinta de adolescentes que veinteañeros, y 62 tapados, la mayoría de mediana edad y personas mayores, seguramente todos ya vacunados.

Lucía, de unos 50 años, está inmunizada y sí ha decidido no llevarla en espacios abiertos, aunque "sí en interiores", donde "la gente se la está poniendo". Aun así tiene sus "reservas" ante la medida, pero que como es alérgica le ha venido bien llevarla este tiempo. Fuera de las grandes calles del centro había más libertad. La proporción podría ser del 50% de mascarillas fuera. Así estaba Elisa, que si ve la calle vacía se la quita. " Tenía ganas como todos, pero hay que seguir porque ya hemos llegado hasta aquí, hay que terminar", dijo.

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